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También hay un apartado con la música y los compositores que sonaron, tanto en La Almudena como en la basílica de Atocha, además de información adicional sobre ellos: Música y compositores cuyas obras se interpretaron en las ceremonias Catedral de Santa María la Real de la AlmudenaDurante la llegada de los invitadosEl organista de la Catedral, Roberto Fresco, interpretó piezas de los organistas y compositores más notables de los reinados de Carlos V, Felipe II, y Felipe V (siglos XVI al XVIII): Antonio de Cabezón, Sebastián Aguilera de Heredia, Francisco Correa de Arauxo, Pablo Bruna y Joan Bautista Cabanilles. Al entrar Su Majestad el Rey en el templo, el órgano interpretó el Himno Nacional A la entrada de Doña Letizia en el temploAllegro con órgano Opus 7 nº3 en si bemol de Haendel Durante la misaGloria
Misa Pro Victoria. Tomás Luis de Victoria Aleluya. Cristóbal de Morales Presentación de las ofrendas
Sancta Maria KV 273 de W. A. Mozart Sanctus y Benedictus
Misa Pro Victoria. Tomás Luis de Victoria Agnus Dei
Misa Pro Victoria. Tomás Luis de Victoria Cantos de Comunión
Tantum ergo KV 197 de W. A. Mozart O salutatis. Juan Crisóstomo de Arriaga Pan Divino. Francisco Guerrero Rito de Despedida y BendiciónRegina Coeli de Tomás Luis de Victoria Durante la firma de los testigosCantata nº 69 de J. S. Bach "Lobe den Herrn, Meine Seele" A la salida de Sus Altezas Reales los Príncipes de AsturiasMientras salen los invitadosPreludio pro Órgano Pleno Coral Meine Seele erhebet den Herrn BWV 648 Coral Ach bleib bei uns, Herr Jesu Christ BWV 649 de Juan Sebastián Bach Junto a la fachada de Palacio, la Unidad de Música de la Guardia Real interpretó marchas y otras piezas musicales durante el recorrido de los invitados - OFF TOPIC
- Tomás Luis de Victoria (Ávila 1548-Madrid 1611)
Su obra está considerada como el monumento del arte sacro polifónico hispano más importante durante el Siglo de Oro. Junto a Lasso y Palestrina forma parte de la trinidad más excelsa del renacimiento musical de su tiempo. En Italia fue cantor y organista de Santa María de Monserrate, ejerciendo igualmente como maestro de capilla del Seminario Romano y de la Iglesia de San Apolinar. En 1571 sucedió a Palestrina como maestro de capilla del Colegio Germánico. A su regreso a España fue, desde 1596 hasta 1607, capellán de la emperatriz María de Austria y maestro de capilla en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Al igual que San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y los grandes pintores del siglo XVI, Tomás Luis de Victoria "se propuso con su música conmover y elevar el espíritu de sus oyentes". Supo hermanar su misticismo dramático con el expresivismo típico de la música española. La Misa Pro Victoria, para dos coros, nueve voces mixtas y órgano, publicada en Madrid en 1600 está dedicada al Rey Felipe III. En 1913, una de las personalidades más relevantes de la música sagrada, el musicólogo y profesor Peter Wagner subrayando su importancia escribió: "el estilo concertante había nacido antes de lo que hemos creído hasta ahora..." El ritmo y el contraste del colorido espectacular entre los dos coros y el órgano hacen presentir una nueva época.
Cristóbal de Morales (Sevilla, 1500-Málaga 1553) Es el compositor más importante de la escuela andaluza, y el más digno representante de nuestra polifonía durante la época de Carlos V. Fue Cantor de la Capilla Pontificia, durante el papado de Pablo III, a cuya instancia compuso una obra para conmemorar la Paz de Niza, que fue interpretada ante la presencia del Papa, del Emperador Carlos y de Francisco I de Francia. Su música se caracteriza por una técnica sólida y severa que pretende, según palabras de Pedrell, dar al alma nobleza y austeridad. Buen ejemplo de ello es el "Aleluya" del motete Regina coeli que se conserva en la Parroquia de Santiago de Valladolid.
