Lamballe escribió:
¡Cuánto me he confundido yo con esta señora, cuánto ha tenido que caerme la mierda en la boca!¡Con qué paciencia, a lo largo de años y años, intentaba darme argumentos Anabolena que me negaba a admitir!
Pues efectivamente, Anabolena ¡Tenías toda la razón, desde el primer día! Hoy la Reina y tú tenéis todo mi respeto. El que otros perdieron.
No eres el único Lamballe, yo también era del campo anti y me comí todos los bulos que mandaban desde Zarzuela hasta que estalló la amante, el elefante, los negocios del cuñado, el dinero que volaba con las cuñadas, el maltrato de la suegra por su propio marido y todo cerró. Esa mujer estaba haciendo lo que podía en un ambiente hostil que soñaba con el divorcio y confirmar todos los prejuicios, la ropa, la cara de culo (como decimos en Argentina), el rictus siempre reservado, serio, cuando no adusto, el mimetizarse con la pared, no llamar la atención, todo tenía una razón de ser. Ídem el hijo que más no podía hacer sin desafiar al padre-rey.
Hicieron lo que había que hacer, SM El Rey se ganó otra estrellas a mis ojos, no fue el campechano, fue a poner la cara, algo que su tarabuelo Alfonso XII hizo, a riesgo de que se la fuera la vida por la tuberculosis que cargaba, pero estaba donde que había que estar que ser monarca no es solo disfrazarte con las condecoraciones para las fotos sino ayudar a transformar.
No fue fácil pero los dos ahí, y sí, vimos otra Letizia reina, quebrada como no la habíamos visto desde el entierro de su hermana. Pero está bien, insisto, plantaron cara. Y ojalá sirva para activar las cosas porque dejar a la gente abandonada ante una mala burocracia (lamento decirles que Uds. son famosos en este sentido) y rencillas miserables es indignante.
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"Ma fin est mon commencement,
et mon commencement ma fin".