Sabattical, no digo que pase de su imagen, está claro que no, pero sí de ese cánon de mujer elegante o de entrar en una especie de concurso o competición por ser la reina más emperifollada y galamurosa de esta época. Sabemos perfectamente que hay gente que vive solo para eso, para encabezar las listas de las más elegantes del mundo y para trabajar para que otras la encabecen. Si ella pasa de todo eso, pues ea, ya está.
Ahora bien, sin personalizar en nadie, ni en el foro, a mi no me va eso de etiquetar como "correcto" o "incorrecto", o peor "adecuado" o "inadecuado" por la forma de vestir de alguien. No me va con nadie y la misma vara de medir debe utilizarse con todos y todas. Me da calor al corazón de verdad escuchar en medios y leer en redes ciertos calificativos, con ella y con cualquier persona anónima. Uno no es o deja de ser correcto ni adecuado por llevar falda, pantalón, tirantes o cuello vuelto. Ser o estar correcto o adecuado son palabras mayores y se demuestra en actitudes que vemos a diario, en la monarquía, en las instituciones y en la calle. Aquí porque, más o menos, nos medio conocemos (en realidad no nos conocemos de nada pero intuimos con qué intención se dicen las cosas, que no hay maldad y no se permitiría), pero el lenguaje es importante y hay que tener cuidado porque si no, nos pueden meter en el mismo asqueroso saco en el que ya hay recolectados demasiados energúmenos.
Los gustos por la ropa son una cosa, la validez de las personas, es otra cosa. La verdad absoluta no la tiene nadie, pero el poder de crucificar tampoco debería tenerlo nadie y menos por temas como este. Y os lo digo como mujer a la que le encanta la ropa y que disfruta como una enana viendo fotos de Jackie Kennedy, Audrey Hepburn o Grace Kelly. No tengo nada en contra de la ropa, el buen vestir y de la
moda, pero tampoco me va a afectar que alguien pase de todo ello.
Tristemente no todo el mundo hace lo que la mayoría de vosotros, que pone en valor una cosa y critica otra, sabe apreciar lo bueno y también ver lo malo, críticas constructivas de toda la vida. Y no hace falta ser pelotas (la prensa de este país lo ha sido durante décadas y así nos ha ido), ni lo más peligroso, ser fanáticos. Esos fanáticos que alrededor de sus admirados solo ven arcoiris de colores, que todo son piropos y alabanzas, que no ven un pero, que todos lo demás son escoria al lado de ese ser tan perfecto al que fanatizan y que no consienten que nadie tosa a su ídolo, vaya, unos "talifanes" de toda la vida (pero en eso ya entramos en temas del coco y mejor callar e ignorar y que sigan solitos en su soledad con su tema).