Foro DINASTÍAS | La Realeza a Través de los Siglos.

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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 30 Oct 2013 12:15 
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(like) (like) (like) , aprovecho para pedir disculpas por utilizar tu espacio al realizar la pregunta a la querida Minnie
Ah casi me olvidaba también me gusta mucho el tema de Los Condé


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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 30 Oct 2013 21:26 
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Fabiola78 escribió:
(like) (like) (like) , aprovecho para pedir disculpas por utilizar tu espacio al realizar la pregunta a la querida Minnie
Ah casi me olvidaba también me gusta mucho el tema de Los Condé


No te preocupes, siendo como es Konradin, no le habrá molestado ni un poquito. Ha sido muy amable de tu parte, Fabiola. Quizá en unos días retome un par de temas, lo tengo en mente...

:thumbup:


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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 30 Oct 2013 23:18 
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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 31 Oct 2013 15:05 
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Casi me da un soponcio de tanta alegría Minnie :cheerleader: :mdr:


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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 31 Oct 2013 21:59 
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Minnie escribió:
Fabiola78 escribió:
(like) (like) (like) , aprovecho para pedir disculpas por utilizar tu espacio al realizar la pregunta a la querida Minnie
Ah casi me olvidaba también me gusta mucho el tema de Los Condé


No te preocupes, siendo como es Konradin, no le habrá molestado ni un poquito. Ha sido muy amable de tu parte, Fabiola. Quizá en unos días retome un par de temas, lo tengo en mente...

:thumbup:

No me molesta y me sumo a la turba enfurecida que festeja.

:bravo: :bravo: :bravo: :bravo: :bravo: :bravo: :bravo:

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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 14 Nov 2013 02:08 
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Bueno, retomamos... Legris ya nos presentó al famoso Sir Thomas, a quién pensaba ilustrar más adelante pero no modifica en nada la historia, gracias por cierto. :wink:

Sabemos que sus contemporáneos acordaban en que era una personalidad cuyo ego había sobrepasado su propio peso corporal pero, ¿qué más sabemos sobre él?

Inicialmente dada su particular historia, resta mucho sobre su físico, se lo describió como un hombre más bien compacto que alto, lo que por estos pagos llamaríamos “grandote” (sic), y según sus coetáneos era (…) “más hermoso que apuesto”, lo cual para mí es un tanto contradictorio. Un famoso historiador, McElwee fue un tanto más lejos que los demás permitiéndose dejar los eufemismos de lado para describirlo como un (…) “atleta alto y estúpido, con ricitos rubios y con gestos ligeramente afeminados y calculados para atraer la atención del rey”. McElwee se permitió incluso citar que Jacobo I tenía a bien aparecer en público con Lord Somerset, que le rodeaba el cuello con su brazo, llegando incluso a prodigarle besos, caricias, pellizcos mientras acariciaba su cabellera de manera constante.

Lord Somerset estaba en su cénit. A pesar de todos los títulos, oficios y beneficios otorgados, amén de su público cariño al joven Lord Somerset, el rey también le colmó de obsequios caros, entre los cuales se contaban:
- Un lingote de oro cuajado de diamantes.
- Un reloj de bolsillo de oro y plata grabado a sus armas.
- Y un retrato real de cuerpo entero cuyo coste fue de 300 Libras.

Cuando en La Corte se creía que la situación no podía adquirir ribetes más dantescos todo se complicaría aún más cuando un mero error administrativo (la propiedad en caso de quedar vacante pasaría primero al rey), le permitió al Rey entregar a Lord Somerset la propiedad de Sherborne Castle, que legalmente pertenecía a Sir Walter Raleigh, podrán imaginar que esto causó un revuelo de aquellos llevando a la misma desesperación a la esposa de Raleigh, quien se quejó de tamaña injusticia alegando que esto provocaría la ruina de su marido. Las súplicas y quejas elevadas al rey serían en vano, nadie se sorprendió cuando Jacobo I hizo caso omiso y repitió la misma injusticia cuando adjudicó las propiedades del escocés Lord Maxwell a su favorito, otra vez.

