La fascinante historia de las emperatrices que rigieron los destinos del Japón hasta el año 1771Hace más de mil años, cuando los hombres gobernaban en Kioto, las mujeres creaban obras literarias de gran calidad, en las que explicaban cómo se sentían detrás de las puertas correderas y de los biombos, quiénes eran, sus sueños...
Las mujeres han jugado un importantísimo papel en la historia del Japón imperial. La dinastía reinante data de hace 125 generaciones, todas descendientes de la diosa Amaterasu, considerada por algunos mitos la Madre Ancestral de la humanidad. A lo largo de los 1500 años de gobierno de la Casa Imperial al menos diez mujeres han ocupado el trono.
Hace más de mil años, cuando los hombres gobernaban en Kioto y escribían textos sobre el budismo y poemas tradicionales, las mujeres creaban obras literarias de gran calidad. Novelas en las que explicaban cómo se sentían detrás de las puertas correderas y de los biombos, quiénes eran, sus sueños...
Un ideal de vida en el que las guerras de poder habían sido sustituidas por un ideal de vida basado en ideales estéticos. Dueñas de un nuevo sistema de expresión, las mujeres se convirtieron en las verdaderas protagonistas de la literatura.
Así pues, El libro de la almohada y La historia de Gengi (700-1192 d.c.), escritos por dos damas que servían a las emperatrices de la época, son algunos maravillosos ejemplos de aquella inspiración literaria, además de un magnífico legado histórico sobre el
modo en que gobernaron estas soberanas.
Emperatriz Himiko
Durante la era Yayoi, que arranca en el año 300 a.c. y se extiende hasta el 400 d.c., la emperatriz Himiko fue entronizada reina de Yamatai. Himiko, que extendió sus dominios a 28 estados vecinos, ha pasado a la historia por ser la emperatriz responsable del primer reglamento del Japón.
Emperatriz Jingo
La emperatriz Jingo (201- 269 d.c .) está considerada como uno de los personajes más emblemáticos del antiguo Japón. Viuda del emperador Chuai y madre del futuro emperador Ojin, fue la única soberana que salió de las islas. Durante su reinado, Jingodirigió una invasión a Corea, motivo por el que durante siglos permaneció vinculada a la historia del país del Sol Naciente. La emperatriz, embarazada durante el asedio, retrasó el nacimiento de su hijo, colocándose una piedra en su faja, hasta alzarse con la victoria.
La emperatriz Suiko
El budismo, defendido por el clan de los Soga, triunfó gracias al apoyo de la familia imperial durante el periodo Asuka (593 d.c.-794 d.c). La emperatriz Suiko, que reina de 593 a 629, y sobre todo el príncipe heredero, Shotoku Taishi, fueron sus principales promotores. El príncipe Shotoku implantó, definitivamente, el budismo en el país y fundó la primera organización política del Japón en la Constitución de los 17 artículos. Durante esta época, se estableció el minucioso protocolo, que regulará las relaciones de jerarquía; se construyeron los siete grandes templos, al tiempo que penetraba en el Japón la ciencia china y coreana.
La emperatriz Saimei
La emperatriz Saimei condujo, en el año 661 d.c., una expedición naval de 27.000 hombres, para recuperar la ciudad de Paekche, que entonces estaba dominada por China. La soberana falleció durante la invasión.
Emperatriz Jito
La emperatriz Jito, esposa del emperador Mommu, promulgó en Japón el código Taiho, para establecer el sistema ritsuryo. Un régimen absolutista derivado del
modelo chino.
La emperatriz Gemmei
En el ano 707 d.c. murió a los veinticinco años el emperadorMommu Temnu, siendo sucedido en el trono por su madre, la emperatriz Gemmei (708-714). La soberana acabó con la costumbre de tener una corte itinerante, de cambiar de ciudad tras la muerte de un soberano. En el ano 710, Nara, situada en la provincia de Yamato, se convierte en la residencia imperial. A lo largo del siglo VIII, se produjo en esta ciudad un florecimiento artístico y literario que culminó con la compilación del Nihonshokioo primeras crónicas imperiales.
La emperatriz Koken
Nara estuvo llena de enfrentamientos cortesanos, sobre todo durante los dos reinados de la emperatriz Koken (749-758 d.c. y 764-770 d.c.) en que se registraron una serie de luchas palaciegas entre su ministro Fujiwara Nakamaro y el influyente sacerdote budista Dokio. Estas disputas, que pusieron en peligro el trono y la vida de la emperatriz, abrieron los ojos a los círculos palaciegos que se dieron cuenta del peligro que podía representar la influencia de un clero poderoso en la dirección del imperio, lo que fortaleció aún más la figura del emperador en detrimento de la de la emperatriz. El apoyo que la soberana prestó a la religión budista no fue bien entendido por sus súbditos, que determinaron, por un lado, la exclusión de las mujeres de la sucesión imperial y, por otro, la supresión de los sacerdotes budistas de las posiciones de autoridad política.
En el 794, se traslada a Kioto la capital, lo que supone el comienzo del Periodo Heian. Durante esta época, que se prolonga hasta el año 1192 -momento en que Tokyo es nombrada nueva capital en el siglo XIX-, se rompen los vínculos directos con China y nace el estilo japonés, claramente diferenciado del chino. Fue un período de paz y de prosperidad. Sin embargo, la creciente corrupción, que proliferó en la corte durante el siglo XII, provocó el ascenso al trono, en el año de 1185, de la familia Minamoto, conocidos como los
Genji.
La última emperatriz
Go-Sakuramachi: la última emperatriz reinante, ascendió al trono en 1762 y falleció en 1771. Apenas han trascendido datos de su gobierno. Y es que su reinado coincidió con la época en la que Japón se aisló del mundo.
fuente: Hola
un comentario que tuvo este artículo fue el siguiente:
Que tomen nota los japoneses para la futura emperatriz Aiko, legítima heredera al trono y no su primo.