Pero qué me narras Vandal... los archivos en este país son públicos y de libre acceso, es la ley europea y española, no te pueden negar acceso, no te pueden poner pegas y no tienen ningún derecho a marearte y que no me vengan con el cuento de la falta de fondos para tener un archivero porque luego para que el Alcalde se vaya de comilona sí hay dinero.
La única razón para negarte un documento es que:
a) sea muy valioso, nadie te va a dejar toquetear alegremente el Liber Testamentorum de la Catedral de Oviedo. No pasa nada, para eso hay facscímiles.
b) esté en mal estado, si se desintegra en las manos o algo así. Normalmente suelen hacerles un escaneo o foto y eso sí te lo dejan ver. Aunque yo he abierto cajas recién llegadas al archivo diocesano desde una parroquia y me encontrado ratones muertos y gusanos puaj!
c) que contenga datos sensibles de otra persona o entidad (caso de expedientes sanitarios por ejemplo), para eso tenemos una Ley de protección de datos pero sólo para documentos recientes. Datos con más de 100 años no están protegidos por la ley y mucho menos si son de tu familia.
Tanto de la administración como eclesiásticos, me da igual, tienen la obligación de darte la información. Sobre todo porque no les esás pidiendo que te den datos de Perico el de los Palotes, quieres la partida de bautismo de tu abuelo y tienes derecho a ella.
Situación dantesca que me sucedió hace un año. Urgencias en el hospital tras la intoxicación de algunos amigos por un marisco en mal estado en una cena del Colegio de Abogados de Gijón (mi madre es abogada). Un señor le pide amablemente a un administrativo su expediente médico porque se muda de ciudad y se lo quiere llevar al nuevo hospital y va el administrativo y se lo niega!
Yo pasaba por allí, y una es muy pacífica pero no había tenido buena semana por culpa de algo parecido en un archivo municipal, así que de repente lo vi todo rojo
agarro por la pechera al funcionario y le suelto de memoria (estaba haciendo los ejercicios de ese tema del máster precisamente) los artículos que vienen al caso de la ley de archivos y la ley de protección de datos. Al chaval le entró por una oreja y le salió por otra así que dije "vamos a ver si a esta gente le hace caso" y me vuelvo de la sala de espera con 4 abogados, el director del Colegio de Idem y 3 jueces que me apoyaron en mi reclamación.
Ni así! Tuvo que venir el Director del Hospital y entre todos le sacamos los colores hasta que accedió a tramitar el traslado
Mi expediente sanitario es MIO, mis datos, los de nadie más, y yo amablemente se lo cedo a un hospital para que hagan mejor su trabajo pero NO es su propiedad, es mio y hago con él lo que quiera. Lo mismo en un banco, cuando rellenas la famosa casilla que dice que les das tus datos y ellos te pueden mandar publicidad y se comprometen a cumplir la ley y no dárselos a nadie más, queda muy claro que CEDES tus datos, no regalas. Igual en el INEM, en el ayuntamiento, en la universidad... no dejéis que os tomen el pelo y dejar bien claro que conocéis la ley y que si no os facilitan acceso es porque son unos ignorantes y unos vagos.
El problema es que los funcionarios en este país acceden a su puesto después de estudiar un montón de chorradas que no les sirven de nada y soltarlas como papagayos en un examen. Nadie les pide que las comprendan.
Kalistenes en Asturias los párrocos no guardan los libros en su parroquia excepto los más recientes. Todo lo anterior a los años 50 o 60 lo reclamó el Archivero (ya os he dicho que la labor de don Agustín es impagable) y se guarda en el Archivo Diocesano en cajas, todo muy bien clasificado. Hace menos de un año se trasladó el archivo a unas nueva dependencias con más espacio y más
modernas, antes era una sala cavernosa con 4 mesas, poca luz y un frío que pelaba. Cualquier libro que aparezca metido en un baul despistado en una parroquia tiene que remitirse a la mayor brevedad posible al Archivo. La verdad es que tenemos mucha suerte en ese sentido.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.