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Sherborne Castle ha llegado hasta nuestros días tal cual lo ven...

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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 14 Nov 2013 02:38 
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Como les conté, La Corte hervía a fuego lento, la gran mayoría no ocultaba que lo detestaba pero guardaba las apariencias para poder conservar el favor real… y la cabeza.

Robert Kerr comenzaría desde aquel entonces a encontrar obstáculos en su brillante camino, cortesía de los intrigantes, claro. Sir Robert Cecil, el ya anciano ministro de la difunta reina Elizabeth I, preocupado por el poder creciente del favorito, utilizó toda suerte de artimañas para frenarlo.
No era el único, el mismísimo Príncipe de Gales, Henry Frederick, hijo primogénito del Rey y supuesto heredero del trono anglo-escocés, no se privó de comentar abiertamente su antipatía hacia el personaje, animosidad plenamente compartida con su madre la Reina Anna-Dagmar (nacida Princesa Real de Dinamarca), lo que lo dejó como cabecilla de una poderosa facción cortesana que se alzaba contra Robert Kerr. Sin embargo la suerte estaba del lado de Lord Somerset, la Muerte pareció aliarse al favorito y le allanó el camino cuando, en 1612, desaparecieron de escena Sir Robert Cecil y el Príncipe de Gales, principales motores de la facción contraria al ascenso de Somerset. Muertos sus dos principales enemigos, Lord Somerset pudo conseguir, y de un modo absoluto, el favor del monarca.

En 1614, la situación había llegado a un extremo tal en la Corte que (…) “Ninguna habitación, ninguna petición, ningún negocio, ninguna cartera ministerial había en la que Robert Kerr dejase de meter mano”.

Para entonces Lord Somerset se había convertido en el personaje clave de la vida cortesana a través del cual todo tenía que pasar, se lo debía consultar y obtener su aprobación para que llegase a manos del Rey y obtuviera éxito. Era nada más y nada menos que el “Gran Visir” de Inglaterra. A los cortesanos no les quedó otra que contemporizar con situación, se veían forzosamente a “incentivar” las buenas disposiciones de Lord Somerset para que sus peticiones, demandas y negocios lograsen el éxito deseado y llegaran a buen fin, mediante “grandes recompensas” (sobornos disfrazados en regalos o donaciones monetarias, no se crean que el lobby como tal es un invento del siglo XX), ansiosos por logar cuestiones y favores importantes de parte del Rey. El mismo año de 1614 Lord Somerset sumó, a los que ya poseía, un cargo clave en el organigrame cortesano, fue nombrado Lord Chambelán; Jacobo I declaró sin ruborizarse a quién quisiera oírlo que amaba a Somerset (…) “por encima de todos los hombres”.

A pesar de todo lo que han leído, y de los celos que con razón generaba, Sir Robert Carr o Kerr era inocente de algo: no tenía ambiciones políticas y su influencia en tal materia fue más bien nula por no decir inexistente, lo cual no deja de sorprender cuando uno habla de un favorito. Un autor del siglo XVII, Michael Sparkes, escribió acerca del personaje que nos compete: (…) “No se puede leer acerca de nadie que haya sido tan gran favorito como Lord Somerset, como tampoco hubo ninguno que tuviera tan imprevista e inesperada caída”.

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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 14 Nov 2013 06:54 
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El paso en falso de Lord Somerset se produjo, como suele suceder, a causa de una mujer a quién Minnie ya nombró anteriormente y que va a dar mucha tela para cortar en este tema, la presentamos de una vez, ella s nada más y nada menos que…

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Lady Frances Howard, Condesa de Essex (1590-1633), luego Condesa de Somerset.

No sólo daría el paso en falso de meterse de lleno en un amorío con una dama de muy alta cuna, vedada para sí dados sus oscuros orígenes por ser el hijo menor de un desconocido noble escocés sino que había algo peor… La demana en cuestión, era, para colmo, ¡casada! Semejante lodazal terminaría por saplicar a la mismísima corona… pero vamos de a poco.

