Bueno...después de la galería de fotos, volvamos al relato.
Vicky, vestida de negro en julio de 1861...
El verano de 1861 constituyó la ocasión para volver a reunirse con la familia en Inglaterra tras la desaparición de la duquesa de Kent. Hay que señalar que, tras el fallecimiento de la duquesa, su hija la reina Victoria se había lanzado de cabeza a una profunda crisis personal, con evidentes señales de angustía psíquica y agotamiento nervioso. El príncipe consorte estaba sinceramente preocupado y la segunda de entre sus hijas, la princesa Alice, que había sido una cariñosa acompañante de la abuela en la enfermedad, debió en aquella ocasión prestar especial atención a la reina. Pero lo peor de aquel episodio, para Vicky, había sido que en Alemania se había corrido la voz de que Victoria de Inglaterra había perdido la cabeza. De alguna forma, los rumores trataban de evocar la desdichada historia del rey George III, el abuelo paterno de Victoria. A Vicky toda aquella "basura" la ponía frenética, de
modo que poder regresar a Inglaterra en verano, llevando consigo a Fritz y a los hijos de ambos, representó un considerable alivio.
Hasta el 25 de junio, Victoria y Alberto habían ejercido de anfitriones para el tío favorito de la reina, Leopoldo de Bélgica, que había acudido con su esposa Louise y el segundo hijo de ambos, Philippe, conde de Flandes. Cuando se marcharon el 25 de junio, dejaron un vacío que se llenó el 26 de junio al aparecer los príncipes de Prusia con sus niños y el correspondiente séquito que incluía a nanny Hobbsy. Hasta el 14 de julio, todo discurrió agradablemente en Osborne. El 14 de julio, no obstante, se produjo una gran agitación al recibirse la noticia de que el rey de Prusia, Wilhelm, había sido atacado en Baden-Baden, mientras paseaba por la magnífica alameda Lichtentaler, por un hombre oriundo de Leipzig que respondía al nombre de Oskar Becker. El motivo aducido por Becker para pegarle dos tiros a Wilhelm sería que veía al monarca prusiano demasiado tibio en lo que se refería a promover la unificación alemana. Fuera como fuera, Fritz partió rápidamente hacia Baden para cerciorarse de que su padre había salido bien parado del atentado. Así era y, por suerte, pudo volver pronto a Osborne en la isla de Wight.
La ronda de visitantes continuaba: a principios de agosto, estuvieron allí el príncipe Augustus de Saxe-Coburg-Kohàry, sobrino carnal de Albert, con su brillante esposa Clementine de Orléans, hermana de la esposa del tío Leopold...les acompañaban los Montpensier, o sea, Antoine de Orléans y su esposa la infanta española Luisa Fernanda; justo después llegaría Charlotte de Bélgica, la hija de Leopold y Louise, con su esposo austríaco, el archiduque Max. También se esperaba a la princesa Karl de Hesse, cuyo hijo Louis se había ennoviado con Alice, la segunda de las hijas de Victoria y Albert, y, posteriormente, al rey de Suecia. Vamos, que aburrir estaba claro que no se aburrían. Fritz y Vicky con sus hijos emprenderían el regreso a Prusia el 14 de agosto. Victoria y Albert planeaban desplazarse justo a continuación a Frogmore, para visitar con su hija Alice el mausoleo de la duquesa de Kent en el día del cumpleaños de la difunta. Para el 19 de agosto, asimismo, estaba previsto que Victoria y Alberto emprendiesen un viaje oficial a Irlanda.
Vicky y Fritz volvieron a Prusia con dos deberes claros. Por un lado, íban a esperar con gran interés una visita a Alemania que realizaría Bertie, príncipe de Gales, el hermano de Vicky. Con la excusa de acudir aquel otoño a unas maniobras militares, el príncipe tendría tiempo para estar con ellos y para conocer, en un encuentro "aparentemente casual pero absolutamente arreglado" a la princesa Alexandra de Dinamarca, la muchacha que Wally Hohenthal había asegurado a Vicky que sería una novia perfecta para el heredero inglés. Adicionalmente, aquel otoño se celebraría, con gran pompa, la coronación de los reyes de Prusia, Wilhelm y Augusta. Se había decidido que tendría lugar el 18 de octubre en la capilla del castillo de Königsberg.