Entre los grandes aciertos de Offa estuvo la fundación de diversos
burhs, burgos, o sea villas fortificadas que funcionaban también como mercados locales y centros de administración del gobierno. De ellos se aprovechó tiempo después Alfredo el Grande para enfrentarse a los invasores daneses. También sabemos que promulgó un código de leyes aunque desconocemos los detalles.
Su único gran error fue tratar de asegurar a toda costa la sucesión en su hijo Ecgfrith asesinando a todos sus potenciales rivales por el trono. Eso hizo que el chico no despertara ninguna simpatía y, a la muerte de su padre el 29 de julio de 796, tuvo serios problemas para mantenerse en el trono, tantos que fue asesinado apenas 5 meses después.
Por otro lado está Cynethryth, madre de nuestra protagonista y reina de Mercia.
¡Sorpresa! hay moneda acuñada con su efigie
por primera vez en la historia de Inglaterra y mucho antes que en la mayoría de los reinos medievales (nosotros tuvimos que esperar a Urraca I) Ya sólo por eso esta mujer es especial.
No sabemos nada de su familia aunque su nombre era común entre las descendientes de Penda de Mercia, por lo que podría ser una princesa de la casa real. Su matrimonio con Offa parece haber entrado dentro de lo que los cánones de la Iglesia de la época mandaban: de las cartas de Alcuino se desprende que consideraba esta unión ejemplar y tenía a la dama por inteligente y capaz de manejar todo lo que atañía al devenir diario de la casa del rey.
No fue hasta que no trajo un hijo varón al mundo que empezó a firmar sus documentos como
Cynethryth, por la Gracia de Dios, reina de los mercianos lo que nos hace suponer que, para una mujer de la época, dar un heredero a su marido era el punto de inflexión en su vida y la base de su poder.
Como ya os he dicho tuvo un varón: Ecgfrith, y cuatro hijas: Ælfflæd (casada con Æthelred I de Northumbria), nuestra Eadburh, Æthelburh (abadesa de un convento) y Æthelswith.
Tras la muerte de su marido en 796 entró en el convento de Cookham como abadesa y sabemos por una disputa de tierras que seguía viva en 798.
La leyenda dice que fue por su insistencia por lo que Offa acabó mantado a Etelberto II de East Anglia, o san Etelberto, que murió decapitado en Sutton y fue canonizado después.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.