El último Memling del que vamos a hablar es el díptico de Tommaso Portinari y su señora esposa Maria Maddalena Baroncelli (en realidad sería un tríptico pero la imagen central de la Virgen se ha perdido)
Fue pintado hacia 1472 para este banquero italiano, representante de la banca Medici en Brujas (quedó huérfano de padre a los 3 años y Cosme de Médici lo crió) Los Portinari eran una preeminente familia florentina originarios de Portico di Romagna pero en realidad son conocidos por la sencilla razón de que la tía bisabuela de Tommaso es la incomparable Beatriz Portinari,
in illo tempore amor del poeta Dante Alighieri.
Durante 25 años trabajó como director adjunto de la banca en Brujas, bajo la dirección de Angelo Tani, llevando un sofisticado tren de vida acorde a su posición. Tanto es así que fue uno de los invitados a la boda de Carlos el Temerario en 1468. Tras la muerte de cosme de Medici alcanzó por fin el título de director de la sucursal en Brujas a la edad de 40 años.
¿Habéis oído hablar del Ministro de los Medici? Francesco Sassetti era el director general de la banca en Florencia, el puesto más alto que una persona no perteneciente a la familia podía alcanzar. ¿Y sabéis quién fue el responsable del hundimiento de la Banca Medici? Ese mismo caballero. Cosme, con buen ojo, siempre se negó a prestar dinero a los dirigentes seculares. Los beneficios venían del dinero que las personas depositaban en el banco y que era invertido sabiamente ganando buenos intereses; también de las comisiones cuando uno depositaba dinero en Brujas pero luego cobraba un cheque en Florencia y así evitaba viajar con monedas que podían ser robadas en el camino. No es muy diferente de lo que los bancos hacen hoy en día. Pero la Banca Medici tenía una política de préstamos muy especial: prestaba a particulares, a viudas que regentaban su negocio de bordados de lujo, a joyeros, a comerciantes de telas o de vinos, a terratenientes, a armadores de barcos, a clérigos, a obispos y hasta al papa de Roma.... pero nunca nunca nunca prestaba a "príncipes". Se consideraban préstamos de "riesgo extremo". Nunca, hasta que Sassetti convenció a Lorenzo de que era un buen negocio. No lo era, nunca lo fue. Que se lo pregunten a los Templarios, podrían haberle contado a Francesco cuatro cosas sobre prestar dinero a reyes y que estos te manden a la barbacoa antes que devolvértelo
Pero Lorenzo dijo adelante y Sassetti dio la orden y Tommaso era un mandado y accedió a la petición de Carlos el Temerario de un préstamo: 6000 groats, el doble del capital total que la sucursal de Brujas manejaba en un año
En 1478 el duque pidió otros 9500 groats, dinero que llegaba a sus manos pero que jamás devolvió. Por supuesto cuando Tommaso iba a la corte todo eran parabienes, invitaciones a banquetes, que si amigo mío qué alegría verte, que si ven a la partida de caza... pero del dinero y los intereses olvídate. Tras la muerte de Carlos en Nancy en 1477 el préstamo se da por perdido pero aún así, Tommasso, siguiendo la nueva política de la casa, accede a prestarle a Maximiliano I. Y no sólo va el patrimonio de los Medici en ello, sino el del propio Portinari, que prestaba por su cuenta al duque.
El negocio hubiese sido buenísimo si Carlos no hubiese muerto y hubiese alcanzado su propósito de convertir Borgoña en reino, pero tal y como fue resultó fatal. Tommaso Portinari ha pasado a la historia como uno de los más ricos y más penosamente inútiles banqueros al servicio de los Medici.
La sucursal de Brujas cierra en 1478, como no podía ser de otra manera, y Tommaso es "apartado" de la banca convirtiéndose en el embajador de los Medici en la corte de los Reyes Católicos.
Su esposa Maria está vestida a la usanza flamenca, lo que demuestra que las mujeres de comerciantes y banqueros italianos se adaptaban perfectamente a los usos del país donde les tocaba residir. Como ya os dije una vez, en el Renacimiento las frentes altas y despejadas eran consideradas muy hermosas y las mujeres se afeitaban o depilaban los pelos de la frente (a veces con pócimas asquerosas que incluían alumbre, goma arábiga y huevos de hormiga
) La dama lleva un espectacular collar de perlas, rubíes y zafiros, parecido al que Carlos el Temerario regaló a su esposa Margarita de York con motivo de su enlace.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.