Los holandeses han recortado miembros de su Familia Real, sea por matrimonios, abdicaciones o lo que sea.
Los suecos, aunque hagan una distinción que nosotros no hacemos entre Casa Real y Familia Real, también lo han hecho. Luego están Carlos Felipe y Magdalena que van a dedicarse a sus fundaciones y aparecerán en actos puntuales, pero los suecos dejaron claro que los que ejercerán la representación de la Corona son los Reyes y los Príncipes Herederos. Ahí se corta todo, por ahora. Siguen perteneciendo a la Familia Real, sí, pero su papel queda reducido a "sus labroes" y a cuando les necesite el Rey. Su padre que no su hermana, es quien ha tomado y ha adelantado una decisión que quizás era más propia a partir de iniciarse el reinado de Victoria.
Respecto a la gala, repito que el que hubiese querido asistir a Oviedo, podía hacerlo. Nada ni nadie impedía la asistencia de tal o cual invitado o de pedir un asiento en el Campoamor. Y de hecho hubiese sido fantástico ver a Elena o incluso a sus hijos allí.
Y ahora voy a ser sincera, a sabiendas de que me pueda caer la del pulpo. Es mi opinión, son mis sensaciones respecto al cambio de situación que algunos desearían.
No estoy del todo de acuerdo con la repetida frase de que Elena pagó los platos rotos de su hermana y que de ahí su situación actual. En parte sí, en parte fue apartada por todo lo que ocurrió, porque está trabajando o por lo que sea que dicen las normas de la Casa. Pero llegados a este punto y con semejantes antecedentes en la familia, el Rey necesita a personas que le tengan ley, que sean leales a su persona y a su reinado, a la Corona que él encarna. Personas que sean peones a su servicio, que intenten remar hacia un mismo destino, con errores o aciertos, pero leales.
Y digo esto porque, sintiéndolo mucho y a pesar de poder ser injusta, injustísima y efectivamente hacerle pagar a Elena los platos rotos de los ex Palma, la relación que sigue manteniendo con Revenga me parece motivo bastante para desconfiar acerca de su lealtad. No con el país, pero sí con su hermano. No me voy a poner ahora a intentar descifrar la forma de ser de los Borbones, porque creo que es caso perdido, pero tras las pestes y chinitas que ha soltado el señor Revenga respecto de la Casa e incluso de los Reyes Juan Carlos y Sofía (si no recuerdo mal, en el antiguo programa de Isabel Gemio en Onda Cero), hay muchísimas cosas que no comprendo, que me hacen torcer el morro. Un amigo puede hablar mal de tus padres, de tu familia o de su tabajo. Una cosa es hablar en esos términos en la intimidad, como un desahogo y apoyarlo desde la amistad, y otra muy distinta es hacerlo en público e incluso amenazar con escribir un libro/bomba. Un amigo habla mal públicamente de mis padres, de mi hermano, de su trabajo, etc, y le hago la cruz del gato de por vida. Hasta ahí lo dejo, porque a mí no me gustan las medias tintas es este tipo de cosas.
Nadie tiene que decirle a Elena con quien ir o dejar de ir, nadie tiene que obligar a nadie a poner por encima de cualquier cosa a una institución o a un Rey más que a un hermano. Absolutamente nadie puede ni debe hacerlo, más si esa persona no quiere. Pero sintiéndolo mucho, ante la sangría que dejó el caso Noos, la deslealtad de Cristina para todo el que no sea Iñaki (respetable como mujer, pero no como infanta) o la también deslealtad de Corinna hacia un hombre que creo que la quiso de veras, permitidme que, frente a algo que me deja atónita, sienta que las cosas están más que bien tal y como las dejó el Rey Juan Carlos. Elena con su trabajo, sus amistades, las obligaciones y lealtades que considere y puntualmente sirviendo al Rey.
Y repito, puedo estar siendo tremendamente injusta, pero es mi sentir, mi opinión más sincera.
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