Francisco Guerrero (Sevilla 1528-1590) Discípulo de Cristóbal de Morales, forma junto a él y Tomás Luis de Victoria, la trilogía de los grandes polifonistas españoles del siglo XVI. Ejerció como maestro de capilla de las catedrales de Jaén y Málaga, y fue quien más se distinguió en la composición de música profana en lengua vernácula, excepto las escasas obras atribuidas a Morales. Su música está llena, de dulzura, no exenta de lirismo y de dramatismo y expresa fielmente el significado del texto. En 1589 publicó su obra Pan divino, gracioso... La naturalidad y sencillez de sus frases y melodías, oculta su inigualable maestría en el empleo de la técnica del contrapunto.
Juan Crisóstomo Arriaga (Bilbao 1806-París 1826) A los 16 años ingresó en las clases de violín y composición del Conservatorio de París, y dos años más tarde fue nombrado profesor de dicho Centro. Para Fétis, su profesor de composición, Arriaga había recibido de la naturaleza dos facultades que se encuentran raramente en un artista: el don de la invención y la aptitud más completa para vencer todas las dificultades de la técnica. De sus obras religiosas destacan su Misa a cuatro voces mixtas, su Salve Regina, y O Salutaris para voces de hombre y orquesta de cuerda. Arriaga es uno de los grandes músicos de la España del siglo XIX.
Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo,1756-Viena 1791) Es muy probable que el motete Sancta María fuera escrito cuando el compositor preparaba su viaje a Manheim y París en 1777, en vísperas de la celebración religiosa de la Natividad de la Virgen. Los especialistas mozartianos nos hablan de un fervor personal a la "maternal Virgen María" por parte del joven artista. Se trata de una pequeña obra maestra en la que prevalece la sinceridad y la hondura del sentimiento del autor. Intervienen un coro a cuatro voces mixtas, en estilo homofónico, y una pequeña orquesta de instrumentos de arco y órgano. Idéntica forma y estilo son los que prevalecen en el Tantum Ergo.
George Friedrich Haendel (Halle 1685-Londres 1759) Las series de los conciertos para órgano pertenecen a la época de madurez y constituyen una de las mejores creaciones de Haendel en el ámbito de la música instrumental. Estas obras por su diversidad de motivos, su plenitud melódica y su elegancia virtuosa se convierten en páginas maestras de la música. El Concierto n.° 3, opus 7 en Si bemol mayor, pertenece a este tipo de repertorio que ha alcanzado una significativa difusión. Pero ninguna obra ha podido aproximarse en popularidad al celebérrimo Aleluya del Oratorio El Mesías.
Organistas-compositores más notables entre el reinado de Carlos V y Felipe II, y el reinado de Felipe V
Antonio de Cabezón (Castrillo de Matajudíos 1510-Madrid 1566) Este ciego búrgales fue organista del emperador Carlos V, y del Rey Felipe II. Viajó por toda Europa, incluida Inglaterra. Cabezón proporcionó la base técnica a la floreciente escuela de virginalistas de Gran Bretaña. Consiguió, a través de sus diferencias o variaciones, de sus tientos o fantasías, un arte totalmente instrumental, susceptible de una mayor libertad, y desligado de la severidad de estilo al uso, impuesta por las voces y su tratamiento polifónico. Se considera el creador de nuestra escuela instrumental, con formas totalmente españolas, como el tiento-preludio y las diferencias-variaciones, que supone un anticipo estilístico del barroco. El prestigioso erudito musicólogo y secretario déla Biblioteca Real de Berlín Siegfried Dehn, en carta dirigida en 1853 a Franz Liszt, aseguraba que en la obra de Cabezón se encuentran no sólo los orígenes de la música instrumental, sino también los de la música figurativa... Entre sus obras más notables está el Tiento del Primer Tono (sobre la "Salve").
Sebastián Aguilera de Heredia (Zaragoza, 1561- 1627) Nació un año antes de la muerte de Cabezón. Fue organista de la Catedral de Huesca, desde donde pasó a la Seo de Zaragoza, con este mismo cargo. Usa magistralmente las alteraciones cromáticas, y las llamadas "falsas" o intervalos disonantes, anticipándose con ello a Cabanilles en sus tientos y en sus versos. Una de sus composiciones más conocidas es la llamada Obra de Octavo Tono Alto, Ensalada.
