Bueno, si sacan las joyas ahora, ya apaga y vámonos. Sería la muerte civil, cuando no las han sacado nunca.
Ese es el problema. QUE NO LAS HAN SACADO NUNCA. Los Bernadotte no dejan de darnos alegrías.
El Rey puede imponerse o hacer saber que el Gobierno lo tiene atado de pies y manos. No me vale eso. Descuelga el telefono y lo cuenta a quien lo tenga que contar para que lo propague y listo. Igualmente no sería el momento, ahora mismo, de hacer eso, pues necesitamos unión, como él mismo pidió en su mensaje. Ir de acusica ahora, sería incluso deslelal.
Yo sé que ahora no es momento. Es momento de confinamiento absoluto, porque todavía no hemos llegado al temible pico, pero en cuanto se estabilice la cosa, la actitud debe ser otra. Igualmente nada debería impedirles mantener reuniones y audiencias por Skype o incluso comprar o adquirir cositas gracias a las influencias. Influencias para comisones NO, para arramblar con todo lo necesario para el sistema, SÍ.
En cuanto a los que llevan el temita imagen y controlan los escenarios... Ayer se ganaron el despido. El discurso iba a ser irrelevante e iba a ser criticado, SÍ o SÍ. Fue el tercero en salir a hablar y decir las mismas cosas. Lo sabíamos todos y lo sabían ellos. Se le veía a él en la cara, en su ser, en todo. ¿Pero sacarlo tras un púlpito? ¡La madre que me parió! ¿Un púlpito cuando la monarquía está siendo cuestionada por temas poco ejemplares? ¿En serio? ¿El púlito aporta cercanía y quiere mostrar ejemplaridad o altura de miras? Quería pegarme un chocazo contra la pared.
Los que deben velar por su imagen, ahora mismo, no saben hacerlo. Y ahora mismo es cuando deberían saber hacerlo, más que nunca. Así que a tomar viento ya. En España no sabemos hacerlo. Ni siquiera en Moncloa, ni siquiera en los partidos políticos, ni siquiera para organizar, todos los años, la misma gala aburrida de los Goya. Que miren a UK de una vez, que se traigan a quien sea, aunque no tenga ni papa de español. Hay antiguos empleados de Buckingham que estarían encantados de volver a asesorar a una Casa Real, aunque sea a una con un marronazo a las puertas del Tribunal Supremo.