Sí que habéis estado entretenidos...¿eh? ;-)
Bueno...yo sabía que os llamaría la atención ese relato. El relato de Zita acerca de esa cena con los tíos en el Belvedere proviene de un libro que yo encuentro entretenidísimo y recomiendo vivamente. Se titula
"Imperial Requiem: Four Royal Women and the Fall of the Age of Empires". El autor de la obra es Justin C. Vouk.
El libro lo leí en inglés, y la conversación que relató Zita aparece reflejada en ese idioma, así que yo he hecho una personal traducción. Pero ahora la copio en inglés, para mayor precisión:
"After his wife left the room, the Archduke Franz Ferdinand suddenly turned to my husband and said: "I have something to say but I must say it quickly as I don´t want your aunt to hear anything of this when she comes down. I shall soon be murdered. In this desk are papers which concern you. When it happens, take them. They are for you".
My husband protested: "Surely, you must be joking". But his uncle replied: "No, I am serious. After all, everything is ready. The crypt in Arstetten is now finished".
Before anything more could be said, the Duchess reappeared and we all did our best to pass the rest of the evening as though nothing out of the ordinary had happened".
Esa es la cita completa del libro mencionado. Como se puede apreciar, es una conversación bastante perturbadora. Por lo que yo sé, Franz Ferdinand, a raíz de su boda con Sophie, tuvo meridianamente claro que, si se morían, nunca se les enterraría juntos en la iglesia de los Capuchinos de Viena, cuya cripta albergaba los despojos de generaciones y generaciones de miembros de la casa de Habsburgo. Por ese motivo, Franz Ferdinand tomó la decisión de mandar construír una cripta en uno de sus castillos preferidos, Schloss Artstetten. No sé cuánto se tardó en acondicionar esa cripta de Artstetten. Hacia 1908, la cripta ya estaba en condiciones de acoger enterramientos, porque el cuarto hijo de Franz Ferdinand y Soph, un bebé que nació muerto o murió nada más nacer sin llegar a recibir nombre de pila, recibió sepultura precisamente en la cripta de Artstetten. Pero es posible que se completase por entero su acondicionamiento entre 1908 y 1914. Eso explicaría la frase de Franz Ferdinand: "The crypt in Artstetten is now finished".
Uno puede elegir entre tomar en serio, o no, el testimonio de Zita, claro. A mí, personalmente, me cuesta creer que Zita pudiese sacar de su imaginación esa escena. Ella no ganaba nada inventándose esa historia, igual que no ganaba nada cuando facilitó sus propias opiniones acerca de la tragedia de Mayerling en unas entrevistas concedidas al diario Kronen Zeitung. Pienso que Zita estuvo quizá en mejor posición para recibir informaciones diversas que la propia Erzsi, Gisela o Valeria. A fín de cuentas, el marido de Zita llegó a ser emperador, de hecho el último emperador reinante de Austria-Hungría, y se sabe que él confiaba plenamente en ella, de
modo que a la consorte se le atribuía comúnmente bastante capacidad de influencia en su esposo. Digamos que todo aquello de lo que llegase a enterarse Karl, pudo compartirlo con Zita. Cuando Zita compartió sus historias, era ya una anciana que evocaba un mundo perdido para siempre. No creo que mintiese, ni siquiera que quisiese presentar una determinada visión de los hechos. En lo relativo a Mayerling, lo que ella contó puede ajustarse o no a los hechos, pero probablemente fue lo que ella llegó a considerar cierto a partir de ciertas informaciones recibidas por distintos canales. En lo relativo a, por ejemplo, esa escena en el Belvedere, se trata de un recuerdo personal y no encuentro motivo alguno para ponerlo en entredicho porque, como comentaba, ella no gana nada con evocar esa escena ciertamente inquietante.