Francisco Correa de Arauxo (Sevilla, 1584-Segovia, 1654) Discípulo de Peraza, fue organista de la Iglesia del Salvador de Sevilla en 1599. En 1636 lo fije de la catedral de Jaén, y termina por ocupar el mismo puesto en la catedral de Segovia en 1640. En 1626 publicó en Alcalá de Henares su obra Facultad Orgánica, concebida de manera pedagógica, donde se recoge toda su creación, acompañada de un prólogo de gran interés. Su estilo es heredero de la mejor escuela organística española, y refleja a la vez una manifiesta personalidad y originalidad, por su libertad y fantasía. En sus composiciones encontramos acaso los ejemplos más llamativos de la música española para órgano del barroco temprano. Una buena muestra es el Tiento de Medio Registro de Dos Tiples de Segundo Tono.
Pablo Bruna (Daroca, 1611-1679) Es uno de los compositores aragoneses más distinguidos del siglo XVII. Conocido como "el ciego de Daroca", en 1631 fue nombrado organista de la colegiata de su ciudad y en 1639, para ocupar el mismo puesto por el Cabildo del Templo del Pilar de Zaragoza. El Tiento de Segundo Tono sobre la Letanía de la Virgen es una obra de características particulares dentro de su producción, escrito según la técnica de las diferencias o variaciones y el esquema armónico de la Folia de España.
Joan Bautista Cabanilles (Algemesí, 1644-Valencia, 1712) A los veintiún años era organista de la Seo de Valencia. Difícilmente encontraremos en su tiempo un artista de tanto ingenio natural e inventiva para la música de órgano, tanto más si se tiene en cuenta que el órgano español no había conocido la evolución del pedal y continuaba con las contras de una octava natural como en el siglo XVI. Fiel a la tradición expresiva española, compuso gran número de tientos, gallardas, tonadas, versos, xácaras, pasacalles, paseos, tocatas y batallas, con brillantes figuraciones y gran esplendor armónico, como el caso del Tiento de Sexto Tono.
Johann Sebastián Bach (Eisenach 1685-Leipzig 1750) La primera parte de la Cantata 69a se basa en el versículo segundo del salmo bíblico 103.2: "Alaba al Señor, alma mía y no olvides ninguno de sus beneficios...", afirmación que Bach transforma en una exultante celebración de la benevolencia de Dios. Un doble conjunto instrumental caracteriza esta obra. La plantilla habitual se incrementa notablemente y se distribuye en dos bloques. Uno formado por tres trompetas y timbales, y otro, por tres oboes y fagot, además de los instrumentos que comprenden la orquesta de cuerda. Formalmente esta primera parte de la Cantata se divide en: 1° Introducción o Sinfonía, 2° Fuga primera I "Lobe den Herrn...." (Alaba al Señor...), 3° Fuga segunda "Und vergiss nicht..." (y no olvides...), 4° Doble fuga con ambos temas, 5° Reexposición de la sinfonía instrumental. Basílica de Nuestra Señora de AtochaMientras los Contrayentes caminan hacia el Altar"O Gloriosa Virginium", de Felipe Pedrell En la ofrenda floral"Cántiga de Alfonso X, Rosa de Rosas" Tras el responsoSalve Montserratina, de Tomás Bretón Al finalizar la ceremoniaEl organista, el Padre Jafet, interpretó los versos del Regina Coeli del Padre Antonio Soler - OFF TOPIC
- Felipe Pedrell (Tortosa 1841 - Barcelona 1922)
Fue niño cantor de la escolanía de la Catedral de su ciudad. De la educación recibida de un maestro de Capilla ejemplar nacería su amor por la polifonía de nuestros grandes maestros del siglo XVI y por nuestro folklore. Consecuencia última de esa temprana formación sería su manifiesto "Por nuestra música" y su celebrada conferencia-concierto en el Ateneo de Barcelona sobre nuestra música en los siglos XV y XVI con autores y obras del Cancionero de Palacio hasta el siglo de Oro. Desde Juan del Encina hasta Morales, Guerrero y Victoria. En sus publicaciones musicológicas destacan su "Antología de organistas clásicos españoles" y "Cancionero musical español" pero muy especialmente la Opera Omnia de Tomás Luis de Victoria publicada por vez primera a petición de la renombrada editorial Breitkopf y Hartel de Leipzig. Pedrell debe ser considerado como el fundador de la musicología en España y precursor del moderno concepto musicológico. Sus esfuerzos e ideas estéticas influyeron decisivamente en personajes eminentes en el mundo de la creación como Albéniz, Granados o Falla y en el campo de la musicología monseñor Higinio Anglés. Todos ellos se considerarán discípulos suyos. Fue nombrado catedrático de Historia y Estética de la Música del Conservatorio de Música y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su discurso de ingreso, bajo el título Sentirse español, versó sobre Antonio de Cabezón. La música religiosa junto a sus óperas ocupa un lugar destacado de su creación. De 1882 data su "O gloriosa virginum" Himno para las Fiestas de la Virgen, composición para 4 voces mixtas a Capella.
