De parte de la web medievalists.net, se hacen saber los nombres más populares para mascotas en la Edad Media
(hace mucho tiempo que quería publicar esto pero como dice Vandal, no encontraba lugar oportuno)
La gente en la Edad Media tenía mascotas: perros, gatos, aves, monos y muchos otros tipos de animales. La mayoría tenía un fin práctico, la caza o la captura de ratas, pero muchas fuentes nos demuestran el amor que exitía entre ellos y sus dueños. En esos mismos textos, nos encontramos con los nombres que les ponían.
Para perros:
Los más usados en Inglaterra eran Sturdy, Whitefoot, Hardy, Jakke, Bo y Terri. Ana Bolena, la esposa del rey Enrique VIII, tenía un perro llamado Purkoy, que debe su nombre a la forma francesa "
pourquoi" porque al parecer era muy inquisitivo. Geoffrey Chaucer menciona en sus cuentos nombres de tres perros: Colle, Talbot y Gerland. En su libro
The Master of Game, Eduardo, duque de York, nos habla del cuidado y mantenimiento de los perros de caza con una lista de nombres que consideraba apropiados y que incluyen: Troy, Nosewise, Amiable, Nameles, Clenche, Bragge, Ringwood y Holdfast.
Mientras tanto, en Suiza se ha conservado una lista de 80 perros que participaron en un festival de tiro en el año 1504. Revela que el nombre más popular fue Furst (Príncipe). Otros nombres incluyen Venus, Fortuna y Turgk. Algunos perros adquirieron sus nombres de la labor realizada por sus propietarios: Hemmerli (pequeño martillo) pertenecía a un cerrajero, mientras Speichli (pequeño radio de rueda) pertenecía a un carretero.
Jehan de Seure, caballero francés del siglo XIV, tenía un perro llamado Parceval mientras que su esposa tenía a Dyamant. Leon Battista Alberti, el filósofo renacentista, cuenta que su perro era hijo del can Megastomo (boca grande). Ludovico III Gonzaga, gobernador de la ciudad de Mantua entre 1444-1478, tenía por lo menos dos perros: Rubino y Bellina. Cuando Rubino murió, Ludovico ordenó enterrarlo con todos los honores y le encargó una lápida de mármol. Isabella d'Este, señora de Mantua, era conocida por tener muchos perros falderos, dos de los cuales fueron llamados Aura y Mamia.
Esteban de Borbón, uno de los primeros inquisidores franceses del siglo XIII, cuenta que en un pueblo de Lyon los campesinos oraban ante la tumba de un perro llamado Guinefort, donde se realizaban milagros. El fiel perro del príncipe de Gales Llewelyn de Gwynedd se llamaba Gelert.
Para gatos:
En Inglaterra, la mayor parte de los gatos se llamaban Gilbert, de forma que en inglés antiguo se usó su forma corta para decir gato: "Gyb".
En Francia el nombre genérico para los gatos domésticos era Tibers o Tibert, nombre popular gracias a una fábula. Un tal Mite merodeaba alrededor de la Abadía de Beaulieu en el siglo XIII, y Belaud era un gato gris que perteneció a Joachim du Bellay.
Isabella d'Este también era dueña de un gato llamado Martino.
Gracias a los manuscritos más antiguos que conservamos de los primeros cristianos, los irlandeses, conocemos nombres de gatos de los siglos X y XI que incluyen: Meone (pequeño maullido), Cruibne (patitas), Breone (pequeña llama, tal vez un gato anaranjado) y Glas nenta (ortiga gris). En un poema irlandés del siglo IX se describe cómo un monje era dueño de un gato llamado Pangur Bán, que significa "totalmente blanco", y compara los trabajos de ambos. El poema comienza:
Messe agus Pangur Bán,
cechtar nathar fria shaindán:
bíth a menmasam fri seilgg,
mu menma céin im shaincheirdd..
Si el gaélico no es lo vuestro
aquí va una traducción (lo mejor que he podido) al castellano:
Yo y Pangur Bán, mi gato
nos dedicamos a esta tarea;
la caza ratones es su deleite
yo cazando palabras me siento toda la noche.
Mucho mejor que la alabanza de los hombres,
es sentarse con el libro y la pluma.
Pangur no tiene ninguna mala voluntad,
él también ejerce su sencilla habilidad.
Es una cosa bonita de ver
en nuestras tareas lo contentos que estamos,
cuando en casa nos sentamos y encontramos
entretenimiento en nuestra mente.
Con frecuencia, un ratoncillo corretea
en el camino del héroe Pangur.
Muchas veces mis reflexiones agudas
toman sentido en su red.
En el muro mantiene su ojo,
lleno de fiereza, agudo y astuto.
Vigilando el muro del conocimiento
toda mi pequeña sabiduría vierto.
Cuando un ratón sale de su guarida
¡oh lo contento que está Pangur entonces!
¡Oh qué alegría conozco
cuando resuelvo las dudas que amo!
Así que en paz nuestras tareas nos captas,
a Pangur Bán, mi gato, y yo;
en nuestras artes encontramos felicidad,
yo tengo la mía y él tiene la suya.
La práctica diaria ha hecho
a Pangur perfecto en su labor;
Yo busco sabiduría día y noche,
volviendo la oscuridad en luz.