Yo sí estoy de acuerdo con Amélie en que el mayor reto de la monarquía es justificar su existencia. Hablo exclusivamente por mí y sin echar mano de comparaciones con repúblicas vecinas ni con monarquías cercanas, aun a riesgo de parecer por todo ello ombliguista, provinciano y falto de perspectiva. Para mí la mayor razón para ser republicano (casi la única) no es práctica, es una cuestión simbólica solamente: la monarquía es el icono por excelencia de la desigualdad social, que nos recuerda de forma permanente que siempre habrá unos arriba y otros abajo; por eso no quiero monarquías, aunque una república jamás llegue a ser totalmente igualitaria ni perfecta, aunque nunca deje de haber clases, pero por lo menos quiero soñarlo y aspirar a ello sin tener siempre delante ese recordatorio vergonzante de épocas pasadas en que unos lo eran todo y otros no eran nada.
Y aún así, en momentos como los actuales es cuando la monarquía puede hacerme zas en toda la boca y demostrarme que sirve realmente para algo. Ahora es cuando la monarquía puede hacer algo que me arranque un ole por los Borbones, que me haga creer, aunque sea un espejismo, que realmente están 'de mi parte'. No necesito que me recuerden eternamente el 23F, necesito otro 23F que vuelva a transformar a la monarquía en el referente de todo un país (pero a ser posible que no sea un montaje), o en su defecto otros muchos 23F pequeñitos y cotidianos, y lo que no necesito es un goteo incesante de motivos para avergonzarme de vivir bajo una monarquía. Pero ahora tengo bastante más de lo segundo que de lo primero...
Ahora mismo la única de la FR que me alegra de vez en cuando con un pequeño 23F es Letizia, cuando se acerca a la señora con camiseta reivindicativa a la que el politicucho de turno ha intentado hacer a un lado, cuando defiende el matrimonio gayer después de las declaraciones de la bocachancla de su suegra (gracias, Lore, por el palabro), cuando deja caer una pullita contra los recortes sanitarios del gobierno, cuando la veo dar un discurso con las tablas que le faltan a toda su familia política después de ¡40 añazos! de oficio. Los demás cubren el expediente, y a veces ni eso, pero ella, además, se moja. Pero claro, ella sola no es la monarquía, por tanto sus gestos (o algún otro esporádico y aislado de otros miembros de la familia) no sirven de nada, si no se transforman en norma habitual y compromiso visible de todos los que forman la institución.
Así que, en mi caso particular, el mayor reto de la monarquía, en este caso la española, sí es que me justifique su existencia, cuando lo haga podré decir que tengo el corazón republicano pero la mente monárquica; de momento lo único que han conseguido es que la soporte como un mal menor en espera de tiempos mejores, que llegarán, no me cabe la menor duda...
Y perdón por el testamento, en realidad no he hecho más que abundar en cosas ya dichas. Si alguien lo ha leído entero que Dios (perdón, quiero decir el Duque de Octavius) le premie la paciencia...
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"Buscad la Belleza, es la única protesta que
merece la pena en este asqueroso mundo"
(R. Trecet)