La dama en cuestión, como ya les mencioné, era Lady Frances Howard, esposa de Lord Robert Devereux, 3º conde de Essex, con el que contrajo primeras nupcias muy a su pesar por su familia a la tierna edad de 13 años. Como todas las Howard, creció mimada y consentida, lo que derivó también en cierta obstinación y natural impaciencia, dos defectos que una se puede permitir si nace en cuna de oro. Lady Frances era considerada una beldad morena, cautivadora y sumamente atractiva entre tantas damas rubias y pelirrojizas... ¿Les recuerda a alguien? Pista: Hizo caer a una religión entera, ¡exacto! Anne Boleyn.

No sólo se la tenía por una hermosura natural sino que había cierto dejo tenebroso en esta mujer, inquietaba a la par que hipnotizaba. Incluso entre sus enemigos se hablaba de ella con un dejo de temor y gran respeto, se la describió como (…) “una belleza de gran magnitud en el horizonte cortesano”.

Lady Frances, sin embargo, no estaba destinada a jugar el papel de la sumisa esposa y condesa de Essex, yaque puso sus pardos sobre el Conde de Somerset, si fue solamente el encanto del momento o pura ambición, no lo sabremos, inicialmente según sus coetáneos, su necesidad de escalar… no tenía límites.

Lord Somerset no tardaría en caer rendido al poco tiempo en sus brazos. Fue aún más lejos, se enamoró perdidamente. El hecho de que ella fuera una mujer casada era de por sí una contratiempo importante para ambos, así que la dama y su suspirante pretendiente empezaron a plantearse cuáles serían sus planes y estrategias para conseguir la nulidad matrimonial. Porque sí, ese era su fin último.
Existían dos formas, en aquella época, para conseguir el resultado deseado: el primero era probar que su marido era sexualmente impotente con ella (“Maleficium”), el segundo consistía en demostrar que su marido era impotente con cualquier mujer (“Frigiditatem”). Lo más creíble y veraz era ir por la primera opción, esto significa probar que el Conde de Essex nunca consumó el matrimonio por la falta de predisposición hacia su joven cónyuge, lo que en consecuencia se toma por "impotencia sexual". Para asegurar la correcta anulación matrimonial, Lady Frances alegó “Frigiditatem”.

En esta rocambolesca trama, los dos amantes se vieron inmediatamente respaldados por la familia Howard y por el Rey en persona, que se mostraba claramente a favor de esa alianza entre su favorito y el poderoso clan Howard.

El rey Jacobo I iría incluso más lejos, para allanar el camino a los dos amantes, el Rey, no vaciló en ordenar el encarcelamiento de Sir Thomas Overbury, abiertamente opuesto al divorcio de los Condes de Essex, en intimidar, presionar e incluso ¡amenazar! al Comité encargado de investigar el caso y, cuando el resultado amenazaba ser negativo en su veredicto, impuso la presencia de dos obispos en los debates. No era una apuesta menor de ninguna de las partes, como verán.

El resultado es predecible: a su debido tiempo, la anulación matrimonial fue concedida por 7 votos a favor contra 5 en contra, de esta forma, Lord Somerset y Lady Essex se vieron por fin libres para celebrar su matrimonio. En diciembre de 1613, los dos amantes se convirtieron en esposos en una ceremonia oficiada en la Capilla Real de palacio, y los gastos fueron asumidos por el Rey en persona, quien hizo acto de presencia como invitado preferencial.

La caída, y el despertar amargo del feliz sueño, de Lord (y ahora Lady) Somerset se daría apenas dos años después, en 1615.

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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 14 Nov 2013 17:11 
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:bravo: Enchufadísima :-D


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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 17 Nov 2013 23:12 
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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 25 Dic 2013 06:48 
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Encumbrado hasta las más altas esferas, siendo ya un hombre de alta posición y gran poder, Sir Robert Kerr gozaba de tanta influencia sobre el Rey como nunca ningún otro hombre (soñó ni) llegó a tener; la suficiente como para poder necesitar a un segundo a cargo, alguien de su confianza, su propio "favorito", este fue: Sir Thomas Overbury.

