Las cronistas de la época volvieron a recurrir a Lorenzo Caprile para averiguar si el vestido era obra suya, como el de la noche anterior. Lo era. Era la segunda vez que veíamos a la entonces prometida del Príncipe de Asturias vestida de gran gala y con joyas importantes. Su atuendo fue descrito por el mismo Caprile: "traje largo de gran gala realizado con original juego de drapeados en escote y espalda, realizado en crepe satén y tul de seda natural de color rojo fuego". Volvió a repetir, "todos los tejidos, por expreso deseo de Doña Letizia, son españoles y proceden de la firma textil madrileña José María Ruiz".
Los zapatos eran de Pura López, confeccionados con la misma tela del vestido. El bolsito de mano estaba bordado con canutillos de cristal y era original pieza de principios del siglo XX.
Años después, Lorenzo Caprile contó: "los primeros sorprendidos fuimos nosotros, no sabíamos que iba a escoger ese vestido para la boda. A principios de 2004 recibimos un encargo de Casa Real para construir un pequeño guardarropa de gala para Doña Letizia. En ese lote estaban el traje rojo, el dos piezas con tejido valenciano que se puso la noche anterior, uno gris, el cuerpo fucsia drapeado con dos faldas distintas que fue de las primeras cosas que se puso de casada y uno negro que se puso para visitar al Papa".