Tomás Bretón (Salamanca 1850 - Madrid 1923) Desde muy joven vive en Madrid donde realiza sus estudios musicales en el Real Conservatorio de Música, finalizando con el Premio Extraordinario de Composición en la Cátedra del Maestro Emilio Arrieta. Durante diez años se dedicó especialmente a la dirección de orquesta. Para Bretón fue decisiva su larga estancia en Roma con la ayuda especial del Monarca Alfonso XII. Allí se familiarizó con los archivos vaticanos como poco antes lo había hecho Felipe Pedrell, con quien compartía una profunda amistad y respeto mutuo. Para los dos su mayor aspiración era la creación de una ópera nacional, que en el primer caso tuvo por resultado Los Pirineos y en el segundo Los amantes de Teruel. Sin embargo, y como es notorio, ninguna de sus obras puede compararse a La Verbena de la Paloma, una página perfecta del Teatro Lírico español. Pero su pasión por Madrid que fue una constante a lo largo de toda su existencia, no le impidió extender el horizonte de su interés artístico en otros paisajes de la vida española, como es el caso de esta Salve monserratiana, que como su propio nombre indica está dedicada al célebre monasterio benedictino.
Alfonso X El Sabio (Toledo 1221 - Sevilla 1284) Las Cantigas de Santa María del Rey Alfonso X El Sabio, constituyen el monumento más extraordinario no solo de la música española sino europea del siglo XIII en su expresión monódica. La aportación del Rey Sabio fue fundamental para lo que entenderemos como principio de la notación mensural que permitía determinar la duración de los sonidos. Otra aportación básica supuso dotar a sus creaciones de alternar los distintos modos rítmicos medievales. De todos los manuscritos que se han conservado hasta nuestros días el Códice princeps de El Escorial es el mejor elaborado y más completo por lo que se refiere a la lírica musical religiosa sobre texto vulgar. Las Cantigas pueden agruparse en las de tipo narrativo y las de carácter eminentemente lírico que adoptan, en general, la forma de "rondel" o "virelai". A estas últimas pertenece, "Rosa das rosas, etfror dasfrores...." que aparece con el número 10 en el Códice citado de El Escorial T.j I. Sobre esta famosa colección podría recordarse la opinión del franciscano Gil Zamora cuando decía que se trataba de muchas y bellas melodías, imitando a David, las cuales adornó con sonidos apropiados y las moduló según las proporciones musicales..... Lo cierto es que poesía y música se complementan en perfecta armonía como si se tratara de los antecedentes más conseguidos y bellos de la propia historia del Lied.
Fray Antonio Soler (Olot 1729 - Monasterio de El Escorial 1783) Organista, compositor y Maestro de Capilla del Monasterio El Real de San Lorenzo de El Escorial es una de las figuras más relevantes del arte musical en España durante la segunda mitad del siglo XVIII tanto en la música sagrada como en la profana, y especialmente, en la instrumental. En la Biblioteca de El Escorial se conservan en torno a 250 obras que abarcan todos los géneros. Gozó de gran reconocimiento como creador y como teórico en España y en Europa. Su obra Llave de la armonía obtuvo la máxima consideración por parte de los maestros de capilla y organistas de la Corte y por parte del Padre Giambattista Martini, tenido como uno de los teóricos más importantes del siglo XVIII, quien calificó a Soler como un hombre de superior mérito en la ciencia de la armonía. Una de las contadas composiciones para órgano son los Versos de Regina caeli escritos en forma de preludio solemne, seguido de una fuga muy personal con disonancias sin preparación, atrevidos pasajes cromáticos y modulaciones inesperadas. José Peris Lacasa Asesor Músical del Patrimonio Nacional Catedrático de Universidad y del Consevatorio Superior de Música
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