Imagen
Si bien ya no los presentó Legris anteriormente, otra miniatura de la que se desconoce el autor que representa a su persona.

Muchos autores cometen el error de dejar en la sombra a Sir Thomas otorgándole mayor protagonismo a Sir Robert llegando incluso a brindarle una sagacidad de la cual su biografía da larga cuenta que no poseía... Aclaraciones mediante, no seré yo quién siga esos pasos. Podemos afirmar sin ninguna duda que fue Overbury el responsable de todos y cada uno de los hechos que llevaron a Somerset a la cima del favor real, por supuesto que Sir Robert no era (tan) idiota, supo usar su belleza y galantía para ganarse el favor real pero sin los buenos oficios de Sir Thomas todo hubiera quedado en la nada.

Entre ambos lograron darle alas a las ambiciones de ambos, específicamente a las de Sir Robert, tomando Sir Thomas un más seguro y cómo lugar en las sombras alejados de la lenguas viperinas de la corte, quizá lo que sigue demuestra que la suerte estaba por acabarse; no contentos con lo que tenían quisieron picar más alto, juntos aspiraron a conseguir el poder político, el último escalafón que le faltaba a Sir Robert Kerr para completar su meteórico ascenso social. Pero no todo sería tan fácil.

Si bien el rey Jacobo I había elegido dejarse engatusar al comienzo pronto detectó algo más en esa peculiar relación llegado al grado de sentirse molesto con la presencia de Overbury en la intimidad de Somerset, incluso celoso, y más pronto que tarde tuvo serias sospechas sobre la naturaleza de las relaciones entre su favorito y Sir Thomas Overbury, al grado de temer que estas hubieran pasado a ser lo suficientemente físicas e íntimas, mucho más de lo que su real y graciosa persona estaba dispuesto a tolerar.

Imagen
Rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, detalle.

Otra importante razón para que Su Majestad detestara con tanto ahínco a Sir Thomas fue que este se habría ido de lengua al respecto de ciertos secretos de Estado que tan solo podría haber conocido si previamente Sir Robert hubiera traicionado la confianza real al repetirlos, Sir Thomas estaba más al tanto de lo que sucedía que el propio Consejo Privado de la Corona, en pocas palabras, sabía demasiado...

No obstante con todo lo mencionado anteriormente, hubo que sumarle que Sir Thomas estaba abiertamente en contra del proyecto matrimonial de Sir Robert, Lord Somerset, con la condesa de Essex, algo que el propio rey había decidido apadrinar. Su Majestad sumó 1+1 llegando a la conclusión que lo mejor era poner a Sir Thomas en jaque, y ésto, implicaba deshacerse de él removiéndolo per saecula saeculorum de la corte al brindarle un puesto de embajador en alguna lejana corte... Lo cual Sir Thomas tuvo el tupé de rechazar casi de inmediato. La muy idiota negativa de Overbury fue la excusa perfecta largamente esperada, y ansiada, por el Rey para brindarle un pasaje sin escalas a la Torre de Londres apartándolo así de forma permanente de Lord Somerset.

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Última edición por Konradin el 25 Dic 2013 10:45, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Robert Carr, 1º Conde de Somerset
NotaPublicado: 25 Dic 2013 07:21 
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Registrado: 25 Jul 2009 07:22
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Ya preso, Sir Thomas sabía que jugar sabiamente sus cartas era una cuestión de vida o muerte, las muertes súbitas en prisión eran cosa de todos los días, las pésimas condiciones habitacionales en la torre llevaban a enfermedades que fácilmente podían ocultar un asesinato en prisión, Overbury debía actuar y rápido por lo que ni bien pudo pedir papel, pluma y tinta comenzó a escribirle regularmente a Robert Kerr, pidiendole ayuda, y su mediación, ¡faltaba más!, para recuperar su libertad. Los días pasaron y Overbury fue perdiendo la confianza inicial llegando a niveles de pura desesperación, la correspondencia era cada vez más profusa, el tono diplomático inicial fue dejando paso al miedo que llevó a Sir Thomas a cometer algunos exhabruptos, salirse de su línea matemática llegando incluso al grado de afirmar que contaba con la promesa incondicional de Lord Somerset respecto a su rescate. La ansiedad lo consumía.

