Como ya dijimos Enrique aspiraba a cruzar el río Somme exactamente en el mismo lugar que su bisabuelo, el antiguo vado romano de Blanche Taque, a unos 14 km y medio hacia en interior desde la desembocadura. La gran ventaja es que el vado es lo suficientemente ancho para que crucen 12 hombres a la vez. Pero las intenciones del monarca inglés también son evidentes para los franceses y dos días antes de su llegada ya están preparados para darles un "recibimiento".
El domingo 13 de octubre, a 10 km del vado, los ingleses capturan a un noble gascón al servicio de Carles d'Albret. Cantó como un ruiseñor al ser interrogado e informó que D'Albret estaba en Abbeville con un contingente de 6.000 hombres esperando obstaculizar su avance y que además había puesto barricadas en el famoso vado.
Una vista del río Somme.
Convencido de la veracidad del testimonio, Enrique reúne urgentemente al Consejo. Después de dos horas de debate se renuncia a la idea original y se decide buscar un paso más seguro y sin vigilancia río arriba. Y si hay que ir hasta la misma fuente del río, a 97 km de distancia, pues se va.
Es el mismo mapa que os puse antes, para refrescaros la memoria. Estamos en St. Valery y si veis la ruta que va a seguir Enrique, por poco no llega de verdad a las fuentes del Somme.
Este es el primer revés importante de toda la marcha y la moral de las tropas empieza a decaer. Es para ponerse a llorar puesto que desde su posición se podía ver el cabo de Gris-Nez a lo lejos, sabiendo que Calais estaba sólo a 20 km de ese punto, y ahora resulta que tienen por delante un camino largo e incierto, con raciones escasas y una batalla cada vez más probable. Por si fuera poco, no les epera un camino de rosas, las ciénagas se extienden ante ellos como una barrera impenetrable.
El ejército parte hacia el este, tomando el banco sur del Somme en dirección a Abbeville, la antigua capital de Ponthieu, que había reforzado poderosamente sus defensas.
El campanario de Abbeville, el más antiguo de Francia, construido en 1209, actualmente acoge el museo de la ciudad.
Aquí no hay una simple guarnición como en Harfleur, algunos de los más grandes nobles de Francia están apostados en la ciudad esperando por los ingleses: D'Albret, el mariscal Boucicaut, el conde de Vendôme, el almirante de Francia Jacques de Châtillon, el conde de Richemond que era hermano del duque de Bretaña o el duque Jean de Alençon. Advertidos de ello por el prisionero francés, los ingleses guardan una respetuosa distancia y deciden pasar la noche en Bailleul-en-Vimeu, a unos 5km al sur.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.