Julio Cesar escribió:
Pero en todo caso veamos, pongámonos en el peor de los casos, si resultase que el Alberto si fuese hijo de del rey Juan Carlos, hay un problema serio constitucionalmente hablando, ya que si no mal recuerdo la constitución española de 1978, no dice nada de los hijos fuera del matrimonio, que los herederos son los descendientes de Juan Carlos de Borbón , entonces habría un pequeño detalle ahí, ya que el actual rey Felipe VI estaría usurpando un puesto que no corresponde, por que el señor Alberto sería el hijo mayor del rey y por ende al no haberse regulado en la constitución nada sombre si tiene que ser hijo dentro de matrimonio cabe la posibilidad de que se pueda impugnar la legitimidad del actual Jefe de Estado?????.
Es una situación bastante difícil, y delicada, ustedes que piensan, por que he leído bastantes constitucionalistas y manifiestan que el señor Alberto tendría derecho al trono de no renunciar a este, si su deseo es figurar y ser rey tendrá todo el derecho de exigirlo a las Cortes para que estas así lo reconozcan.
Como ven ustedes esta situación.
No hay ningún problema. Las Cortes han reconocido a Felipe VI rey y punto, es lo único válido y que se atiene a derecho ahora mismo. Salga a la palestra quien salga. A ver si entendemos de una vez que nazca quien nazca en la familia que nazca, por encima de sangre azul y demás chorradas medievales, aquí lo que manda es la soberanía popular.
Ese hombre debe ser reconocido hijo del rey, reclamar su derecho de primogenitura ante un juzgado, que le den la razón (aunque la ley no diga nada de legítimidad uno puede agarrarse a la jurisprudencia desde el Fuero Juzgo, por un poner) y todavía tendrían las Cortes que votar para darle la patada a Felipe y aprobar poner a este tipo. Y eso no va a suceder.
Tampoco sucederá que cuando cambien la Constitución para eliminar la primacía del varón, Elena vaya a reclamar la corona a su hermano. La ley es la ley a partir del momento que se emite, nada de retroactividades.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.