Almanzor se ha olvidado de Castilla, ni ataques a fortalezas, ni saqueos o cabalgadas durante cuatro años. Sí que continúa presionando a León por la zona portuguesa tomando Viseo y Lamego y repoblando Coímbra con la colaboración de algunos mozárabes en el año 994, pero lo que es Castilla nada de nada
El caso es que aparentemente tiene una razón de peso: su ambición de poder en su propia casa, Córdoba, donde ya sabéis que tiene ganas de hacerse rey de pleno derecho. Comienza por sellar los documentos de la cancillería con su propio sello y no el del califa, su hijo Abd al-Malik se convierte en primer ministro a los 18 años y Almanzor toma el título de
Malik carim o noble rey. Todo esto empezó a causar malestar en el reino y por una vez la oposición no venía del ejército, al que tenía comprado, ni de personajes prestigiosos puesto que los había eliminado todos, la oposición venía del pueblo que empezaba a sentir pena por ese pobre muchacho, califa nominal, al que sólo podían ver muy ocasionalmente, cuando Almanzor le permitía pasear por la ciudad rodeado de dos filas de guardias. Fue entonces cuando su madre Aurora, la antigua amante de Almanzor que ahora le odiaba como es lógico, intentó hacerse con el tesoro real para ahogar económicamente al usurpador. El caso es que la jugada le salió mal, Aurora quedó para siempre encerrada en el harem y su principal valedor, un jefe bereber llamado Ziri Ibn-Atia, fue humillado en el campo de batalla.
Viendo la cosa ponerse negra, Hisham debió pensar que no le compensaba tanta conjura y era mejor vivir en una jaula de oro, pero vivir al fin y al cabo. Se declaró incapaz de gobernar, confió el tesoro a Almanzor y se retiró de la vista pública permaneciendo en el lujo de su palacio
El caso es que todos estos tejemanejes le dieron a García la idea de que Almanzor le dejaba en paz por una razón lógica, más allá de respetar la paz conseguida con la cabeza degollada de Abd-Allah, y digamos que se “relajó”. No dejó de mantener contactos con otros reinos para formar su soñada alianza contra el Islam, aunque ningún reino estaba dispuesto sencillamente porque todos besaban la babucha del cordobés, las fronteras se vigilaban y las fortalezas se reforzaban, pero creo que por un lado García olvidó en cierto
modo que se las veía con una astuta serpiente y por otro jamás, ni en sus peores pesadillas, imaginó que el golpe de gracia le iba a llegar de donde vino
Ese mismo verano de 990, cuando Abd-Allah estaba a punto de perder la cabeza, viendo que la campaña musulmana iba a por Castilla, Vermudo decide asomar la nariz desde su refugio gallego, dirigirse a León y tratar de imponer un mínimo de autoridad, o al menos de hacer el paripé
Es por eso que firma varias donaciones a iglesias y en una en concreto, del 25 de julio, nos dice que el rey ha retornado al corazón del reino (ya era hora, gallina
) Junto a él confirman como testigos varios condes, que sabemos que en su momento se habían vuelto en su contra y a favor del enemigo, por lo que los documentos se hacen eco de lo indulgente y conciliador que es el monarca. Seamos sinceros Vermudo, si te dedicases a perseguir y castigar a todos los que te dieron la patada en el trasero y colaboraron con Almazor, te quedabas sin nobleza en León así que simplemente los “admites en tu gracia con excesiva generosidad” porque no te queda otra. Si no ¿por qué ibas a nombrar alférez real a Gonzalo Menéndez, que fue uno de los primeros en clavarte el puñal por la espalda? A Conancio, una suerte de Jorge Javier Vázquez de la época, cotilla impenitente al que le gustaba sembrar rumores falsos y que se había hecho eco de la supuesta muerte del propio rey, lo suelta conmovido por los ruegos de su esposa y de su madre. Suero Gundemáriz, un revoltoso incorregible que había devastado zonas enteras de Galicia, también es tratado con extrema benignidad. Y es que no le queda otro remedio, si alguna vez reúne el valor suficiente como para plantar cara a Almanzor, estos son los guerreros que tiene para la campaña, no hay otros, y de paso con su magnificencia consigue la adhesión de sus nobles restaurando un amago de autoridad en el reino. Con Almanzor preocupado de las intrigas de Aurora, los nobles leoneses abandonados a su suerte se someten con lealtad sincera, o no
, al monarca leonés e incluso asoma la nariz el mismísimo García Gómez de Saldaña.
