Doulce de Provence escribió:
Escribiendo a un genealogista espanhol de la "guardia vieja" le comente que despues de haber leido "Yo Cayetana" me quedo la mas que sospecha que su padre, el duque de Alba, habia sido no solo anglofilo rabioso sino germanofilo y

hitleriano. Me contesto diciendo: "conoci al duque de Alba y si, era hitleriano, pero es que en esas epocas de horror al monstruo comunista, TODOS lo eramos"

Me permito poner en duda la afirmación, tan tajante, del genealogista español de la vieja guardia, Doulce. Yo creo que NO TODOS eran hitlerianos ni de lejos. Precisamente, en estos días he estado leyendo una historia de esas de cientos de páginas profusamente documentadas sobre el Holocausto y al hacer la típica exposición previa de lo que sucedió en la Alemania de entreguerras, los autores señalaban que en una primera etapa, los alemanes nacionalistas y conservadores, profundamente resentidos por la teoría de la derrota debida a puñalada por la espalda en la Primera Guerra Mundial y tremendamente dolidos por las durísimas condiciones a la paz que se les habían hecho tragar en el Tratado de Versalles, no fueron tan proclives al nazismo. Al menos, los más aristocráticos y la alta burguesía apoyaron más al partido Stahlhelm. Sólo los más exaltados tiraron hacia opciones que sonaban demasiado a provocaciones constantes y algaradas callejeras como el NSDAP. Hablo del principio, claro. Luego el NSDAP fue ganando presencia poco a poco y su fuerza se hizo avasalladora cuando los efectos de la Depresión del 29 acabaron por hundir a Alemania

Yo creo que en Inglaterra, por ejemplo, hubo quienes pudieron llegar a comprender el amargo rencor de muchos alemanes a las tremendas cláusulas del Tratado de Versalles. Un tratado de paz que no da al perdedor siquiera un pequeño resquicio para salvar algo de las ruínas de una guerra es un mal tratado de paz y una invitación a que vuelvan a estallar las tensiones en un nuevo escenario bélico. Y la gente bien informada, capaz de pensar y de debatir, se daba cuenta...el propio Churchill entendía que el verbo encendido de Adolf Hitler encontrase ahí un filón inagotable por lo que atañía a millones de alemanes. Pero no todos los aristocrátas y burgueses de postín europeos asustados ante un eventual avance comunista en Europa estuvieron por la labor de jalear a Mussolini o a Hitler. El consuelo que nos queda pienso que es precisamente ése...que no todos, ni siquiera casi todos, se dejaron arrastrar por el nazismo.