La Princesa Alexia lució la tiara de diamantes que le regalaron sus padres. Sencilla y de un tamaño más que adecuado, resulta muy aparente. Una de las mejores nuevas adquisiciones en este ámbito. La primera vez que la vimos fue en la boda de su primo Joaquín con Alejandra Manley en 1995.

Los pendientes eran los mismos que estrenó el día de su boda con Carlos en 1999.


La Reina Ana María con el collar

El collar de diamantes, era o es de su madre, pues desde hace muchos años tan solo lo utiliza Alexia. El colgante puede ser retirado. La Reina Ana María solía pender de él un rubí o una esmeralda cabujón. Así lo lució en los bautizos de Alexia y Pablo.


La Reina Alejandrina con el lazo de rubíes en la boda de Leopoldo y Astrid de Bélgica

Para sujetar su banda de la Orden del Redentor, Alexia lucía un lazo de rubíes y brillantes que tiene su origen en su bisabuela, la Reina Alejandrina de Dinamarca. Cuando Alejandrina falleció, el broche pasó a manos de su nuera, la Reina Ingrid, que lo lució en multitud de ocasiones junto al aderezo de rubíes de la Reina Désirée de Suecia. Todo parece indicar que, tras la muerte de Ingrid, la joya ha sido heredada por Alexia, su nieta mayor.


La Reina Ingrid con el broche

El aderezo de esmeraldas que llevó la Reina Ana María proviene de la bisabuela de su marido, la Reina Olga de Grecia. En su origen, se trataba de un conjunto de esmeraldas sin montar que la entonces Gran Duquesa Olga Constantínova recibió como regalo de bodas en 1867. Las gemas, talladas como cabujones o lágrimas, eran lucidas por la Reina para adornar sus vestidos, sus tocados o sus collares. Tras su fallecimiento, ocurrido en 1926, el conjunto de esmeraldas fue heredado por su nieto, Jorge II de Grecia.


La Reina Isabel con una de las versiones primigenias de la tiara

Jorge, casado con la Princesa Isabel de Rumanía, cedió las gemas a su esposa quién decidió empezar a lucirlas de diversas formas. Los cabujones más grandes los mandó montar en un bandeau que sería reformado a posteriori en varias ocasiones. Finalmente Cartier fue la encargada de transformarlo en una kokoshnik, cerrada con una hilera de diamantes en su parte superior. Utilizaron cinco esmeraldas que fueron circundando con unos motivos de diamantes en forma de "E" (Elisabeta). El resto de cabujones fueron montados en un broche y las esmeraldas en forma de lágrima en un par de pendientes y colgantes que se pueden prender del mismo broche o de otros collares.


La Reina Isabel con la kokoshnik creada por Cartier

El matrimonio de Jorge II e Isabel terminó en divorcio y sin descendencia. El Rey Pablo I sucedió a su hermano en el trono de Grecia. El conjunto de esmeraldas pasó a su mujer, la Reina Federica, nacida Hannover. Con ella, la tiara perdió su aspecto de kokoshnik pues la hilera de diamantes fue retirada. A su vez, sería la primera en lucir la tiara como collar en múltiples ocasiones. Años después, ella misma obsequiaría el aderezo a su nuera, la Princesa Ana María de Dinamarca, con motivo de su boda con su hijo, el Rey Constantino de Grecia.