Viendo la cosa calmada, en otoño de 991 Vermudo II se encuentra en su capital dispuesto a tratar con el conde García de Castilla un acuerdo de colaboración para luchar contra el enemigo común. Menudean embajadas entre Burgos y León, que está siendo reconstruida a pasos agigantados, y al final queda firmada una alianza como se suele en estos casos, con una boda. Igual es momento de dirigiros al principio del hilo, al Vandal-arbolito genealógico, para no perderos
Hace unos diez años que Vermudo está casado con Velasquita, a quien durante mucho tiempo se creyó hija de Ramiro II (el de Simancas 939) y hermana de Ordoño III, lo que curiosamente la haría tía de su marido, una cosa un poco extraña sin dispensa papal y todo eso, así que actualmente y con nuevos documentos estudiados los expertos la hacen hija de Ramiro Menéndez, hijo del conde de Deza Hermenegildo González (cuñado de Ordoño II de León que estaba casado con su hermana) y de Adosinda Gutiérrez, nieta del conde Ero Fernández, un magnate de la corte de Alfonso III el Magno.
La dama le había sido muy útil cuando peleaba contra Ramiro III, atrayendo partidarios y simpatías pero ahora, que pasa de los 40 años y no le ha dado un heredero, sólo una infanta llamada Cristina Vermúdez, se convierte en un estorbo. Es un hecho que Vermudo es un picaflor y le conocemos al menos cinco hijos bastardos, así que por su lado no había problemas, si no hay heredero la culpa es de Velasquita y el desenlace parece evidente, repudio y a buscarse otra esposa más joven. Hacia el 989 la dama deja de aparecer en la documentación real y sabemos que se retiró a la ciudad de Oviedo en compañía de su hija profesando en el Monasterio de San Pelayo de Oviedo, donde era abadesa la reina Teresa Ansúrez, viuda de Sancho el Gordo y tutora durante la minoría de edad de su hijo Ramiro III. Lejos de llevarse mal, no olvidemos que el marido de una arrebató el trono al hijo de la otra, entre las ex reinas probablemente se fraguó la idea de unir ambas líneas reales mediante el matrimonio de Cristina, la hija de Velasquita, y el nieto de Teresa Ansúrez, el infante Ordoño Ramírez el Ciego dando lugar a unos de los linajes más importantes de Asturias.
Y así se firma una nueva alianza con Castilla cuando el rey de León se casa con Elvira, hija del conde García y prima carnal de su marido (García y Urraca, la madre de Vermudo, eran hermanos), que aparece ya en documentos públicos desde 992 y que no tardará en darle un hijo, Alfonso V. El bodorrio debió ser entre el 26 y el 30 de noviembre de 991, con fiesta, banquetes y donaciones varias a iglesias donde nuestro conde firma como testigo con un sencillo
Garsea comes. Ya no es necesario lo de
dux eminentior, todo el mundo sabe quién es: primero, el defensor de Castilla y después, el suegro del rey
Estas son varias imágenes del monasterio de San Pelayo de Oviedo. El edificio actual es barroco, y francamente carente de interés para nuestra historia, así que os tengo que poner estas fotos tan pequeñas porque esos tres arcos que veis debajo es lo que queda del antiguo claustro románico, que las monjas guardan hiper celosamente y del que no hay manera de encontrar imágenes decentes.