Celos en Dinamarca: El beso de la polémica
CARMEN VILLAR MIR
El escándalo está servido. Dinamarca, Noruega y toda Suecia no podían ayer dar crédito al contemplar la foto que ilustraba la portada del «Svensk Damtiding», el «Hola» escandinavo. En esa imagen aparece Joaquín, benjamín de Margarita de Dinamarca, a punto de besar a su cuñada Mary Donaldson. Ésta no parece incómoda por el ataque, sino que le ofrece sus labios a la vez que pone la mano sobre el brazo. El titular bajo la foto no es menos extraordinario: «Escándalo de celos en la Real Casa de Dinamarca» y «Joachim tafsar på Mary! (algo así como Joaquín manosea, toquetea o mete mano a Mary)».
En páginas interiores podemos leer, entre otras cosas, que «ha pasado lo que tenía que pasar» ya que, presuntamente, de quien Joaquín está enamorado no es de su esposa sino de la mujer de su hermano Federico. ¡Todo un drama como escrito por Shakespeare! Escribe esa revista que tal vez no sea casualidad que Joaquín haya encontrado en la francesita Marie Cavallier a la doble de la australiana Mary. Efectivamente, ambas jóvenes parecen clonadas. Tienen el mismo porte elegante, la misma estatura y peso. Idéntica cabellera larga y castaña, ojos de gacela color caramelo e idéntico corte de cara.
Todo ocurrió durante el concierto y fiesta de gala del «Livsgardet», el Regimiento de la Guardia Real, celebrado en el famoso Tívoli de Copenhague. Tras los festejos, el recién casado Joaquín, que parecía haber bebido demasiado, se acercó a Mary Donaldson con gesto posesivo. Según la citada publicación, «Joaquín agarró a Mary y la besó intensamente. Un contacto físico que no fue fraternal, sino un apasionado y ardiente ataque que terminó con un largo beso en la boca». Aunque parezca chocante, la bella Mary no solamente se dejó besar sino «que participó con una sonrisa en la demostración de amor de su cuñado». Mientras tanto Marie con cara de circunstancias pasó el mal rato de la forma más civilizada que pudo.
Según manda el protocolo, Joaquín y Marie siempre deben estar un paso detrás de los futuros reyes. Por eso resultó doblemente chocante que a la salida del acto, el hijo pequeño de la Reina, que debería haberse mantenido en un segundo plano, rompiera filas para besar a su cuñada. Lo ocurrido, que puede achacarse a que el príncipe habia bebido demasiado, algo a lo que nos tiene acostumbrados, ha elevado las simpatías hacia la «recién llegada» Marie, quien al mes de su boda ya tiene que soportar el mal comportamiento de su marido. Sin embargo, su chic francés, su sencillo traje de seda y su brillante cabellera, agradó a los daneses que la coronaron esa noche como la más elegante.
Este episodio es, sin duda, la gota que llena el vaso de la muy comentada rivalidad entre las dos princesas de Dinamarca. Es bien sabido que aunque ambas jóvenes guardan las formas en público y se esfuerzan por parecer amigas, existe un fuerte antagonismo entre ellas. Un antagonismo alimentado por los medios que organizan concursos para elegir a la mejor vestida, a la que mejor se expresa en danés (ambas dominan inglés y francés), o a la que mejor cumple con sus obligaciones. Se dice que Mary aprovechó ese apasionado beso para sacar un punto de ventaja a «su rival». El hecho de que siendo francés Enrique Monpezat, consorte de la Reina, dé trato de favor a su compatriota y segunda nuera, no anima precisamente el ambiente.
La «dulce china» y Federico
Al margen de este episodio, los biógrafos de la corte han desvelado otro secreto bien guardado: Alexandra, la «dulce china», ex esposa de Joaquín, estaba perdidamente enamorada de Federico, pero tuvo que conformarse con el benjamín, a quien esposó al comprobar que el Heredero no la hacía caso.
¡Pobre Reina Margarita! Esta augusta dama,
modelo de esposa y madre y reina ejemplar, no solamente tiene que soportar las «jaimitadas» y complicada personalidad de su marido y las aventuras de sus hijos. Hoy debe hacer la vista gorda a la rivalidad entre sus nueras y a esa encendida «guerra entre Princesas» que debe incomodarle. Como bien dijo Shakespeare en uno de sus dramas, «algo huele a podrido en el Reino de Dinamarca».
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Estos si que saben montar un culebron....que de tonterias se pueden contar...pero me ha parecido divertido...