sofía lars escribió:
¡Bravo, bravo, bravo!. Gracias Letizia, por decir VIOLENCIA DE GÉNERO en días como estos que la labor diaria de personas con pocos medios estatales han sido rebajados a meros "chiringuitos" para algunos partidos políticos, negando la existencia de las muertes machistas, además de acordarse de sus hijos, víctimas silenciosas e invisibles, que han sido testigos directos o protagonistas de dicha violencia.
Es muy fuerte que haya un partido -que vota no poca gente, por las razones que sean-, que si advertimos bien, se declara monárquico o dice defender la monarquía pero tiene presupuestos políticos contrarios al discurso que defienden los miembros de la Familia Real desde hace décadas. Y ya no hablemos del negacionismo en otras materias como el cambio climático.
Los que hayan votado eso como una forma de castigo, cuidao. Cuidado, que se nos puede volver en contra. Al acto de ayer, por ejemplo, apoyado por Casa Real desde hace años, no hubiera asistido cierto partido, ¿no?
La monarquía, siendo constitucionalista de base -porque así se erigió en su momento y por ella ha perdurado en el tiempo- no podría convivir con un partido en el Gobierno que quiera cargarse el discurso que lleva proyectando desde hace más de 40 años. Ojo con lo que quiero expresar. La monarquía podría convivir con un Gobierno republicano -que la respete o al menos tolere- al compartir ambos un discurso social similar. Incluso podría salir reforzada ante la adversidad, ante el desafío. Pero no creo que la monarquía pueda convivir con un Gobierno formado por un partido que se declara afín, pero que no reconoce, acepta ni defiende el mismo discurso social. Gobierno y monarquía entrarían en contradicciones muy sensibles.
De hecho creo que la defensa a la monarquía de ciertos partidos o políticos ayuda a los que hacen propaganda para erradicarla. Al apropiarse de algún
modo de ella, al pretender dotarla de una ideología que solo ellos tienen, ciertos discursos la ponen en riesgo
Hay unas palabras muy certeras de la Reina Sofía en la primera biografía de Pilar Urbano. Las expresó al referirse al regreso a España de la Reina Victoria Eugenia para el bautizo de Felipe.
"Vi también un poco de excitación, de histerismo... Entiendo que, en tiempos de Franco, había que tener valor para ir a manifestarse y a decir que se estaba con la monarquía. Pero... esa escena del aeropuerto la recordé años después, en 1981, cuando el entierro de mi madre en Grecia, en Tatoi: también había un grupo de gente, un grupo monárquico, con histerismo, con aplausos y gritos que no eran serenos. Y no me gustó. En las dos ocasiones, vi expresiones partidistas, y la monarquía tiene que estar al margen de las ideologías: no puede ser clasista, ni mucho menos sectaria. Ha de ser constitucional, y para todos. Si vale, si sirve al pueblo, permanece. La gente la quiere. La monarquía no pueden defenderla unos cuantos fanáticos monárquicos: es del pueblo, la tiene que defender todo el pueblo, si la aprecian, si saben que está para servirles a ellos. Pero, si no es así, si no les sirve, si no la quieren, si creen que es clasista y para unos cuantos aristócratas, es lógico que quieran cambiarla por otra cosa."Las palabras, la asistencia al acto o lo que queráis ver de ayer, es importante en el sentido que, de cara al pueblo, la monarquía se está diferenciando claramente de ciertas tendencias que van por muy mal camino. En este punto, Lamballe recordaría el año 23 y el tremendo error de Alfonso XIII. Hay cosas que no podrían casar jamás, por el bien de la institución. Debe existir una diferenciación clara respecto a la política, una
moderación, cierta disponibilidad para llegar a todo y todos y eso nada ni nadie lo debería ensombrecer. No sé si me explico.
Las leyes son criticables y mejorables, la educación también, el trato informativo siempre dejará mucho que desear y se tendrá que luchar por acabar con los estigmas sociales, incluso los creados a raíz de luchar contra otros. Pero no es tolerable despreciar ni atacar a un colectivo que tiene reclamos serios y justos para intentar atajar otros supuestos problemas. No es la manera, no será el extremismo la solución.