A ver si cuento bien la historia y no mezclo las múltiples versiones que se han contado sobre las joyas de Ena.
Conjunto de perlas regalo de la Reina María Cristina a su nueraLa Reina Sofía lució aquella tarde varias piezas señeras del joyero Borbón. La más destacada fue la tiara de perlas y diamantes de la Reina Victoria Eugenia. Encontramos su origen en otra tiara, regalo de la Reina María Cristina a su nuera por su boda con Alfonso XIII en 1906. Realizada por Ansorena, no existen imágenes de Victoria Eugenia luciéndola en público. Ello no significa que no llegase a utilizarla, pues la prensa, por entonces, no tenía acceso a los actos de gran gala de Palacio.
La Reina Victoria Eugenia con la versión originalAlrededor de la década de 1920, Victoria Eugenia envía la tiara a Cartier y encarga una nueva. El resultado fue una pieza de brillantes montados en platino con siete perlas. De estilo art déco, algunos le encuentran ciertas reminiscencias egipcias, sobre todo en la pieza central de la tiara, coronada por una perla que posteriormente fue retirada. El resto de perlas también podían ser reemplazadas por sendas esmeraldas talla cabujón. Así fue lucida por la Reina Victoria Eugenia en algunas ocasiones, haciendo juego con su aderezo de esmeraldas. El diseño de los roleos de laureles, característico de Cartier, puede encontrarse en otras tiaras de la firma, como la Khedive que hoy conserva la Reina Ana María de Grecia.
La tiara con las esmeraldasCuando Victoria Eugenia fallece, su hija, la Infanta María Cristina, hereda la tiara. En algún momento, es alargada por sus extremos, añadiendo un roleo más a cada lado y pasando de portar seis perlas a ocho, y de ocho roleos a diez. En la década de 1980, la Infanta María Cristina decide vender la joya, ofreciéndosela preferentemente a su sobrino, el Rey Juan Carlos. El Rey decidió adquirirla, recuperando así una de las piezas más utilizadas por su abuela Victoria Eugenia y regresándola a la línea principal de la familia.
La Infanta María Cristina