Alberto, corazón...bueno, permíteme la confianza de llamarte "corazón". Creo que, antes de nada, sería positivo, para tí, que intentases apaciguarte un poquito. No pretendo con esto decirte que estés demasiado sacando pies de tiesto o royendo las paredes con los dientes, de verdad que no; no creas que llevo intención de hacer de señorita Rottenmeyer contigo porque jamás insultaría así a tu inteligencia
Pero creo, honestamente, que cuando un tema nos toca de cerca, a veces reaccionamos de forma muy emocional y acabamos -todos- embrollados en la madeja de nuestros propios sentimientos al respecto. Te veo muy afectado, por ende muy molesto y cabreado, pero creo que podemos encontrar la manera de clarificar la situación.
Pienso que las declaraciones de la reina acerca de la homosexualidad han sido muy pero muy desafortunadas. Y no me refiero a la famosa frase sobre si la unión entre dos personas de un mismo sexo debe recibir o no debe recibir el nombre de matrimonio...porque pienso que ha habido otras perlas casi peores que, además, he transcrito en este foro. Creo, sin embargo, que han sido declaraciones no más inadecuadas que las dedicadas al tema del maltrato. Yo, que durante años he colaborado en una red de voluntariado social de apoyo a mujeres maltratadas, te puedo asegurar que me provocó acidez de estómago la ligereza con la que despacha el tema la reina, aún admitiendo, de entrada, que lo mismo, dicho de otra forma más amplia y matizada, me hubiese parecido una tesis nada descabellada porque, en realidad, muchos expertos en la materia se han preguntado hasta qué punto dar mucha cobertura mediática al tema de la violencia de género puede acabar teniendo su lado positivo y su lado negativo.
Lo que ha sorpendido a muchos, me parece, es que los colectivos de gays, lesbianas y bisexuales hayan saltado con tanta rapidez, y con tanta contundencia, cuando, por ejemplo, las asociaciones tradicionalmente involucradas en la lucha contra la violencia de género se han expresado de forma más contenida o menos llamativa. Ahí debo decirte, Alberto, que los colectivos de gays, lesbianas y bisexuales tienen sus razones para lamentar esas declaraciones de una dama que ostenta el título de reina de todos los españoles, sea cual sea su raza, su etnia, su religión, su inclinación política o, faltaría más, su orientación sexual. Pero, con sinceridad: han saltado demasiado rápido, tanto que, si te fijas, se quedaron en criticar lo más vistoso por aparecer antes en los titulares (el asunto del matrimonio...) cuando, si se hubiesen tomado una hora para revisar el libro, hubiesen podido quejarse por frases que yo encuentro que tienen que herir más la sensibilidad de los homosexuales. Y eso lo ha aprovechado otra gente -a veces sin animadversión, otras veces desde la falta de tolerancia e incluso desde la homofobia...- para volver a sacar a la luz el tema del "lobby" gay.
Esta sociedad ha cambiado mucho en relativamente poco tiempo, Alberto. No han pasado tantos años desde que a las mujeres se nos limitaba a cierto patrón y se nos decía, sin empacho, que "a los toros no me gusta que vayas en minifalda". Con las personas de orientación sexual no hetero ha ocurrido algo parecido. Hace no mucho, pasarse la vida teniendo que disimular, negar o contradecir mediante matrimonios indeseados una tendencia homosexual constituía la norma, no la excepción. Hoy en día se hace evidente una gran transformación. ¿Que siguen existiendo prejuicios sociales? Cierto. ¿Que sigue habiendo gente dispuesta a discriminar, insultar de forma velada o abierta, agredir? Cierto. Pero, por suerte, se ha reconocido expresamente el derecho de cada adulto a vivir su orientación sexual con igualdad de cobertura legal. Eso es un gran avance. Y cada vez se toma con mayor naturalidad el asistir a la boda de dos amigos que son ambos de un mismo sexo. En mi empresa, varios trabajadores se han cogido permiso de boda a raíz de bodas gays y nadie ha puesto cara rara, ni se ha choteado. Ha sido exactamente la misma reacción que con cualquier boda heterosexual.
Por ese camino, se va hacia dónde siempre se debería haber estado...Pero sí pienso que los gays, que tienen derecho a organizarse, a apoyarse, a batirse el cobre para que la situación siga una evolución favorable, etc, no deben actuar como un "lobby" de presión social. Ya sabes, por ejemplo la parte de sacar gente del armario.
Pero...bueno, es un tema muy denso y a estas horas estoy espesa. Lo que quiero decir es que las palabras de la reina muy desafortunadas, pero quizá la reacción de los colectivos ha sido también tan apoteósica que ha hecho que un sector que no lleva mala intención hacia los gays lo haya considerado quizá un poco exagerado en tanto que otros, estos sí con bastante homofobia latente, lo hayan aprovechado para atacar...