Atentos a este
berserker mordiendo con rabia su escudo del llamado ajedrez Lewis.
Es mi excusa para hablaros de la religión. A los vikingos se les suele llamar
berserkers, pero no todos lo fueron. Este tipo de guerreros combatían semidesnudos, cubiertos de pieles y puestos hasta las trancas de algún tipo de seta alucinógena (o cornezuelo de centeno, o sea, el LSD de toda la vida, aunque la cerveza de beleño negro y la belladona podrían ser otros candidatos a droga dura vikinga) que los hacía más fuertes e inmunes al dolor. O eso creían ellos. Se lanzaban al combate con furia ciega y nada ni nadie podían detenerles. Su sola presencia atemorizaba a sus enemigos e incluso a sus compañeros de batalla, pues en estado de trance no estaban en condiciones de distinguir aliados de enemigos. Doce
berserkers eran el número adecuado de guerreros al servicio de la guardia personal de un rey.
Los
berserkers han sido relacionados con el culto a Odín, bueno, en la práctica todas las divinidades vikingas son guerreras, incluso las diosas pero Odín es especial puesto que custodia el paso al
Valhalla: el más puro de los paraísos, sólo al alcance de aquellos que tienen la muerte más noble en el campo de batalla.
Hay tres clanes de deidades, los
Æsir, los
Vanir y los
Jotun o gigantes. En Asgard, el hogar de los dioses, habitaban los
Æsir (dioses) y las
Asynjur (diosas). Todos ellos componían la asamblea a cuya cabeza estaba Odín, el más noble y el más importante. Junto a él están están Thor, dios del trueno; Baldr, dios de la belleza y la inteligencia; Tyr el dios del valor; Bragi el dios de la sabiduría y la elocuencia; Heimdall el guardián de los dioses a los que avisa del peligro tocando su cuerno; Höðr el misterioso dios ciego, que asesinó sin querer a su hermano Balder insitgado por Loki, el embaucador, dios del caos y el azar. Vidar es un dios taciturno pero muy bueno en la resolución de conflictos; Váli es el dios de los arqueros; Ull el dios del combate cuerpo a cuerpo y Forseti el de la concordia y la amistad. Entre las diosas la principal es Frigg, esposa de Odín, la vidente; Eir, la curandera; Sjöfn, que conduce los pensamientos de los hombres hacia el amor; Var, diosa de los juramentos; Syn, la guardiana de las puertas y también Iðunn, esposa de Bragi, que guarda en un estuche las manzanas que morderán los dioses cuando envejezcan.
Los
Vanir eran los dioses del mar, del viento, de los bosques y las fuerzas de la naturaleza. Njörðr rige el viento, el mar y el fuego, y tiene como esposa a Skaði, la cazadora. Frey y Freyja son hijos de Njörðr: Frey rige la lluvia y el sol y se lo invoca para conseguir buenas cosechas, representa la fecundidad; Freyja es la diosa del amor y de la guerra.
En teoría los primeros dioses son guerreros que se dedican a lo espiritual y los segundos más pacíficos dedicándose a lo terrenal: la siembra, el clima y las cosechas. En algún momento ambos panteones se fusionaron, se supone que después de un periodo de guerra, y algunos dioses se casaron entre ellos produciéndose asimilaciones entre deidades similares (por ejemplo, el éxito de Freyja es debido a que es considerada la propia Frigg, esposa de Odín, pero en versión doncella). Los daneses rara vez tuvieron templos y su clero estaba poco organizado. Se adoraba a los dioses en arboledas sagradas o en el propio hogar.
Los
Jotuns son los gigantes, seres monstruosos y enormes, pero también sabios y ricos, de los que se benefician los dioses en ciertas circunstancias pero que son peligrosos para los humanos. Están en el origen del cosmos y son rudos, tempestuosos e incivilizados, pero no malvados. En realidad, si os fijáis se parece bastante al asunto griego de la separación entre dioses y titanes. No es que una mitología se inspire en otra, es que ambas son producto de tribus indoeuropeas y probablemente provienen de una mitología original común. Y no se trata, como en el Cristianismo, de una lucha del bien contra el mal sino del orden contra el caos.
Existen otros seres sobrenaturales como las
nornas, que fijan el destino con decisiones irrevocables: una ve lo que ha ocurrido, otra lo que ocurre y otra lo que debería ocurrir. Ellas hilan el destino de los hombres y en especial, con hilo de oro, el de los héroes. Lo mismo que las Parcas. Los enanos viven de la minería y de la metalurgia y forjan armas para los héroes. Los elfos de la luz viven con los dioses, los elfos de la oscuridad eran criaturas pequeñas y traviesas. En realidad en su momento debieron ser seres importantes en la mitología pero con el paso del tiempo se mantuvieron en las creencias folclóricas en una posición muy devaluada. Entre las bestias del mundo se encuentran Fenrir, el lobo gigante, y Jörmungandr la serpiente marina que rodea el mundo; por otro lado están Pensamiento y Memoria, los cuervos de Odín, de los que el dios obtiene su conocimiento del mundo.
Las
valkirias eran hermosas guerreras comandadas por Freyja que llevaban al
Valhalla a los héroes caídos en batalla. Allí los atienden de sus heridas y les proporcionan lo que puedan necesitar mientras esperan el
Ragnarök, el fin del mundo, la batalla final entre dioses y gigantes en la que casi todo el universo será destruido y del caos surgirá un mundo nuevo y en paz. Los dioses mismos no son eternos sino que algunos de ellos como Odín y Thor serán derrotados y gracias a las profecías saben quién asesinará a quién. Si morir en batalla era un destino admirable para los hombres también lo es para una divinidad.
Y hablando de la guerra: todos los daneses de condición libre pueden portar un arma, de hecho, se espera que lo hagan. Su panoplia indica su estatus social: los ricos llevaban de todo incluyendo casco, escudo redondo, cota de malla y espada (de unos 90 cm de largo); la clase media lleva lanza, escudo y una daga o cuchillo largo. Los arcos eran usados en el comienzo de las batallas pero eran considerados menos “honorables” que la lucha cuerpo a cuerpo. Las hachas fueron usadas como arma de batalla cuando el resto del mundo las utilizaba como herramienta en sus labores campesinas. (la guardia personal de Canuto estaba armada con enormes hachas que había que sujetar con dos manos). Partían con facilidad escudos y cascos y eran tan versátiles y manejables que se convirtieron en las favoritas de las chicas guerreras, a juzgar por la cantidad que han aparecido en sus tumbas.
De todas las armas, las espadas eran las más difíciles de fabricar y por eso se heredaban de padres a hijos (cuanto más antigua, más valiosa era); representan además el honor y el estatus de un guerrero. De hecho, la falta de buenas espadas y la dificultad para forjarlas obligaba a los familiares de un difunto a doblar sus armas para dejarlas inservibles y prevenir que se saquease la tumba en su busca. Las empuñaduras no han sobrevivido por ser de cuero, madera o hueso.
Y nada de cascos con cuernos, por favor