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Buscando información sobre la cena de gala el día previo a la boda he encontrado esta información sobre las fiestas posteriores a la boda: https://www.elmundo.es/loc/2014/05/21/5 ... b456d.htmlhttps://elcierredigital.com/trending-es ... faire.htmlLas fiestas no oficiales que se celebraron por la boda real.Oficialmente, las celebraciones de la boda de los Príncipes consistieron en una cena de gala la víspera, 21 de mayo, en el palacio de El Pardo, y el ágape nupcial que tuvo lugar al mediodía del mismo 22 de mayo en el Palacio Real, tras el enlace en la catedral de La Almudena. Pero, en realidad, se celebraron otros saraos paralelos "en la sombra" a buen recaudo de cámaras y objetivos indiscretos, que no pudimos contemplar los ciudadanos de a pie.
Por ejemplo, el baile que siguió a la cena de la víspera, donde se congregaron 600 invitados de la realeza [según publica el país fueron 345 invitados, no 600 https://elpais.com/elpais/2004/05/22/ac ... 50215.html] , familiares y amigos, y que se celebró en el salón de los Austrias del palacio de El Pardo, donde se instaló una tarima de parqué de 10 metros. Felipe y Letizia abrieron la velada con un romántico vals interpretado por la orquesta de la guardia real, secundados por los propios monarcas quienes, la mar de animados, repitieron varios valses como pareja.
Después, una música menos ceremoniosa, al estilo Glen Miller, y el broche de la noche lo puso un cuadro flamenco que duró hasta las dos y media de la madrugada. Como anécdotas, las protagonizadas por Francisco Rocasolano, el abuelo taxista de Letizia, que muy alegre, se zafó del guardia real que le asignaron como "ayuda de cámara" y bailó de lo lindo con sus nietas, Telma y Erika. Aparte de las travesuras del abuelo, hay que destacar la rumbita flamenca que se marcó Victoria de Suecia con el Príncipe Felipe y el protagonismo del flamante presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que no cabía en su chaqué de gozo, pues ese mes de marzo había ganado las elecciones y fue el único político invitado junto a su esposa, Sonsoles Espinosa.
Al dia siguiente, el sábado 22 de mayo, se sucedieron más celebraciones "clandestinas", esta vez tras el ágape oficial. Así, en el palacio de la Zarzuela se organizó una cena privada a la que no asistió ningún miembro de la familia de la novia, destinado a agasajar a la realeza que había acudido a la boda. Estuvieron presentes desde Harald y Sonia de Noruega, a Naruhito de Japón, pasando por Miguel de Rumanía, Farah Diba con su hijo Reza Ciro, Constantino y Ana María de Grecia y un largo etcétera que ascendió a 125 invitados.
Se celebró en el edificio Magnolias, contiguo al palacio, donde se ubica la sede administrativa de la Casa Real, y donde se habilitó un comedor con 13 mesas para 10 comensales cada una, decoradas con pequeños centros de flores blancas y azules. El menú, servido por 17 camareros pertenecientes al propio personal de palacio, fue más abundante que el propio convite nupcial y consistió en crema de pescado, carne y postres. La anécdota de la noche fue la pelea a puñetazos entre los dos pretendientes a la corona de Italia, Amadeo de Aosta y Víctor Manuel de Saboya, que se produjo cuando el primero intento estrechar la mano de su primo y Víctor Manuel le respondió con un directo a su mandóbula que le dejó K.O. Una riña bastante inoportuna que aguó una velada que terminó sobre la una y media de la madrugada y molestó mucho a Don Juan Carlos, quien dicen que exclamó "nunca más".
Quizá para quitarse el mal sabor de boca, el Monarca se escapó un ratito a otra celebración seguramente más animada: el guateque que los recién casados celebraron en el Nuevo Pabellón, su residencia. Hasta allí se desplazaron Felipe y Letizia en torno a las 22.00 horas con una veintena de amigos, no sin antes quitarse sus trajes de ceremonia para enfundarse unos vaqueros. Ante la sorpresa general, ya que nadie esperaba al Rey, éste respondió: "Es que he venido a traeros los puros" y en efecto, repartió varias cajas de Habanos entre la concurrencia. El grupo dio cuenta de unos informales canapés y unas tapitas, además de la muy celebrada tarta nupcial del repostero alicantino Paco Torreblanca. La anécdota de la noche estuvo protagonizada por la hermana de la ya Princesa de Asturias: Telma y el regatista Fernando León, íntimo del heredero, no se separaron ni un instante.
Aunque la jornada había sido agotadora, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se encargaron por su parte de capitanear al resto de invitados jóvenes que no habían acudido ni a la cena de la realeza en Zarzuela ni al "guateque" de los Príncipes. Su destino fue el bar Cock, en Gran Vía, que antaño fue el reservado de la mítica coctelería Chicote. Allí recalaron los duques de Palma, acompañados de otros cachorros de la realeza, como Marta Luisa de Noruega y su marido, el escritor Ari Ben, Alfonso Zurita, Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal y tambien Haakon y Mete Marit de Noruega, que se recogieron los primeros porque habían traído a su hija, la princesa Ingrid, y la habían dejado en el hotel con una cuidadora.
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