Está fatal. Pero fatal, fatal.
Es que ya no sé por qué me sorprende, pero siempre saca algo nuevo.
Lo del viaje a Nepal es feísimo y, de nuevo, incurre en una vergonzosa contradicción. A Nepal le enviaron para visitar los pueblos afectados por el dantesco terremoto que sufrió el país. Fue un viaje humanitario, para conocer sobre el terreno las consecuencias del desastre. Gentes que perdieron todo, muchos lo poco que tenían, algunos hasta la vida.
Tío, ¿cómo puedes quejarte de ese viaje? ¿Cómo puedes mostrar tanto desdén e incluso atreverte a alegar agotamiento? TÚ, un príncipe, ser privilegiado donde los haya. ¿Pero quién se cree que es este niñato, este pijo sin sensibilidad para todo aquello que no sea ÉL y su señora?
Ahora resulta que fue a ese viaje arrastrado, porque era el pringado de la familia. Tiene los huevos de decirlo y quedarse tan pancho. Un "militar" de carrera que, desde que se largó, ha pretendido reivindicar sus galones y rangos. Este príncipe "militar" tiene los santos cojones de quejarse de un viaje que, se suponía, tenía como finalidad mostrar solidaridad hacia tantos damnificados, en un lugar que se había convertido en un infierno. El de las buenas y justas causas. El que quiere servir al prójimo, porque "hay muchas formas de servir". El que ha montado una fundación y, se supone, va a dedicar su vida y dinero a intentar lograr un mundo mejor...
Vete a la mierda, Quique. Vete a la mierda.