Cuando doy la bienvenida a nuestros invitados, que han venido de cerca y de lejos, lo hago con una gran alegría. Este día es un gran día para nosotros, ya que nuestro hijo mayor comienza el camino de su vida con la mujer que ha elegido. También es un gran día cuando sentimos que toda la nación apoya su decisión, una decisión que es importante no sólo para el futuro de la pareja, sino para toda Dinamarca.

Por ello, la Reina y yo estamos encantados de poder reunir a miembros de la familia, jefes de Estado con fuertes vínculos familiares y de amistad, y representantes de la Dinamarca oficial, así como a buenos amigos del país y del extranjero.

En esta celebración se da una cálida bienvenida a todos.

No hay duda de que la estrella brillante de este hermoso día eres tú, Mary, llena de gracia y encanto. Al encontrar el camino hacia el corazón de nuestro querido hijo, Frederik, has seguido tu propio corazón, así como tu instinto.

He notado desde el primer encuentro contigo, tu reserva, tu sentido del deber que coincide con la fuerza y el dominio de tus sentimientos. Estas son cualidades importantes en tu vida venidera que te abre sus puertas oficiales en este feliz día. Bienvenida a nuestra familia y a nuestros corazones, donde siempre encontrarás un cálido refugio si lo necesitas.

Nos alegramos de veros rodeados de vuestros familiares más cercanos y de amigos venidos de lejos que han elegido acompañaros y animaros en este día tan especial en el que comenzáis vuestra nueva vida en Dinamarca.

Doy la bienvenida a todos nuestros invitados, familiares cercanos, representantes de familias reales afines, funcionarios y amigos de todo el mundo.

Este día de fiesta reúne en Dinamarca, en torno a la nueva pareja de herederos, a quienes, como nosotros, se alegran de la elección de nuestro hijo y desean aportar sus afectuosos deseos de felicidad.

Por último, Frederik, quiero decirte que me alegro por ti en este día. Siento en ti la misma alegría que sentí el día en que tu madre y yo nos dimos el "sí". Desde una isla lejana has traído una nueva y hermosa flor para adornar nuestras islas danesas; sé que posees las cualidades que harán que la flor prospere y florezca aquí.

Enhorabuena a los dos y bienvenidos a todos.

¡Este es el día! Un día de alegría y celebración que todos hemos estado esperando desde el compromiso en octubre. Muchos dirían que es mucho más largo. De hecho, como padres, supongo que el Príncipe y yo siempre hemos esperado el día en que nuestro hijo mayor se presentara ante el altar con su novia y le diéramos la bienvenida a nuestra casa, a nuestra familia y a nuestro país.

Frederik, desde muy joven has sido objeto de cálidos sentimientos tanto en tu familia como en todo el país; pero como Príncipe Heredero de Dinamarca, también has estado rodeado de gran atención desde una edad temprana, y eso no siempre ha sido fácil. Con el paso de los años, hemos visto cómo te has desarrollado y cómo has madurado y encontrado tu propio camino a través del trabajo duro y utilizando los ricos talentos que residen en tu mente. Tienes calidez y todos los que te conocen la sienten; inspiras confianza; eres alguien en quien apoyarse. Gran parte de esto se debe a tus propios esfuerzos; pero tus padres, papá y mamá, sabemos cómo has encontrado tu verdadero yo. Sucedió cuando conociste a Mary. Entonces la primavera llegó a tu mente, y floreció a tu alrededor, como florece ahora en este día de mayo.

Mary, hoy toda Dinamarca te recibe con los brazos abiertos, y tu nueva familia te acoge con la mayor alegría. Hemos llegado a conocerte y hemos visto cómo tu mente brilla en todos tus movimientos. Nos has saludado a nosotros, a tu nueva familia y a todos tus nuevos compatriotas con calidez y dignidad. Tú también inspiras confianza, a tu alrededor también florece el jardín de Dinamarca.

