Así que podemos suponer que ella estaba en medio de esas conversaciones de paz que comenzaron hacia 1320, pero lo es seguro es que fue de los primeros mongoles en hacer la peregrinación a La Meca justo después de que el cese de las hostilidades fuese anunciado en 1323.
Se dirigió a Damasco, donde fue recibida con honores y alojada con todo lujo, durante el Ramadán y desde allí partió en una caravana enorme compuesta por sus sirvientes, soldados y avituallamiento. Ese caluroso recibimiento por parte de los mamelucos también induce a pensar que ella fue uno de los principales agentes del tratado de paz. Por suerte, un nuevo gobernador de la ciudad, famoso por su exquisita educación y atención al protocolo, había sustituido a su desairado pretendiente
Incluso su "cuenta de gastos" durante su estancia en la ciudad fue pagada por el sultán.
El Qutlugh parece ser la primera de su clan en emprender este viaje y no lo hizo sólo por devoción, sino porque era un paso más en el asentamiento de la paz, de ahí su prisa en hacerlo inmediatamente después de firmado el tratado. Hay que tener en cuenta que de toda la vida el peregrinaje se hacía Bagdag-La Meca y por culpa de la conquista mongola la cosa había cambiado a Damasco-La Meca. La dama demostraba así que la vieja ruta estaba de nuevo abierta.
Por suerte contamos en este caso con una fuente directa, el juez (cadí) al-Umari, quien fue testigo de la llegada de la dama a Damasco y de su partida. Es él quien nos dice que valía tanto como un hombre en cuanto a sus cualidades personales pero también en la caza, la equitación y la arquería (para entonces la princesa contaba con sus buenos 50 años cumplidos por cierto)
El hecho de que se dedicase a la caza era importante. La práctica de esta actividad era considerada un símbolo de estatus en Oriente Próximo, fuente de placer y relajación para los nobles, también era representativa de la separación de clases sociales. Los pobres no cazaban, al menos no por placer. Además, las habilidades de un gobernante estaban asociadas a sus habilidades como cazador y guerrero, una persona que fuese un pésimo cazador era considerada un pésimo político. Y la forma de caza más complicada era la de Anillo, con los cazadores cercando un espacio determinado y acercándose poco a poco a un punto central, acosando a sus presas. El líder de ese anillo debía ser capaz de controlar los movimientos de los animales y adaptar a ellos el ritmo de los cazadores, implicaba un grado de coordinación elevado. Liderando esos anillos de vez en cuando mientras se dirigía a La Meca la princesa pregonaba su estatus, se divertía y practicaba sus dotes de liderazgo.
Por supuesto, estas mujeres cazadoras eran más frecuentes en las sociedades de las estepas que en las musulmanas, donde las damas de la casa real nunca aparecían en público. De hecho para las mujeres mamelucas, precisamente el único momento de libertad, de ver y ser vistas, era emprender el peregrinaje La Meca. Las fuentes islámicas son muy críticas con el despliegue de estas caravanas de mujeres, llenas de lujo, confort y extravagancia, enfatizan la enorme suma de dinero que obligaban a sus maridos a gastar en ellas pero admiten que parte de ello se entregaba como caridad a los pobres. Estas donaciones no se trataban sólo de actos de caridad sino que tenían una dimensión política y social: los esplendorosos regalos y generosidad demostrada durante el
hajj eran símbolos de estatus entre los mamelucos. Conocedora del hecho, nuestra protagonista no fue tacaña con su dinero y entregó abundantemente a los necesitados. Claro que las fuentes parecen más interesadas en reflejar su dominio a lomos de un caballo y su habilidad con el arco, quizá porque les era extraño verlo en manos de una chica.
Está claro que la conversión de la princesa al Islam debió cambiar aspectos cruciales en su vida, pero no abandonó sus privilegios reales ni cambió su forma de ser independiente y decisiva en su toma de decisiones. Su piedad fue musulmana pero su forma de vida como mujer fue mongola y no se puede trazar una línea clara entre una El Qutlugh devota y una El Qutlugh de la Estepa.
Por desgracia no tenemos más noticias de esta mujer de biografía tan excepcional
, tan única y tan influyente que incluso mereció ser incluida en el Diccionario de personalidades de un musulmán nada habituado a este tipo de damas, pero por la que sentía indudable fascinación, como todos sus hermanos de fe. Depués de todo ¿qué distingue a El Qutlugh de una de esas excepcionales mujeres que protagonizan los cuentos de las
Mil y una noches?