El otro premio de Teverga
El "Pueblo ejemplar" recibe a decenas de turistas un día después de la visita de los Príncipes, en una jornada de intensos chascarrillos
www.lne.esEn Teverga, todo el mundo ayer tenía algo que contar. Eran muchas historias que, en realidad, de tan similares, parecían sólo una: una conversación con el Príncipe por aquí, un apretón de manos con la Princesa por allá, tan cercanos, tan sencillos, y fotos, muchas fotos. Y, sin embargo, todas tenían la importancia que les concedían sus protagonistas, que era toda la del mundo. Y con razón, que la visita de unos Príncipes no se tiene todo los días.
Porque el paso de Felipe y Letizia por Teverga no sólo dejó el premio al "Pueblo ejemplar" de Asturias 2013, sino muchos más. Bastó un vistazo a bote pronto nada más llegar a San Martín para advertir, de entrada, que había más gente de lo normal. Casi todos, turistas. "Estamos a tope. Las reservas se han disparado", explicaba Álex Ardura, del bar La Chabola, en La Plaza, enfrente de la Colegiata. Era un domingo y con buen tiempo, sí, pero a la hora del vermú no se cabía. Terrazas llenas y chascarrillos todos los del mundo entre culín y culín. "Hemos venido a hacer el mismo recorrido que hicieron los Príncipes. Y yo, con tacones, como ella", explicaba María Nieves García, que había llegado desde Luanco junto a su marido, José Alfonso Sirgo. José Pérez, de Gijón, fue más claro: "Yo vengo por el morbo del día siguiente". Directamente. El "morbo" que le lleva a visitar, junto a su mujer, María Luisa Méndez, cada "Pueblo ejemplar" la jornada posterior a la visita de los Príncipes. Es ya una tradición. A Leonardo Martín y María Amparo Ceínos su casa les pilla un poco más lejos. Viven en Toledo y antes de emprender mañana el regreso han querido saber "cómo había quedado esto". "Y está fenomenal, se nota que por aquí pasó alguien importante", explicaban Isabel Fernández y Enrique de la Puente, de Oviedo.
Y era verdad. Los restos de la fiesta continuaban ahí, a la vista de todos. Las banderas seguían cubriendo las ventanas, la iglesia de la Colegiata mantenía su decoración y la placa conmemorativa del galardón recibía flashes y más flashes. Aunque las mejores secuelas de la celebración permanecían en la memoria de los teverganos. En la de Emilia Fernández, por ejemplo, la abuela de 98 años que logró llevar de Oviedo a Teverga a casi toda su familia en autobús. Emilia se deshizo ayer en elogios hacia sus siete hijos y también hacia todos sus nietos, bisnietos y consortes. "Gracias a ellos y a los Príncipes pude pasar un día especial en mi pueblo", aseguraba.
La de ayer fue una resaca de las buenas en Teverga. De las que prestan. A mediodía, se habían agotado los periódicos, tan cotizados ayer en los bares como las mesas.
En la taberna Narciso, su dueño, también Narciso, contaba que, finalmente, Letizia había probado en el pincheo los torreznos de tocino que antes, durante la visita, había rechazado. "Me lo había prometido y lo cumplió. Y le encantó, porque todos los que llevé se los acabaron", aseguró. En una de las mesas, José Antonio Fernández, el bibliotecario del pueblo, seguía de fiesta: "No pienso quitar las banderas de mi casa hasta que haya un nuevo "Pueblo ejemplar"". A su vera, entre vino y tapas de jamón, Mercedes Rodríguez recuerda su historia particular. El sábado volvió a ver de cerca al Príncipe 32 años después de la primera vez, un día de mayo, en Pola de Siero: "No debía tener más de 13 años y venía como dormido en el coche. Lo sé porque yo estaba embarazada", cuenta. Estaba embarazada de Alberto Martínez, hoy un chaval alto y fuerte aficionado a la caza. El sábado Alberto tuvo la oportunidad de entrar al pincheo con los Príncipes, después de los actos. "Se hicieron fotos con todos. Muy sociables y muy expresivos". "Estuve saludando a los Príncipes y quedaron sorprendidos por la acogida de este pueblo. Dijeron que les gustaría volver. Y yo creo que lo harán", apuntaba Pepe García, de La Posta, que tenía lleno su bar, con un tipo ruso tocando el acordeón y varios involucrados asando corderos. "La sensación que tuve cuando llegaron, sinceramente, es que llegaban a casa", explica Enrique Álvarez, el párroco del concejo, que espera que el dinero del pueblo "ojalá pueda dar trabajo a algún tevergano que lo necesite". El whatsapp, el sábado, tuvo mucha más actividad de lo normal. De ello da fe Alba Ardura, una joven que siguió por su móvil el recorrido de los Príncipes a través de los mensajes en su teléfono móvil. Tenía a gente infiltrada en distintas partes, que le iban avisando del paso de los protagonistas. Ella estaba en La Plaza, donde se celebró el acto institucional: "Vi a Felipe bastante más nervioso que a Letizia, pero todo salió a la perfección. Ojalá pudiera durar esto siempre".
El contrapunto lo puso gente como Pedro Ruiz y Chus Ruedas, dos madrileños que se desplazaron a Teverga el fin de semana sin saber qué iba a pasar allí. "Nos enteramos al llegar el viernes y decidimos irnos de excursión en bicicleta. Visitamos el pueblo el sábado por la noche, después de todo el barullo. Esto seguirá siendo igual de espectacular".
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.