Dos personas que debemos echar de menos en este día de fiesta: tu madre, Mary, a la que nunca llegamos a conocer, y la abuela, Frederik, que no llegó a experimentar la entrada de Mary en tu corazón y en tu país. En este día, ellos dos, al igual que tus abuelos franceses, grand-papa y grand-mama, estarán en el pensamiento de todos los que los conocieron, y creo que todos ellos estarían encantados de ver tu felicidad y entender tus elecciones.

Sr. Donaldson,

Este es un día de celebración que todos compartimos, pero para usted y para su familia no está exento de una nota de tristeza; porque se echa mucho de menos a una persona: la madre de Mary, que en Dinamarca nunca conoceremos, pero que debería haber estado al lado de su hija en este día de felicidad.

No es de extrañar que usted y su familia sientan una pizca de aprensión; porque también es el día en que su última y más joven hija deja a su familia, pues ya ha abandonado el país donde creció para establecerse muy lejos. Ahora emprende una vida nueva y desafiante. Sus nuevos compatriotas la reciben con entusiasmo, no sólo como novia del Príncipe Heredero Frederik, sino también por las cualidades que ya perciben en ella. A medida que hemos ido conociendo a Mary, nosotros, sus suegros, hemos llegado a quererla y admirarla. Tiene una gran fuerza interior y desprende una calidez tranquila que inspira confianza. Ha demostrado el valor de depositar su vida futura en Dinamarca, ojalá seamos siempre dignos de su confianza. El Príncipe Consorte y yo le damos la bienvenida a nuestra familia y a su nuevo país.

Frederik y Mary, os esperan muchas tareas. En primer lugar, debéis construir un hogar juntos y crear vuestras propias vidas; al mismo tiempo, os embarcáis en una vida de gran compromiso. Ambos son conscientes de ello. Que puede ser un trabajo duro y solitario, lo sabes, Frederik, y Mary también lo percibe. Pero tenéis vuestra juventud y vuestra buena fuerza, vuestro espíritu cálido y vuestra intrepidez; y sabéis que hay muchas alegrías en hacer un buen trabajo, en estar al servicio de los demás, en poner todo vuestro empeño en servir al país y hacerlo con una sonrisa.

Sí, ahora es el momento de las flores. Todo el mundo está feliz y animado a su alrededor; pero no siempre es verano, puede ser lluvioso y ventoso, y a pesar de la brisa fresca, el jardín danés puede resultar a veces estrecho, por muy bonito que parezca. Pero esta noche no hay límites. Porque no sólo aquí en Fredensborg estamos reunidos en torno a vosotros. En todo el país, en las Islas Feroe y en Groenlandia, incluso en lugares tan lejanos como Australia, se está celebrando vuestra boda. Todos nosotros reuniremos ahora nuestros pensamientos sobre vosotros y nos uniremos para desearos toda la felicidad en vuestra vida y en vuestro trabajo, juntos y para Dinamarca.

Pido a todos los que están con el Príncipe y conmigo que propongan un brindis por el Príncipe Heredero Frederik y la Princesa Heredera Mary.

Sus Majestades, Sus Altezas Reales, distinguidos invitados, familiares y amigos

En el siglo XI, después de muchas batallas sangrientas, los vikingos saqueadores fueron expulsados de Escocia por una banda de hombres dirigida por el abuelo del primer Donald, el fundador del clan Mac Donald. Tal vez se preguntara por qué había llegado tan lejos, cuando aquí estamos, unos ocho siglos después, asistiendo a la unión de Frederik el Vikingo y Mary del clan MacDonald.

A lo largo de los últimos cuatro años, mi esposa Susan y yo hemos visto cómo la relación entre ambos florecía y se fortalecía, con este glorioso día como punto culminante.

Mary no estaba del todo emocionada al entrar en la vida, pero desde entonces ha abrazado todos sus regalos con gran entusiasmo. Su educación estuvo influenciada tanto por su madre, Henrietta, como por su abuela, Mary. Ha aprovechado con entusiasmo todas las oportunidades para ampliar sus horizontes, y se ha convertido en una mujer maravillosa con muchas y hermosas cualidades. Tenemos innumerables recuerdos de la estrechísima relación que existía entre Mary y su madre: los viajes diarios a lomos de la bicicleta por Clear Lake City cuando vivíamos en Texas; los numerosos y tempranos viajes en coche a los que fue su primer gran amor, es decir, los caballos que tenía en Tasmania; y el continuo y estrecho contacto entre madre e hija incluso cuando se trasladó a Melbourne tras graduarse en la Universidad de Tasmania. Henrietta estaría muy feliz por Mary, aquí, en su gran día.