Robert Kerr instó entonces a su secretario a tener paciencia, ya que no había otra opción, el momento era poco propicio para que su liberación fuera exitosa. Sir Thomas inicialmente aceptó esta sugerencia... Aunque como todos sabemos, la impaciencia sumada al miedo son pésimas consejeras.

Imagen
Litografía que ilustra la Torre de Londres, circa 1600.

A medida que pasaba el tiempo sin que ninguna de las supuestas intervenciones de Lord Somerset se reflejaran en la ansiada liberación, Overbury terminó por abandonar por momentos toda esperanza de liberación, se sentía desahuciado, lo suficiente como para tomar una decisión muy estúpida, amenazó al que fuera su viejo amigo y quizás amante, Lord Somerset. A continuación, un extracto: (...) "... No quisiera llegar al extremo de difundir algo de lo que usted y yo tanto nos arrepentimos...". Lord Somerset comenzó a alarmarse. Y tenía razones para hacerlo: Las amenazas se hicieron cada vez más persistentes y ominosas porque, como bien imaginarán, Sir Thomas estaba en posesión de demasiados secretos y si se decidiera hablar... Bueno, hasta los cimientos mismos de la Corona se verían desastrosamente mermados, sin hablar de la reputación de Somerset, la cual quedaría hecha añicos. Sir Thomas se jugó el todo por el todo, otro extracto en el que se permite advertirle, como quién no quiere la cosa a su antiguo protector, amigo y como hemos dicho, quizás amante que: (...) "... sabrán del amor de nueve años y de secretos de toda índole...".

Claramente, Sir Thomas estaba convencido de que sus recuerdos serían suficientes para conmover al pobre olvidadizo e ingrato Lord Somerset, por lo que eligió cambiar el enfoque pasando directamente al chantaje, otro extracto: (...) "... He tenido estas vacaciones para escribir la historia entre nosotros desde el primer beso hasta el día de hoy..." , y menciona de forma clara cosa que no hubiera duda a qué se refería: (...) "... los secretos de lo sucedido entre nosotros...". Por si alguien que leyera esa correspondencia llegara a pensar que eran tan solo ideas suyas, Overbury hacía clara alusión al asunto sentimental existente entre él y Lord Somerset, lo cual fue suficiente para provocar el real enfado y de paso darle pruebas irrefutables al rey Jacobo I sobre la verdadera naturaleza de aquella... "amistad".

Imagen
Representación con maniquíes de una escena entre un preso y uno de sus carceleros, a éste al menos le tocó una con ventana que era más de lo que podían decir muchos...

Sir Thomas, sabiendo que su vida pendía de un hilo, se permitió informarle a Lord Somerset, en otra misiva, que su "Historia" estaba terminada, que la había (...) "cerrado bajo ocho llaves y enviado a un amigo de absoluta confianza", ... por si a Lord Somerset le entraban ideas raras.

Podemos deducir por la inacción total de Robert Carr que no le daba mucho crédito a esas amenazas, ni que fuera fácil sacar correspondencia tan abultada de la Torre sin que los esbirros de Su Majestad se enteraran. Lord Somerset ni siquiera se inmutó cuando en septiembre de 1613, Sir Thomas, fue hallado muerto (circunstancias sospechosamente nunca aclaradas) en su celda de la Torre, el río había vuelto a su curso, las cosas parecían asentarse y la buena estrella de Lord Somerset brillaba una vez más en el firmamento cortesano.

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Última edición por Konradin el 25 Dic 2013 21:10, editado 1 vez en total

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