Secretos de la Alcoba Real. Del 27 de marzo al 3 de noviembre. Hampton Court Palace.Cinco colchones apilados hechos de materiales cada vez más lujosos conforme se avanza hacia la capa supeiror, el bordado intrincado de la colcha había tardado años en completarse, sin embargo... las chinches eran del tamaño de escarabajos.
Encima de todo estaba el rey - peluca en su lugar y maquillaje perfectamente aplicado - atendido por su séquito de sirvientes y listo para recibir a sus invitados del día.
En el extraño mundo de George II, la cámara real se había convertido en un lugar de espectáculo donde las abluciones del rey eran vigiladas de cerca por un público invitado que había recibido el último honor en la escala social de la Corte: ser recibido en persona por el propio rey mientras seguía su rutina de vestirse por la mañana, conocido como "
The King’s Rising". Por la noche, todo sucedía a la inversa y era conocido como la
Couchee.
Durante un extraordinario siglo, el dormitorio de estado se convirtió en el lugar más codiciado del palacio por los ricos y los poderosos. En su centro estaba la gran cama real, donde el monarca podía llevaba a cabo importantes funciones regias, así como muchas personales. Lo más extraño de todo es que estos hechos tenían lugar antes de las audiencias a cortesanos, políticos y miembros de la familia, convirtiendo la vida cotidiana del monarca en una gran actuación.
Este aspecto intrigante de la historia real será traído a la vida en
Los secretos de la alcoba real de Hampton Court Palace, una nueva exposición en los apartamentos de estado barrocos que da una visión reveladora de estos rituales de los siglos XVII y XVIII.
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Los visitantes de la exposición descubrirán que lejos de ser lugar de descanso y privacidad, la alcoba Estado fue la sede del poder - el equivalente a la sala de juntas de hoy en día - desde la que se realizaban los negocios del reino", dice Sebastián Edwards, comisario de la exhibición. "
Los acontecimientos que tuvieron lugar en y alrededor de estas camas tuvieron enormes consecuencias para la sociedad, la política y la historia. Los cortesanos se armaban caballeros, las guerras se negociaban, el matrimonio se consumaba y las amantes eran cortejadas, todo a la sombra de la cama real. "
Carlos II fue el primer rey inglés en utilizar una barandilla de cama en su dormitorio, diseñada para mantener a los visitantes a distancia, a no ser que el rey te invitase a pasar. El tallado de letras C, indica que perteneció a Carlos II y, posiblemente, a su nueva reina, Catalina de Braganza, que pasó su luna de miel en Hampton Court en 1662. Fue una luna de miel diferente a cualquier otra.
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Una de las damas que estaban en la habitación, en muy avanzado estado de gestación, era la amante de Carlos II, Barbara Villiers, embarazada de su segundo hijo del rey, cuando llegaron a Hampton Court para su luna de miel con la reina Catalina", dice Jo O'Neill, gerente en Hampton Court. "
Ella vivió con ellos en un apartamento en el palacio, donde más tarde obtuvo el título honorífico de ama de casa."
Charles era un poco mujeriego y tenía varias amantes a sus espaldas cuando invitó a la joven e ingenua Catalina a venir de Portugal y casarse con él. Era un secreto a voces que Bárbara estaba embarazada de él.
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Barbara le engatusó para tener un papel en el dormitorio de la nueva reina, donde asistiría a la esposa de su amante en la forma más íntima: vestirla, acostarla, pasaba todo el día a su alrededor", dice Neill, señalando que a la larga Barbara logró su objetivo final: ser pieza clave entre las damas de honor de Catalina. "
Ella fue ascendida con éxito, a pesar de que Catalina tenía todo tipo de rabietas y era muy infeliz. Pero Charles se puso del lado de su amante. "
Catalina abortó varias veces pero no tuvo hijos. A pesar de ello y de sus propias infidelidades Charles se quedó con su ella toda la vida.
Barbara Villiers no fue la única en servir a la esposa de su amante. Sesenta años más tarde, un primo en tercer grado de Carlos II, Jorge II, se vio envuelto con la intelectual Henrietta Howard. Henrietta fue uno de los personajes más interesantes que jamás haya vivido en Hampton Court. En una época en que se esperaba que las mujeres simplemente sirviesen a los hombres, ella era una anomalía total.
Llegó a Inglaterra desde Alemania en el entorno del futuro Jorge II y su esposa Caroline como dama de alcoba. Pronto buscó escapar de su intimidante marido Charles, quien trabajó en el dormitorio del futuro rey, al convertirse en la amante del príncipe, un cargo que mantuvo durante más de 20 años, a pesar de la personalidad tosca y aburrida de George, en completo contraste con la suya.
La reina decidió "aguantar" a Henrierra, reconocida amante de su marido, y mantuvo una estrecha vigilancia sobre ella, negándose a separarse de sus servicios personales en el dormitorio. Estos fueron a menudo exigentes y humillantes, como cuando la reina insistió en que Henrietta le sirviese su orinal de rodillas, e hizo su trabajo incluso cuando estaba enferma.
En 1724 el futuro rey le dio el dinero para construir una hermosa villa en Marble Hill donde finalmente escapó de su marido, viviendo allí durante casi 40 años hasta su muerte en 1767, después de que el rey se cansase de ella.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.