Mi hija es muy hermosa, très belle, no sólo por su apariencia sino en muchos otros aspectos. Esto es evidente en la forma en que cuida de su familia y amigos, y en su actitud ante la emocionante y exigente tarea que ahora tiene por delante. Estoy orgulloso de ser el padre de una hija muy cariñosa.

Aunque los padres tienen poco que decir en estos días, es con gran alegría y confianza que la confío al cuidado de Frederik. Frederik es un joven inteligente, deportista, alegre y extremadamente atractivo. ¿Qué más podría desear un suegro? A Frederik le diría: Bienvenido a nuestra familia.

Me gustaría citar un versículo para que reflexionen. Es del poeta nacional escocés Robert Burns, que dice:

"Crear un hogar seguro y feliz
para gente pequeña y viva,
esa es la verdadera hazaña del corazón
en la vida de un hombre".

Sus Majestades, Sus Altezas Reales, queridos amigos, les pido que se unan a mí para proponer un brindis por la pareja nupcial con el deseo de que vivan una larga y feliz vida juntos.

Sus Majestades, Sus Altezas Reales - Mi querida nueva familia,

Querido John,

Qué privilegio, qué emoción, qué extraordinario sentimiento de felicidad has creado en mí. Se podría decir que Mary también le pertenece, pero a partir de hoy ella me pertenece y yo le pertenezco a ella.

Pero en esa frase hay mucho más que palabras.

Significa el final de un periodo de libertad, de ensayo y error, en el que la responsabilidad dependía sólo de mí. La sentencia también tiene otra vertiente que no ha hecho más que empezar. Para mí significa responsabilidad, confianza y compartir.

Al permitirme tomar la mano de Mary y guiarla hacia una nueva vida para lo bueno y para lo malo, me has mostrado que confías en mí para ser capaz y responsable en ese acto a lo largo de la vida que se llama amor. Por eso le estoy muy agradecido.

La quiero y la protegeré con todo mi corazón. Haré todo lo posible para que se sienta segura y como en casa en su nuevo país.

Querida Mary,

En el año 2000, en Sídney, los 5 anillos olímpicos se unieron por 25ª vez. Australia era para mí un continente desconocido e inexplorado, simbolizado entre otras cosas por el quinto y último anillo olímpico. Me encontré en un territorio desconocido entre extraños felices y festivos. Mi único equipaje en ese momento eran mis altas expectativas de estancia y una cierta confianza en mí mismo.

Casi 200 años antes, otro danés llamado Jørgen Jürgensen había llegado en circunstancias diferentes, pero también con grandes expectativas y confianza. Sin embargo, pronto abandonó Sídney y navegó hasta Tasmania, tu país, un estado de Australia.

Aquí se forjó una reputación que terminó por matarlo.

Sólo llevaba dos días en Australia y nuestro destino ya estaba sellado. Aunque todavía no seamos conscientes de ello, el resplandor que posees brilló con claridad desde nuestro primer encuentro. Desde entonces me he encaprichado y me he vuelto adicto a él.

Hasta entonces, mi vida era una búsqueda de mayor autonomía, sin limitar mi espacio. Mis posibilidades eran amplias y mi mundo a menudo solitario. Pero ambos se fortalecieron continuamente en el tiempo y en el espacio porque mi curiosidad y mi creencia positiva en lo último impulsaron mi trabajo.

Entonces viajaste a mi mundo, y ya han pasado muchas cosas. Ahora hay dos mundos -probablemente más-; son los que ahora exploraremos juntos, uno al lado del otro. En la luz y en la oscuridad, en verano, en otoño, en invierno, en primavera... siempre.

