Guigone era la tercera hija de Esteban Salins-la-Tour y de Luisa de Rye. Su padre era nieto de un rico banquero del Piamonte asentado en Francia porque era el encargado de gestionar las salinas de la villa de Salins, como el propio nombre indica
Tanto el abuelo como el padre como el nieto se casaron con damas de la nobleza. Eso es algo ciertamente común en la Borgoña renacentista, mucho antes que sucediese en la Inglaterra victoriana, niñas nobles que no estaban muy allá de caudales aunque sobradas de apellido se casaban con riquísimos banqueros y comerciantes, que eran aceptados en las filas de la nobleza sin que nadie enarcase la ceja como sí hacían con las princesas del dólar los ingleses
En este caso, la madre de Guigone era señora de Ougney, descendiente de los Rye y los Vienne.
A los 18 años siendo dama de la duquesa de Borgoña se casó con Nicolás, que tenía 47, ya iba por su tercera esposa y contaba con cuatro hijos, y le dio 3 vástagos más: Luisa, Claudia y Antonio. Fue ella, una dama muy dada a la caridad, la que le insistió para fundar el hospital... pero atención, es un hospital laico, cosa bastante extraordinaria y muy audaz en el siglo XV. En él se atendía a los pobres, a todos, sin distinción por la religión que ellos practicasen.
Por su lado Nicolás nació en Autun en 1376, hijo de Juan III, un alto burgués que llegó a ser señor de La Motte-Beauchamp, y de Aimée Jugnot, de la pequeña nobleza. El enorme patrimonio de los Rolin venía de un abuelo que había pegado el braguetazo del siglo casándose con Guillemette d'Arnay, una de las más ricas herederas de su tiempo. Así pues, los Rolin tenían dinero propio de sobra y pudieron dedicarse tranquilamente a la política en vez de al comercio.
Nicolás hizo dos buenos matrimonios, primero con Marie Le Mairet y después con Marie des Landes, las dos de muy alta burguesía pero sin un linaje noble como el que tendrá su tercera esposa, con la que se casa porque a estas alturas de su carrera ya ocupaba cargos de mucho prestigio en la corte del duque (empezó como su representante en París y terminó como canciller, siendo fundamental para conseguir el exitoso tratado de Arras) Lo mejor que se puede decir de él es que no se aprovechó claramente de su buena relación con sus señores, ciertamente recibió regalos y dones, pero la mayoría de sus posesiones fueron adquiridas por compra legal.
Tendrá su cuota de amantes y bastardos, al menos 6 de 4 mujeres distintas, algo también muy típico de la corte de Borgoña, sobre todo en la época de Felipe (su hijo ya sabemos que amaba a Isabel y le fue fiel y, aunque todo siguió siendo refinamiento, elegancia y despilfarro en la corte, digamos que por influencia del buen matrimonio del duque la disipación de costumbres fue menor... o se ocultaba mejor
)
Murió a los 85 años, pero antes nos dejó una obra maestra gracias a Jan van Eyck
La Virgen del Canciller Rolin
Y ahora un consejo para aficionados a las visitas turísticas: en vuestro kit de historiadores del arte nunca nunca deben faltar... unos prismáticos
No hace falta que sean profesionales de ultralujo y mega aumentos como los del ejército, unos normalitos, de bolsillo, valen perfectamente. El primer día, cuando los saquéis en la mezquita de Córdoba, os mirarán raro hasta que vean cómo los enfocáis al artesonado del techo y pensarán "
¡ostras, qué buena idea!" Cuando os vean con ellos de paseo por el Escorial se reirán de vosotros, hasta que se los prestéis para apreciar los detalles de las taraceas de los marcos superiores de las puertas y dirán "
qué guay" y cuando paseéis por la catedral gótica de turno y el guía diga algo de las claves talladas de la bóveda que están a 30 mentros de altura sobre vuestras cabezas... querrán tener unos como los vuestros.
Pero desde luego, la mejor de las experiencias es llevarlos a la sala de pintura flamenca del Prado porque aunque os permitiesen acercar la nariz al cuadro y respirar a menos de 5 cm de un Pieter Brueghel, que va a ser que no
pero si pudiéseis, hay detalles que son tan pequeños que ni aún así podríais apreciarlos. Lo mejor son los prismáticos
Para ver cosas como estas
yo siempre he pensado que el caballero de rojo está escupiendo en plan broma a los que pasan por debajo del parapeto
En el jardín hay azucenas y rosas, pavos reales y golondrinas, un pueblo con una iglesia detrás del canciller, una ciudad con una catedral detrás del Niño, gente que cruza el puente para ir al mercado, barcos a punto de descargar mercancías, una abadía en una isla, hay bosques llenos de caza y las montañas están nevadas al fondo. En los capiteles de las columnas se pueden apreciar distintas escenas religiosas, como Adán y Eva, Caín y Abel o la embriaguez de Noé.
¿Veis a la gente que entra y sale de un edifico con una torre, que puede ser el ayuntamiento o una lonja comercial, y sube las escaleras hacia el testero de la catedral para rodearla y llegar a sus casas? Pero antes se paran, se reúnen con conocidos y charlan de sus cosas...
En serio, conseguid unos prismáticos, al final son mejor inversión que una cámara de fotos. Siempre se pueden comprar postales de recuerdo pero lo que de verdad es genial es poder ver las cosas en ese momento y lugar, después de todo a eso es a lo que se va ¿no?