Lorenzo di Piero de' Medici, que será conocido como Lorenzo el Magnífico, también fue retratado por Bronzino
Era un Humanista en todo el sentido de la palabra: estadista, mecenas de las artes, diplomático, banquero, poeta y filósofo. También cultivaba su cuerpo gracias a justas, cetrería, caza y equitación. En lo político, su gobierno estuvo centrado en mantener la paz en su ciudad, vigilando las instituciones republicanas de cerca, y frenar las ambiciones de los Estados Pontificios, que pretendían crecer a costa de territorio florentino. Sus habilidades diplomáticas mantuvieron el equilibrio en la península y su muerte provocó el caos que facilitó la entrada de Carlos VIII de Francia y el inicio de las guerras franco-españolas del siglo XVI.
Nacido el 1 de enero de 1449, sabemos que su madre vigiló de cerca su educación a manos de los mejores filósofos del momento: Gentile da Urbino, Marsilio Ficino, Christopher Landino, etc. Tuvo un preceptor griego que le enseñó lenguas clásicas y hasta un maestro de danza (moverse con donaire era imprescindible en una corte renacentista). A los 13 años de edad, la muerte de su tío cambió su vida, convirtiendo a su enfermizo padre en el director de la banca Medici. Su viejo abuelo Cosme, sabedor de la poca cabeza de su hijo Piero para los temas financieros, se implicó personalmente en la educación de Lorenzo y su hermano, viendo en ellos el futuro de su negocio. Para nuestro protagonista, eso significó que comenzaran a tratarle con la seriedad de un adulto pese a ser todavía un adolescente.
A los 16 años fue enviado por su padre en misión diplomática a Venecia y Milán, con el encargo de hacerse una idea en persona de cómo se movían los hilos de la política italiana. Puedo conocer en persona a Francesco Sforza, a Borso d’Este o a los príncipes Federico y Alfonso de Nápoles. El año siguiente puso destino a Roma donde conoció a Pablo II y a Ferrante de Aragón. A los 17 años su padre le instó a ocupar un puesto en el Consejo de los Cien y encargó a su madre Lucrezia que fuese a Roma a echar una ojeada a la chica Orsini que planeaban hacer esposa de su hijo.
Clarisa Orsini, retratada por Ghirlandaio.
Era hija de Jacobo Orsini, señor de Monterotondo, y de Magdalena, hermana del Cardenal Latino Orsini. Según propias palabras de Lucrezia en una de sus cartas, Clarisa era de noble familia, piel clara, pía y de estatura adecuada. Y eso bastaba por aquel entonces para hacer un buen matrimonio, además de la dote de 6.000 florines. En realidad, la cosa funcionó sólo porque Lorenzo era un caballero y trató a su esposa con respeto, porque vamos, como pareja eran totalmente incompatibles, agua y aceite, pocos matrimonios se han arreglado en la Historia entre dos personas tan diferentes. ¿La beata sobrina de un cardenal con un humanista hedonista? Sólo a Lucrezia se le ocurriría que podía salir bien. Clarisa tuvo una educación estricta y austera, profundamente religiosa, y ni puñetera idea de literatura o arte, ni hablar de filosofía. Lorenzo era un neoplatónico amante del placer, de la vida, de la poesía y de las mujeres hermosas. Clarisa nunca encajó bien ni en Florencia ni entre su familia política así que desde el primer día Lorenzo y ella pusieron las cosas claras: él a disfrutar de la vida en su ala de palacio, ella a sus obras pías y oraciones en sus habitaciones, ninguno molesta al otro y de vez en cuando una visita nocturna, por aquello de que hay que tener descendencia, pero sin desnudarse del todo y sin manoseos impúdicos. Como lo de “
Close your eyes and think of England” pero en versión italiana: “
chiudete gli occhi e pensate di Firenze”.
No se les dio mal el apaño, tuvieron al menos 10 hijos.:
Lucrecia, (1470-1553), casada con Jacobo Salviati, madre de María Salviati y abuela de Cosme I de Médici;
Gemelos sin nombre, muertos poco después del parto (marzo de 1471);
Pedro, (1472-1503) Señor de Florencia, casado con Alfonsina Orsini;
Magdalena, (1473-1519) casada con Franceschetto Cybo, hijo del Papa Inocencio VIII;
Contessina Beatriz, (1474-1474);
Juan, (1475-1521) quien se convirtió en el Papa León X;
Luisa, (1477-1488), prometida como esposa a Juan el Popular, pero fallecida en la adolescencia;
Contessina, (1478-1515) casada con Piero Ridolfi;
Juliano (1479-1516) Duque de Nemours, casado con Filiberta de Saboya.
Lorenzo aparece con sus hijos en los frescos de la capilla Sassetti, la obra maestra de Domenico Ghirlandaio, encargada por Francesco Sassetti y su esposa Nera Corsi para servir de mausoleo en la basílica de la Santa Trinidad de Florencia. Los Sassetti fueron aliados de los Medici y trabajaron siempre en su banco así que le pareció un halago incluir a su jefe en el programa iconográfico. La escena es la “Confirmación de la Regla Franciscana”, sólo que en vez de en Roma en 1209, parece ser en Florencia en la época renacentista. A la derecha aparecen el cuñado de Sassetti, Gofaloniere de Justicia por entonces, Lorenzo, el propio Sassetti y su hijo Federico. Lorenzo saluda a Angelo Poliziano, filólogo latino, que sube la escalera en compañía de sus alumnos, los propios hijos de Lorenzo: Giuliano, Piero y Giovanni.
En fin, esto es un hilo sobre cuadros así que no comentaré por lo menudo la biografía de Lorenzo, por demás bien conocida. Su idea era rechazar cargos públicos y manejar la política florentina en la trastienda, sin embargo, pese a su habilidad diplomática carecía de la capacidad de disimular tan bien como su abuelo y los republicanos le vieron el plumero: de ahí vienen las conspiraciones varias, incluyendo la que le costó la vida a su hermano, y las guerras a las que tuvo que hacer frente.
Los últimos años de Lorenzo estuvieron marcados por la severa censura moral del monje Savonarola. A finales de la década de los 80 la gota se cebó con él después de una vida de excesos, su esposa murió en 1488 ante la total indiferencia del pueblo de Florencia y de su marido, que prácticamente se había olvidado de ella. En la primavera de 1492, a los 43 años, Lorenzo moría a causa de la infección de una úlcera en su pierna. Le sucedió su hijo Pedro, de carácter débil, arrogante e indisciplinado, que sumergió Italia en el caos.
Por cierto que, siguiendo la tradición familiar a la hora de buscar novias para sus vástagos, Lorenzo casó a su hijo Pietro con una prima de su esposa Clarisa: Alfonsina Orsini, que había sido criada en Nápoles por su familia materna, los Sanseverino. El Magnífico envió en noviembre de 1486 a su cuñado Bernardo Rucellai a Nápoles con la misión de observar a Alfonsina discretamente. La joven Orsini no entusiasmó a Bernardo Rucellai, le pareció demasiado prudente y sin educación. En cambio, elogió sus atributos físicos, admiraba sus hermosas manos y los brazos, y concluyó que con sus catorce años de edad, también debía tener buenas piernas.
Y eso bastaba, aparte de la dote de 12.000 ducados.
Aquí está retratada por Botticelli.