Vandal escribió:
Todos sabemos que Isabel II de España fue una reina sabia, culta, de clara inteligencia para la política, equilibrada en sus emociones, de vida austera, muy poco dada a los excesos, pero por encima de todo fue una esposa amantísima y mujer de un solo hombre, Francisco de Asís, que la hizo felicísima a pesar de su fama de mujeriego… Bueno, vale, ahora en serio, lo que todos sabemos es que Isabel II era una mujer digamos… desinhibida, que se llevaba a la cama a quien le daba la real gana. 
La entradilla es espectacular, jajajaja.
Propongo una visión alternativa de Isabel, por supuesto. Pienso que es una de las reinas españolas más biografiadas pero peor biografiadas en el sentido de que siempre, siempre, se pone el acento en resaltar su listado de aventuras erótico festivas. Me gustaría que alguien se tomase el trabajo de ofrecernos una visión más amplia de esa mujer...
Mi idea es que Isabel era, ante todo, una mujer muy sentimental y afectuosa que arrastraba una larga serie de carencias afectivas. Piénsese que su padre había muerto cuando ella tenía apenas tres años, lo que hizo de su madre una reina gobernadora con un exceso de preocupaciones debido a las dificultades del acceso al trono de la niña. Para más inri, la reina gobernadora tardó lo que tarda en cantar un gallo en rehacer su vida amorosa con un guapo oficial de la guardia real. Oficialmente, seguía viuda, cuando en realidad estaba casada en secreto; es curioso los trabajos que se tomaba para camuflar cada embarazo, cuando en realidad sus numerosos partos de "muñoces" enseguida se reflejaron en las coplas satíricas de los enemigos políticos. Lo importante es que la reina gobernadora se colocó en una posición vulnerable. Los que esperaban agazapados una ocasión para situarse como "el poder detrás del trono ocupado por una criatura" no tardaron en encontrarla. Aquella mujer hubo de marcharse al exilio con su "segunda familia" cuando su hija reina tenía diez años y la infanta presumible heredera de la corona solamente ocho años.
Las chiquillas no tuvieron suerte. Mi impresión personal es que lo peor que le puede pasar a unas niñas es crecer en un PALACIO, una reina aún pre-puber y una infanta heredera tres años menor, rodeadas de gente que no las quería de manera desinteresada ni se preocupaba de prepararlas adecuadamente para cumplir sus papeles históricos costase lo que costase y aunque a veces eso significase marcarles una saludable disciplina. Las dejaban campar demasiado a sus anchas, no les ponían límites; paralelamente, su formación intelectual no avanzaba, parecía que no importaba que fuesen unas incultas porque así se las podía manejar con mayor facilidad. Pero eso sí: se las halagaba y se las consentía en exceso, en particular a la reina. Es un milagro que no saliese peor de lo que salió...
Yendo al tema de los amores de Isabel...Según César Vidal, el "ayo oficial" de la reina, Salustiano de Olózaga, fue quien la inició sexualmente. Pero también recuerdo haber leído en una obra de Carlos Fisas (?) que ese papel de desflorador se lo atribuyó el mismísimo general Serrano, duque de La Torre. Si se trató de Salustiano, malo, pues el tipo utilizó su prevalencia sobre una menor a la que tutelaba, lo que suena a abuso de la peor calaña. Pero si se trató de Serrano, casi peor. Serrano fue un chulo con la reina, a quien pretendía controlar mejor si la trataba de forma tan íntima; en algún lugar, pero no me preguntéis dónde, leí que su manera de estrenar a la muchacha tuvo más parecido con un asalto cuartelero, una especie de violación, y que, al final, hubo que pagarle una suma astronómica, casi dieciséis millones de reales de la época, para que la dejara libre de sus asiduidades de alcoba. Por supuesto, me gustaría conocer más los entresijos de esa historia, no entra en lo habitual que un regente lleve tan lejos su afán por perpetuarse en el poder, incluyendo en el lote abusar sexualmente de una reina adolescente a quien, en principio, habría que mantener virgen y casta hasta que se concertase un matrimonio ventajoso para la monarquía.
Siempre se presenta a Isabel como una ninfómana incorregible, apelando incluso a su "herencia genética" para intentar justificar que en ella había una ansiedad sexual que eclosionó pronto y fue in crescendo con los años. Pero ojalá alguien serio rastrease a fondo la adolescencia de la reina Isabel, porque lo que haya de cierto en los episodios Olózaga y Serrano más bien la ponen en una condición de víctima.
Para añadir leña al fuego, la casaron con quien menos podía cuadrarle a ella. Se sabe que Isabel prorrumpió en sollozos y protestas airadas cuando le dijeron que se había decidido su boda con su primo Francisco de Asís, a quien ella conocía desde la infancia y en quién veía un muchacho de voz aflautada, exageradamente dado a acicalarse y por tanto de masculinidad muy cuestionada. En el curso de la misma ceremonia de bodas, María Cristina tuvo que arrearle un pellizco en el brazo a Isabel para que pronunciase el "sí" de rigor, porque, a la pregunta del oficiante, ésta había reaccionado con un silencio ominoso. Según declaraciones posteriores de Isabel, la noche de bodas fue bastante desoladora. En cualquier caso, de acuerdo con Vidal, los primeros meses de convivencia incluyeron frecuentes contactos sexuales, lo que indica que ambos primos, pese a detestarse cordialmente, estaban dispuestos a cumplir con el deber. De hecho, también siguiendo a Vidal, fue a los cinco meses de la boda cuando Francisco de Asís amenazó con abandonar "definitivamente" la alcoba de Isabel, en una maniobra de chantaje para conseguir que se marchase de España su tía-suegra, María Cristina, dado que esta se había opuesto resueltamente a que el rey consorte se viese oficialmente asociado de manera plena a la soberanía que detentaba la reina. Francisco de Asís se pasó meses sin reiniciar su vida en común con la soberana. En ese período a ella se la acusó de mantener relaciones con el general Serrano (otras fuentes sitúan la historia con Serrano en una etapa muy anterior) y también con un cantante de éxito, Joaquín Mirall, que acudía a palacio invitado por la reina para participar en veladas musicales en las que ambos interpretaban dúos con la infanta Luísa Fernanda, duquesa de Montpensier, haciendo de pianista. A Mirall se le considera el primer amante elegido de manera directa por Isabel, pero es muy posible que se tratase de una relación amistosa o meramente platónica.
El primer embarazo de Isabel -en el otoño de 1848- parece haber sido una obra incuestionable de Francisco de Asís. Nació un niño, Luís, que vivió apenas unas horas. El fallecimiento le dolió en el alma al rey consorte, lo que parece ratificar la impresión de su paternidad biológica; siempre llevó consigo un mechón de pelusilla del bebé en un guardapelo de oro, por ejemplo.
... ummm...
!!!