Alva VanderbiltAlva no pertenecía a una antigua familia de Nueva York. Su padre, Murray Forbes Smith, llevó a la familia de Mobile, Alabama a Nueva York en los 1850s. Alva, como las otras bucaneras, también fue enviada a Francia a estudiar y pulirse, regresando a los Estados Unidos después de la Guerra Civil. El padre no tuvo suerte en los negocios y en algún momento en los 1870s, la casa familiar tuvo que admitir pensionistas para mantenerse.
Fue Consuelo Yznaga quien presentó a Alva al que sería su esposo, William K. Vanderbilt, quien era el nieto del famoso Comodoro, fundador de la fortuna familiar basada en ferrocarriles. El comodoro habrá sido un gran empresario, sin embargo, era uan persona sin educación y sin maneras, famoso por usar malas palabras hasta el día de su muerte.
El padre de William K., William H., duplicó la fortuna y estableció una imagen más acorde coleccionando obras de arte, sin embargo, no estaba interesado en la vida de sociedad de NY.
William Kissam VanderbiltAlva al casarse con William K decidió que finalmente su familia debía recibir la atención de la sociedad neoyorquina y equipada con agresividad, determinación y ambición puso todos sus esfuerzos para lograr ese objetivo. Su asalto empezó con la construcción de la mansión más fastuosa jamás construida en la ciudad. La reproducción de un chateau francés en la Quinta Avenida. La decoración fue traida de Europa, muebles, antigüedades, obras de arte, tapicerías. Una gran fiesta con la asistencia de su mejor amiga, Consuelo, Duquesa de Manchester, fue organizada para la inauguración de la casa.
El gran baile de los Vanderbilt pasó a la historia y convirtió a Alva en la nueva regente de la sociedad neoyorquina. Y marcó también a la nueva generación de herederas que se lanzarían a conquistar títulos con sus dólares.