Libros de horasLibros de oraciones para laicos desarrollados a partir de los breviarios. Tuvieron gran éxito en la baja Edad Media siendo ilustrados con gran lujo. Contienen un calendario con las festividades del Señor y la Virgen María, lecturas de los cuatro Evangelios, el oficio mariano, oraciones para la Santa Cruz y el Espíritu Santo, el oficio de pasión y el oficio de difuntos. Se ilustraban con el máximo esplendor porque se consideraban imprescindibles para presumir o aparentar delante de los demás al ir a misa. Hay muchísimos, aquí va una selección, aunque indiscutiblemente empezaremos por el duque de Berry que se hizo 18 de estos lujosos manuscritos, yo he escogido tres libros (no le gustaba aparentar ni nada): Muy Bellas Horas, Muy Ricas Horas y Pequeñas Horas.
Muy Bellas Horas del duque de Berry. El nacimiento de Cristo y el anuncio a los pastores. San Gabriel aparece en la C capitular. Confeccionado hacia 1380 en París. Fue uno de los primeros encargos del duque que se lo cedió a su tesorero, Robinet d'Estampes, que lo vendió por partes.
Las Pequeñas Horas del duque de Berry. 1372-1390. París. Varios miniaturistas: Jean le Noir, Jacquemart de Hesdin, los hermanos Limburg y otros dos sin identificar. Este fue a parar como regalo a la mujer del tesorero (esta pareja se montó en el dólar gracias al duque)
En la imagen el duque sale a pie de una ciudad, envejecido y canoso, viste un abrigo negro con bordados y una gorra de piel con solapas. Va acompañado de su mariscal mayor, séquito y un galgo. El duque es el personaje principal mientras que el ángel, al que se supone que corresponde la oración, apenas se le ve. Esta miniatura es de uno de los tres hermanos Limburg.
Las Muy Ricas Horas del duque de Berry. Este es celebérrimo. 1410-1416. Los miniaturistas fueron Paul, Hernnan y Jan Limburg.
La primea imagen es la cosecha del heno a orillas del Sena. Al fondo la trasera del Palais de la Cité y la Saint Chapelle en perspectiva realista. Los dos tejados puntiagudos rojos son la Conciergerie, aún visibles hoy. Sirve para ilustrar los meses del calendario igual que la segunda escena, una partida de caza con halcones en agosto, mientras los campesinos se bañan en el río. Al fondo el castillo de Étampes, una de las residencias del duque.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.