La alegría y la fuerza que me das es como el sol en el día, que con su resplandor golpea toda duda y oscuridad en la tierra. Y como la luna en la noche brillas, despiertas con un justo resplandor de dulzura que despoja a los símbolos de las tinieblas de su burla y engreimiento.

A menudo elijo ver la luz de un nuevo día como el renacimiento de lo intacto, lo inexperto y lo inocente. Quizás un poco ingenuo, pero es maravilloso jugar a que todo empieza de nuevo. Un nuevo mundo nace de nuevo con la luz del nuevo día.

Este momento es el de "nosotros" dos: nuevos juntos, jóvenes juntos, inocentes juntos, enamorados juntos, simplemente juntos. Me das seguridad, alegría y felicidad.

Estoy casi rebosante de asombro por lo que nos deparará el futuro próximo y lejano, y serás tú quien responda. Pero intentaré controlarme, porque dos preguntas ya han sido respondidas con un sí por parte de ambos. Son respuestas que nos valen para siempre, y si necesitamos luz en nuestra búsqueda de respuestas, sólo tenemos que levantar los ojos y mirar al cielo. Ahí está la eternidad, que también puede mostrarnos el camino que a veces se pierde.

Te amo Mary - ven déjanos ir, ven déjanos ver - a través de mil mundos nos espera el amor ingrávido.

Sus Majestades, Sus Altezas Reales,

Pido a todos que se levanten y se unan a mí en un brindis por mi novia.

Tras la cena, los invitados se trasladaron hasta el corazón de palacio, en la Sala de la Cúpula. Esta estancia, la de mayores dimensiones del edificio, sirve de escenario para los banquetes y fiestas que se celebran en Fredensborg. Mide 15 m. por 15 m. y tiene una altura de 27 m. En la cúpula abovedada del techo, la luz entra a través de cinco ventanas de marco rojo y de una linterna dispuesta en la parte superior. La Familia Real danesa lleva celebrando aquí recepciones de boda y banquetes desde hace 300 años.

Victoria de Suecia miraba su reloj porque, efectivamente, la hora clave eran las 12. Según la etiqueta, el baile debe tener lugar antes de la medianoche. A pesar de que la cena se retrasó, los numerosos invitados y los novios tuvieron tiempo de llegar hasta la Sala de la Cúpula antes de que las saetas del reloj se uniesen.

Los novios hicieron su entrada en la gran sala y se posicionaron en el centro de la misma. La orquesta, dispuesta en un extremo, estaba lista; los invitados también.

Según la tradición danesa, el vals se baila con los acordes de Niels W. Gade de la obra "A Folk Tale" de August Bournonville. Un cuento popular plasmado en un ballet de tres actos, creado en 1854 para el Real Ballet Danés por el maestro y coreógrafo danés Bournonville con música de Johan Peter Emilius Hartmann y Niels W. Gade. La primera representación tuvo lugar el 20 de marzo de 1854. Ambientado en la Edad Media, el ballet cuenta la historia de un mutante que vive entre trolls y elfos.

Bournonville encontró su inspiración en una colección de canciones nacionales danesas publicadas por el filólogo R. Nyerup y el compositor A.P. Berggren en la colección de leyendas populares danesas de J.M. Thiele entre 1818 y 1823. Bournonville también se inspiró en los cuentos recopilados por los hermanos Grimm en Alemania.

El suelo de mármol con patrón de estrellas que pisaban todos, tiene un único defecto y es deliberado. Federico IV así lo ordenó, porque creía que nadie tenía derecho a desafiar la única fuente de perfección: la de lo divino. La tradición rige que el vals nupcial se baile sobre esas mismas baldosas, poco antes de la medianoche. La misma tradición dispone a los invitados alrededor de los novios, encerrándolos en un círculo para acogerlos en su primer baile de recién casados.

Junto a los novios, el resto de invitados se arrancó a bailar hasta la madrugada, momento en el que la pareja abandonó Fredensborg en un Rolls&Royce negro. El mismo había sido decorado con espuma y latas atadas con cintas por el Príncipe Joaquín. Los recién casados iniciaban así su luna de miel con rumbo desconocido.