Normalmente estoy bastante de acuerdo con los planteamientos que hace José Antonio Zarzalejos. En esta ocasión, con este editorial, creo que es un poco injusto con la Administración de Justicia, no así con el Juez Castro, al que creo que todos le hemos visto el plumero. Era una situación muy difícil para los jueces y fiscales y estoy segura que habrán recibido muchas presiones, más allá de las mediáticas o populares. Pero recoge en un solo párrafo, muy resumido, lo que todo este escándalo ha implicado y seguirá implicando para la Corona. Qué queda después de todo y qué se puede hacer para reparar de algún
modo el daño causado, que al fin y al cabo, es lo que sigue preocupando a los monárquicos o simpatizantes de la institución. Lo que él dice, es lo que han repetido muchos periodistas, tertulianos y ciudadanos esta mañana en la radio al ser preguntados. La conclusión es que la pena y la condena están ahí, pero sigue habiendo una cuenta pendiente. Aunque, como muchos han expresado, hay pocas esperanzas de que esa cuenta sea abonada.
Sentencia a la Infanta: varapalo al populismo judicial y la derrota de la posverdad
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
La infanta Cristina, al margen de su absolución, ha de ser consciente del daño que ella y su marido han infligido a la Corona, de su falta absoluta de ejemplaridad y del aprovechamiento intolerable de su condición de miembros de la familia del Rey para lucro personal y familiar. De ahí que la hija menor del rey emérito tenga una deuda con la sociedad española que le requiere un gesto de contrición y arrepentimiento. La renuncia a sus derechos sucesorios sigue siendo una demanda –simbólica pero sugestiva de su consideración a los ciudadanos agraviados- a la que debe atender. Por lo que se refiere a Iñaki Urdagarin, privado por Don Felipe de la condición de duque consorte de Palma al haber revocado la concesión del título a su hermana, ha de asumir que es un delincuente –la sentencia es definitiva pero no firme- y entonar un mea culpa público además de –sí o sí- cumplir las penas que al final del itinerario jurisdiccional le correspondan. Dadas las circunstancias es improbable que ingrese en prisión aunque lo pida el fiscal, pero la reprobación a su conducta ha quedado debidamente sancionada.http://blogs.elconfidencial.com/espana/ ... n_1333817/