Don Alfonso XIII, ocupa un reclinatorio en sitio de honor del presbiterio, pues tiene que intervenir en determinados momentos de la ceremonia nupcial, no como padrino, pues aquí no hay más que testigos. Estos son por parte de la novia; sus hermanos Don Alfonso de Borbón y el príncipe Don Carlos de Borbón y por parte de Don Juan, su hermano Don Jaime, duque de Segovia y su tío don Fernando de Baviera.
El órgano comienza a esparcir sus sones, y el cardenal arzobispo de Florencia, Dalla Costa, revestido de la púpura cardenalicia, avanza hacia el altar.
SER, el Srl cardenal acompañado de los Ministros correspondientes, deja el báculo y se dirije a los novios requiriendoles si saben de algún impedimente por el cual ese matrimonio no pueda ser contraido ni ser firme y legítimo.
Luego se dirije a SAR don Juan de Borbón:
Serenísimo Señor Don Juan Carlos de Borbón, príncipe de Asturias, quiere a SAR la princesa Doña María de las Mercedes de Borbón, por esposa y legítima mujer, por palabras de presente, como lo manda la Santa, Católica y Apostólica Iglesia Romana?
Antes de responder, SAR hace la ceremonia de Besar la mano a su Augusto Padre y repitiéndo SER la misma pregunta, responde:
Si quiero
¿Otorgase por espos y marido de SAR la princesa Doña María de las Mercedes de Borbón?
Si otorgo
¿Recibe por su esposa y mujer a SAR la princesa Doña María de las Mercedes de Borbón?
Si recibo
Despues dirigiendose a SAR la princesa le pregunta:
Serenísima Señora, Doña María de las Mercedes de Borbón ¿quiere VA por su legítimo esposo y marido, por palabras de presente, como lomanda la Santa, Católica y Apostólica Iglesia Romana, a SAR el Serenísimo Señor Don Juan Carlos de Borbón, príncipe de Asturias?
Antes de responder, SAR hace la ceremonia de besar la mano a su Augusto Padre, y repitiéndo el Señor Cardenal, la misma pregunta, responde;
Si quiero
¿Otorgase VA por esposa y mujer del Serenísimo Señor Don Juan Carlos de Borbón, príncipe de Asturias.
Si otorgo
¿Recibe VA a SAR el Sernísimo Señor Don Juan Carlos de Borbón, principe de Asturias, por su espos y marido.?
Si recibo
Aquí se dan los contrayentes la mano derecho y tomando el cardenal el báculo pronuncia la formula de declaración de Matrimonio y los bendice.
Luego el cardenal, con el aspersorio les echa agua bendita a los novios y se procede a la bendición de los anillos.
Primero pone el anillo al infante Don Juan de Borbón, en el dedo anular de la mano derecha. Dichas las oraciones de ritual, toma el otro anillo y se lo entrega a Don Juan, paa que se lo ponga a la princesa en el dedo anular de la mano derecha
Después se dan SS.AA.RR. las manos y comienza la santa misa, que el cardenal oye desde su reclinatorio.
Luego se les entregan a los esposas velas encendidas, que ofrecen despúes de dicho el Ofertorio.
Para este acto el propio celebrante volviéndose hacia los esposos, junto a la grada del altar, recibe de sus manos las velas y en seguida les da a besar una Cruz.
A continuación el celebrante regresa al altar y besa el Ara y el Portapaz que le presente el Ceremoniero. Luego éste mismo Ceremoniero lo lleva al sitial de S.M. para se de la paz al Rey, a los esposos y a las demás Personas Reales.
Al terminar la misa, se les quita a los esposo el yugo y velo y el cardenal va al medio del altar, se siente en el faldistorio, se cubre con la birreta y dirigiendoles la palabra, dice:
Ya que han recibido las bendiciones según la costumbre de la Iglesia, lo que les amonesto es que se guarden lealtad el uno al otro, y en tiempo de oración y mayormente de ayunos y festividades, guarden castidad. Amense reciprocamente, como marido y mujer, y permanezcan en el santo temor de Dios. Amen.
Concluida esta amonestación se le entrega al cardenal el aspersorio con el que echa agua bendita a SS.AA.RR., y hablando con SAR el principe de Asturias, y como haciéndole entrega de su esposa, dice:
Compañera doy a VA, y no sierva: amela VA como Cristo ama a su Iglesia
Vuelto al altar les da la bendición solemne.l
Despues de una corta estancia en la sacristía, se forma la comitiva para salir de la iglesia y estalla una gran ovación. El paso de los recien casados es acogido con un gran entusiamo que les sigue hasta que toman el automovil en el que dirigen al Vaticano.