De bisabuela a bisabuela y tiramos porque nos toca. Si Olimpia Torlonia aparecía con una tiara de la Reina Victoria Eugenia, bisabuela del actual Felipe VI, Carolina lo hacía con la tiara de otra bisabuela, esta vez de Victoria Luisa de Prusia.

Ya dijimos que Victoria Luisa de Prusia recibió una serie de joyas con motivo de sus esponsales con el Príncipe Ernesto Augusto de Hannover, Duque de Brunswick. Entre esas joyas se encontraba esta tiara de diamantes. Algunos sitúan su procedencia en la Emperatriz Josefina de Francia, algo que nunca se ha podido probar. Sin embargo, sigue siendo motivo de debate y lo seguirá siendo hasta que se resuelva su origen real.



Sí se conoce en cambio que, en 1913, llega a las manos del joyero Hermann Jürgenses tras ser adquirida por el pueblo de Brunswick como regalo de bodas para su nueva Duquesa, Victoria Luisa. Hay varios retratos de ella luciendo la tiara a lo largo de los años, pero tras su fallecimiento estuvo tanto tiempo sin volver a aparecer, que muchos creyeron que había sido vendida. La tiara no fue lucida, en público, por ninguna de las nueras de Victoria Luisa y tampoco por las mujeres de sus nietos. No fue hasta la tarde de la boda de Federico y Mary cuando Carolina sacó del baúl una joya que muchos ya creían desaparecida. Se entiende pues, que sigue en la línea principal de la familia Hannover.


La Princesa Carlota, Duquesa de Valentinois, con el conjunto de zafiros

Carolina también llevó ese día un conjunto de brillantes y zafiros cabujón de su abuela, la Princesa Carlota de Mónaco. Están firmados por Cartier y forma parte de las joyas que Carlota dejó a su nieta y nunca a su nuera. El mismo conjunto fue lucido por ella en la boda de Rainiero y Grace.