La diferencia entre Al-Fayed y Carole es que el primero no era trigo limpio.
M. Al-Fayed tenía en su haber una estela incalculable de sobornos a políticos para favorecer sus intereses en el Parlamento británico. El tipo logró montar un lobby para lograr hacerse con Harrods a finales de los 80. Llegó a robar secretos a políticos y empresarios, algunos muy íntimos, y les amenazó con hacerlos llegar a la prensa. A otros les hacía regalos carísimos para luego amenazarles con ir a los tribunales con acusaciones de cohecho. Es decir, les hacía picar el anzuelo y luego les amenazaba con destapar todo si no le ayudaban a conseguir lo que quería. Entre las cosas que quería estaba lograr la nacionalidad británica.
Era un pájaro de cuidado. Cuál corrupto, pretendió abrirse paso a base de jugar sucio. En los 90 y tras todas las investigaciones parlamentarias y judiciales de las que había sido protagonista, los políticos huían de él como de la peste. Si logró introducirse en algunos círculos, fue a base de talonario y de adquirir los grandes almacenes y hoteles como el Ritz de París. Pero la billetera no le abrió todas las puertas. Buckingham y medio país, sobre todo la clase más progresista, entendían que era una persona a la que ni te podías acercar. Era sinónimo de corruptelas, líos judiciales, ambiciones desenfrenadas...
Esa actitud que mostró cuando falleció su hijo, asegurando que tenía pruebas que demostraban que el accidente había sido poco menos que un atentado, algo preparado por la Inteligencia británica, era su forma habitual de actuar. En esos momentos lo hacía movido por el dolor de perder a un hijo, pero en otros casos eran puras tretas mafiosas.
Es que el personaje tiene para una serie aparte.
El País todavía conserva artículos de cuando adquirió Harrods o de cuando fue investigado en el 94/95 y... tela. Imaginemos a una Infanta liada con un hijo de Jesús Gil o de un empresario corrupto de este país. Se caería España y con razón. Pues para la Corona y gran parte de la clase política británica, lo de Diana y los Al-Fayed fue todo un shock.
Febe escribió:
Yo no pienso tanto en cómo era Diana, o en cómo es Harry, sino en cómo es la prensa, ese tipo de prensa que los vampiriza y factura a su costa. Es terrible, destructiva, y hay que tener mucha cabeza para saber lidiar con ella, para que reme a tu favor y no te hunda. O elegir, si puedes, que te ignore. Dentro de la institución es más fácil de llevar, pero no siempre. Y ahora pienso en lo que está pasando la Reina Letizia... y hasta dónde puede llegar el asunto. A ella la destroza y no lo ha buscado ni lo merece.
La prensa es destructiva para todos, incluso inventando historias, pero existe una diferencia sustancial. Letizia no ha vendido nunca su vida privada, no la ha expuesto. Harry y Diana sí.
Cuando te sientas frente a un periodista -o alguien que juega a serlo- y le cuentas tus intimidades, entonces le estás abriendo la cancela que resguarda tu privacidad. Una vez abierta, ya no se puede volver a cerrar. A partir de ahí, dejan de existir los límites y el asunto se convierte en un todo vale.
El todo vale lo pueden sufrir todos, expongan sus intimidades o no, pero hacer lo que hizo Diana y lo que hace Harry, es altamente peligroso. Es un reparto de carnada a granel y sin contemplaciones. La prensa nunca es una aliada incondicional. Por eso, cebarse con quienes no abren la boca ni para dar un desmentido, es todavía más injusto.