Muchas gracias a todos, me alegro de que el tema haya caído en gracia
Iselen, efectivamente los Muñoz emparentaron bastante por tu tierra, y aprovechando esa circunstancia, ahora voy a referir una historia bastante curiosa...
La historia de Juanín "el chófer", conductor de autobuses de la línea Piedrahíta - Alba de Tormes - Salamanca en la década de 1920. Vivía en Piedrahíta, donde casó con la hija de un albañil, y donde fue todo lo feliz que se puede ser con un trabajo que le gustaba, una mujer a la que quería y que le quería, y un pueblo lleno de amigos... Pero, eh! un momento, a qué interesa la historia de un proletario en un foro de realeza y aristocracia
, qué tiene que ver esto con los Muñoz, y con Asturias??? calma, calma, que ya lo cuento, porque Juanín, el chófer de Piedrahíta, era hijo de Eladia Muñoz y Bernaldo de Quirós, nieto de Fernando Muñoz y Borbón, y bisnieto de Mª Cristina de Borbón y el duque de Riánsares... (para que lo situéis en el árbol del principio, donde no aparece él, pero sí su madre y sus tres matrimonios).
Fernando Muñoz y Borbón, 2º duque de Riánsares. Foto: Crónica.
Juan Trueba Muñoz nació en 1892 en Madrid, hijo de la mencionada Eladia, y de Juan Trueba Torres, de una acomodada familia de hidalgos cántabros. Se crió con su abuelo materno, el 2º duque de Riánsares, en el palacio de Somió (Asturias) con todos los caprichos y todo el lujo que la fortuna del abuelo podía costearle, lo que incluyó llevarlo de excursión a París para que conociera a su tía abuela Isabel II. Hasta que la muerte del abuelo, siendo Juanín adolescente, le hizo dueño de una notable fortuna, que sumada a la recibida por la muerte del padre, hizo un monto de más de un millón de pesetas de las de 1913, que imagino que sería, no una gran fortuna porque el abuelo tuvo nada menos que 11 hijos para repartir y un porrón de nietos que también pillarían algo, pero sí que sería un buen pellizco para la época (yo es que de perras no entiendo).
Juanín durante su regalada infancia en Somió. Foto: Crónica.
Poco después se mudó a Piedrahíta con su madre y su tercer marido, que era juez de aquel pueblo, y también entonces comenzó a derrochar su fortuna como si de un Osuna se tratase (aunque con menos cuartos, que los Riánsares eran ricos pero no tanto). Jugador, mujeriego y temerario al volante, Juanín fue el típico señorito crápula e irresponsable, hasta el extremo de que uno de esos viajes le costó la vida a uno de sus amigos...
Portal de la casa familiar en Piedrahíta, que al final se hubo de vender por la mala cabeza de Juanín.
Foto: Crónica.
Y hasta que se pulió toda la fortuna familiar no paró, hasta el último céntimo, hasta que tuvo que vender propiedades, casa y coches para comer... Pero por lo menos aprendió la lección, y en vez de mendigar a sus parientes o tratar de vivir del cuento, como habrían hecho otros, cambió el chip, se hizo una escala de valores como Dior manda, se buscó un oficio con que ganarse la vida honradamente, y desde entonces fue el chófer de línea de Piedrahíta. Convertido ya en un simple trabajador, no debió haber ya inconveniente social para que prosperase su relación con una moza del pueblo llamada Nieves, hija de un humilde albañil, con la que finalmente casó, y así, casado con la hija del albañil y conduciendo autobuses de línea, pasó Juanín sus últimos años de vida sencilla pero feliz, hasta su inesperada muerte en 1932 con 40 años a consecuencia de una bronconeumonía...
Juanín y Nieves al poco de su matrimonio. Foto: Crónica.
Y esta, muy someramente, fue la vida de Juanín "el chófer", el bisnieto de la reina Mª Cristina, vida que, en esencia, podría haber estado sacada de algún repertorio de viejas fábulas moralizantes. Quizá no sea el relato más interesante de la familia ni el que tenga mayor trascendencia histórica, pero la Historia se escribe también a base de pequeñas historias, y ésta creo que fue curiosa...
Fuente: Revista Crónica.
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"Buscad la Belleza, es la única protesta que
merece la pena en este asqueroso mundo"
(R. Trecet)