Pido perdón de antemano por tomarme el atrevimiento de ofrecer el punto de vista de una persona que os lee y sigue desde que hace años recalasteis en los “foros Hola” hasta que posteriormente os instalasteis en este maravilloso punto de reunión que es Dinastías. Jamás me atreví hasta ahora a participar y eso que debo mucho de lo que he aprendido sobre realeza a este foro, al igual que a los anglófonos GREMB y RJWMB. Os conozco a todos a través de lo que permite la pantalla de un ordenador y de lo que habéis escrito a lo largo de los años. A muchos de los que ya no están los extraño, a otros pocos, no tanto, pero todos con vuestras divergencias o convergencias dais vida y llenáis de contenido el foro.
No me considero fanática, ni detractora de la Reina Letizia, y por ende tampoco indiferente a su persona. La primera imagen que conservo de ella es de cuando aparecía en las campañas explicativas que intentaban enseñar a todos los españoles como transitar de la peseta al euro. Desde que se casó con el entonces Príncipe, siempre me he preguntado que quedaba de aquella muchacha y precisamente ahora que es reina, es cuando más me estoy reencontrando con ella. Estoy de acuerdo con aquéllos que la encuentran más liberada y desenvuelta y que de un tiempo a esta parte, realmente disfruta mucho más de su trabajo. Al igual que comparto la percepción de tensión e incluso incomodidad gestual en muchas situaciones del pasado.
Pero esta época de aires nuevos que nos brinda el cambio vivido en la institución, me hace volver a tiempos pretéritos que ni siquiera yo misma (por edad) viví. En el año 1975, cuando asumió el trono el Rey Juan Carlos, muchas personas los recibieron a él y a la Reina Sofía con los brazos abiertos, pero para otras supuso una contrariedad. Hoy, 40 años después, ocurre lo mismo y seguirá ocurriendo. Pero lo que me deja pasmada, a pesar de los años que han pasado, es la lupa inquisitorial que algunos aplican hacia las reales consortes, solo por serlo. El mismo tono de reproche continuado que leo acerca de Letizia actualmente, lo tuvo que escuchar mi madre y su generación, de algunos de sus mayores acerca de la Reina Sofía. Yo misma he tenido la oportunidad de confirmarlo por boca de mi propia abuela.
Se habla del pelo de Letizia, de su ropa, de si domina idiomas, de las joyas que utiliza o deja de utilizar, de si carece de porte regio, de si su comportamiento es adecuado… No resulta una novedad. Muchas personas adoraban al Rey Juan Carlos, pero eran mordaces con la Reina Sofía, comparándola continuamente con la viuda y la nieta del dictador o la misma Reina Victoria Eugenia. Los dichos iban desde llamarla griega extranjera, hereje, cateta, reprocharle que no sabía hablar en castellano, que se santiguaba de derecha a izquierda (pocos sabían cómo era el rito ortodóxo), que no oraba en la ceremonias religiosas, que era muy fría, demasiado germana, que su antecesora (la collares) era mucho más regia y elegante, se mofaban que siendo Reina de España no luciera diadema, fantaseaban con que la Bordiu hubiese sido mejor reina que ella… En fin, para qué darle cuartos al pregonero, pero, ¿a alguien más le suena?
Sinceramente, creo que se ha sido y se es injusto con la Reina Letizia en muchas cosas, no todas, al igual que sucedió con su suegra. En este caso no creo que haya un solo culpable pero sí una víctima clara. A muchos les parece que por ser princesa o reina y gozar de privilegios, está obligada a comerse cuanto sapo salte frente a su cara, incluso si salta desde la propia Zarzuela. Lo siento pero no comparto esa forma con la que algunos pretenden autoinmolarse. Desde que se casó, veo que Letizia tenía dos caminos: acabar como una especie de Masako de Japón o erigirse como la mejor actriz donde las haya. Evidentemente y gracias a Dios, el primer camino no lo ha tenido que padecer, y por el segundo ha transitado a medias ya que se ha visto totalmente incapaz de disimular ante una situación adversa. Agradezco que no sea hipócrita y que sea una mujer con criterio para saber cuando está siendo insultada. Parece fuerte y capaz de sobreponerse a lo que sea, aunque creo que le ha costado no pocos esfuerzos y una pérdida de naturalidad progresiva que para mi, era una señal más que clara de que todo lo que se le ha criticado, no le ha resultado indiferente, sumado a lo que ha conocido y padecido junto a su marido dentro del seno de la familia Borbón estos últimos años.
Yo creo que hasta ahora, se desenvuelve más que bien en el trabajo que le ha sido encomendado, y poco o nada tiene que ver lo cercana, afectuosa o dedicada que es con la labor que desempeña con su peinado o con su último
modelito de Varela. Me niego a echar por tierra el trabajo de ningún ser humano, por muy real miembro de la realeza que sea, simplemente porque no va vestido o peinado de la forma que le parece adecuada a cada persona. Obviamente no creo que sea contraproducente añadir un toque frívolo o crítico al estilo de una persona, y su gusto personal, pero de ahí a juzgar y sentenciar el desempeño de alguien, hay un gran paso. Felipe y Letizia recién empiezan su camino como Reyes, como un día hicieron Juan Carlos y Sofía. Quedan años para poder valorar los frutos de su trabajo y compararlo con lo que un día hicieron sus padres. Para algunos, cualquier tiempo pasado siempre será mejor, para otros los cambios han supuesto un más que necesario soplo de aire fresco. Lo que yo no les pediría jamás a Felipe y Letizia, es que intenten imitar lo que hicieron los anteriores reyes en su día, sino que se hagan a si mismos como todos en su día hicieron.
Reitero mis disculpas por la intromisión. Me encanta el foro y como lo mantenéis activo. Hace unos meses estaba un poco apocado en cuanto a alegría, pero veo que siempre están por aquí Lord Octavius (creo que eres uno de los más veteranos, porque yo te leía en el Gremb

) y Vandal para ponerle chispa y nunca está de más una celebración como a las que nos tiene acostumbrados Daisy y sus daneses.
Anabolena, Iselen.
Un saludo para todos.