Así es el nuevo Rijksmuseum de Ámsterdam
www.hoyesarte.comDespués de 12 años de debates y polémicas, el próximo
13 de abril se inaugura la espectacular
remodelación del Rijksmuseum de Ámsterdam llevada a cabo por el estudio de arquitectura español Cruz y Ortiz. Por primera vez en la historia, el museo más importante de Holanda lleva a cabo una transformación total de su edificio y de su colección.
"Antes era un edificio laberíntico, oscuro, dramáticamente alterado con el paso de los años e incapaz de aceptar el gran número de visitantes que recibía. Ahora está irreconocible, hemos recuperado la esencia del edificio original", comenta Antonio Ortiz, uno de los arquitectos del proyecto.
El antiguo edificio realizado por el arquitecto holandés Pierre Cuypers se convierte ahora en un museo con una superficie de 30.000 metros cuadrados (12.000 de superficie expositiva), una entrada luminosa, un pabellón asiático, 80 salas, 1,5 km de recorrido, 5,4 km cuadrados de biblioteca, un restaurante, dos cafeterías para 500 personas y 14.418 metros cuadrados de jardín. Además se ha reconstruido la decoración interior original en los principales espacios expositivos del museo. El coste total del proyecto ha sido de 375 millones de euros.
Ciclistas y visitantes
El proyecto estuvo bloqueado durante años a causa de las protestas de la Federación Ciclista de la ciudad, que rechazaba el proyecto inicial ya que limitaba el paso de las bicicletas a través del corredor central del edificio, paso estratégico entre el centro y el ensanche de la ciudad.
Para superar esta dura oposición, los arquitectos tuvieron que diseñar una segunda propuesta, diferente a la que presentaron en su día al concurso internacional para la ampliación y remodelación del edificio. Aún así, esta segunda opción, consistente en reservar la nave central del pasaje para el paso de bicicletas, abriendo a ambos lados dos accesos al vestíbulo en el sótano del museo, no convencía del todo a los arquitectos, razón por la que diseñaron una nueva alternativa, ya definitiva, en la que el nuevo vestíbulo respeta la autonomía del paso de las bicicletas, conviviendo éstas con el público del museo, y colocando el acceso principal en la gran galería, lugar donde incialmente se proyectó.
Esta última propuesta, que da con el equilibrio entre visitantes y ciclistas, reserva la nave lateral del pasaje y la mitad de la nave central para el paso de las bicicletas, y separada por una barandilla ligera y transparente, la otra mitad se reserva para la entrada del público a través de un gran vestíbulo, eje vertebrador del Museo.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.