Los Pahlavi eran unos auténticos "parvenues".
Si os acordais, Fawzia había nacido en un grandioso palacio alejandrino. Mohammad Reza Pahlavi no había nacido en ningún palacio, sino en una casa alquilada de un barrio de Teherán. Por entonces (finales de octubre de 1919), el padre de Mohammad era un distinguido oficial de la brigada cosaca que servía a quien iba a pasar para la historia como el último shah de la dinastía Qayar.
El padre de Mohammad, Reza Savad Koohi, también llamado después Reza Khan o Reza Pahlavi, había nacido en una familia de tradición militar, camino que siguió él mismo. En 1921, con un retén de tres mil hombres, íba a protagonizar el golpe de Estado que le llevó a convertirse en el primer Shah Pahlavi, después de la fuga del depuesto último Shah Qayar.
Reza Khan, vamos a optar por llamarle así por una cuestión de comodidad narrativa, estaba casado en segundas nupcias. Tras la muerte de su primera mujer, Maryam Savadkoohi, que le había dejado solamente una niña llamada Hamdamsaltaneh, Reza Khan se había casado de nuevo con Nimtaj Ayromlú, de una prominente familia de origen turco plagada de militares de alto rango. Nimtaj le dió una primera hija en 1917, Shams, y luego en 1919 los mellizos Mohammad y Ashraf. En 1922 nacería un nuevo retoño, un varón llamado Alí Reza. Para entonces, Reza Khan era Shah (el primer Shah Pahlavi) y su esposa Nimtaj había asumido el nombre de Tadj ol-Molouk.
Aquí tenemos, en su fastuosa coronación, al primer Shah Pahlavi, Reza Khan:
Y aquí su señora, Tadj ol-Molouk:
El Shah hizo de ella reina de Irán y ella no tenía la menor intención de ser una "reina de harem". Asumió un rol preponderante, con proyección pública, siendo protagonista e inspiradora clave para el movimiento de retirada del velo de las mujeres iraníes, el Kashf-e hijab. Esta foto de 1936 muestra precisamente a Tadj ol-Molouk y sus hijas, las "princesas" Shams y Ashraf, melliza de nuestro Mohammad Reza, sin velo y obtuvo una enorme repercusión en su momento:
Montarse una nueva dinastía NO es fácil. Vamos, NUNCA ha sido fácil. Casi puedo imaginar a, por ejemplo, Enrique VII de Inglaterra, el primer rey Tudor, conversando con Reza Khan al respecto. Igual que Enrique VII puso todo el empeño en conseguir de novia para su hijo heredero Arturo a una Catalina de Aragón, hija de un rey y una reina por derecho propio, Reza Khan decidió apostar fuerte al mandar emisarios a la corte egipcia en busca de una princesa Fawzia, cuyo pedigree era innegablemente de mucha mejor calidad que el de sus propios hijos. Por lo visto, se lo había sugerido previamente, durante una visita de Reza Khan a Turquía, su amigo el presidente turco Mustafá Kemal Atatürk. No cabía duda de que era un matrimonio altamente deseable en términos de prestigio de la dinastía y geopolítica, al favorecer el desarrollo de nuevos lazos entre Irán y Egipto. Ahí, los sentimientos no tenían nada que ver: el joven Mohammad estaba, por lo visto, enamorado de una muchacha iraní, pero el amor tenía el mismo peso que una pluma si se confrontaba con las necesidades dinásticas. Tadj ol-Molouk hubiese asentido vigorosamente ante esa frase. Su marido, Reza Khan, ya no "cohabitaba" con ella desde que había nacido su hijo menor, Alí Reza. Reza Khan se había permitido tomar una "tercera esposa" llamada Touran e incluso más tarde una "cuarta" esposa llamada Esmat que en realidad pertenecía por nacimiento a la anterior distanía, los Qayar. Esmat era la innegable favorita de Reza Khan, y Esmat le daría cinco hijos empezando el conteo en agosto de 1924, cuatro príncipes (Abdul, Ahmad, Mahmoud y Hamid) y una princesa, Fatemeh. Pero lo importante, diría Tadj ol-Molouk, era que el prestigioso título de reina lo llevaba ella y el heredero del trono era el mayor de sus dos hijos varones, Mohammad. Ahí estaba lo que de verdad contaba, el poder.