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Otro interesante pasaje de la autobiografía "Yo, Cayetana" en el que habla del bombardeo de Liria y otros asuntos que estamos tratando en este hilo.
Recuerdo perfectamente el día en que llamaron a papá al Claridge con una terrible noticia. Tengo grabada en la mente su cara de desaliento, de desazón, algo raro en él, que no acostumbraba a dejar que las emociones afloraran a su rostro. «Tanuquinet —me dijo—, nos hemos quedado sin casa. Han bombardeado Liria y todo está destruido por las llamas».
Es difícil explicar lo que sentí. Liria era mi hogar, allí había nacido, allí había muerto mi madre, allí estaban las personas que quería, las que me habían visto crecer desde pequeña y que no habían venido con nosotros a Londres. Se me encogió el corazón, el estómago, todo.
Dejo para los historiadores la cuestión del bombardeo de Liria, aunque aún no se han puesto de acuerdo. Se dice que fue una bomba de la Legión Cóndor la que provocó la destrucción, pero la fiel Paquita, el ama de llaves, nos contó que luego los milicianos terminaron de quemar y de destruirlo todo y que también dispararon contra mi querido poni, Tommy. Aún recuerdo lo que sentí cuando me dijeron que el pobre animal había muerto; no sé quién me lo contó, supongo que alguien del servicio. Parece ser que así fue como acabaron con Tommy, seguramente mi mejor compañía desde que yo tenía cuatro o cinco años, lo que yo más quería.
Aunque mi padre ya había tomado medidas con respecto al patrimonio del palacio desde que comenzaron las revueltas, tras el exilio de los reyes, y había tenido la precaución de embalar las principales obras de arte y enviarlas a la Embajada británica en Madrid —alguien le dijo a Jesús, mi segundo marido, que algunas piezas fueron a parar a los sótanos del Banco de España—, lo cierto es que se perdieron objetos muy valiosos del patrimonio de los Alba, además de piezas de gran valor sentimental. Con todo, en los sótanos de la embajada se almacenaron muchas cajas con los nombres de «DUQUE DE ALBA» y «DUQUE DE BERWICK», este último un título muy apreciado en Inglaterra. Allí se guardaron y custodiaron las cartas autógrafas de Cristóbal Colón, un dibujo de la nao La Española realizado por el descubridor, una Biblia de 1430, la edición principe de El Quijote, el testamento de Fernando el Católico y un libro de horas extraordinario... Hoy en día todas estas joyas pueden verse en Liria.
La bomba que más daño causó en el palacio cayó sobre mi dormitorio. Parece que lo estoy viendo en este momento, todo de color rosa. Se perdió por completo, incluido el cuadro de la Virgen que había sobre la cabecera de mi cama, una obra de Eduardo Rosales. Gracias a la previsión de mi padre, se salvaron los cuadros más importantes; pero del resto, de los que llamamos «cuadros de pasillo», se perdieron muchos, y eran de pintores importantes. Papá también había enviado los mejores tapices y gobelinos a la Real Fábrica de Tapices, como hacía desde tiempo atrás para que fueran restaurados o se limpiaran durante el verano.
La biblioteca ardió por los cuatro costados y fue el personal de servicio el que días después recogió algunos de los libros a medio quemar, ahumados. Hoy pueden verse en Liria, colocados en las estanterías de la nueva biblioteca. Del palacio, obra del arquitecto Ventura Rodríguez, quedaron en pie, intactos, los cuatro muros exteriores, además de las estatuas y los escudos. Los hierros del palacio son los originales de cuando se erigió.
Cuando nos enteramos de que Liria había sido bombardeado, mi padre me abrazó y permanecimos así unos instantes. No me comentó nada, fue más adelante, al regresar a Madrid, cuando me preguntó qué quería hacer con Liria. Tendría yo unos doce años. Sospecho que ya desde entonces él tenía la ilusión de reconstruirlo.
Durante los años que estuvimos en Inglaterra, entre los cientos de personas importantísimas que tratamos bastante de cerca, frecuentamos mucho a Edwin Lutyens, el arquitecto del que ya he hablado antes. Lutyens era muy amigo de papá y, cuando estaban lejos, se escribían con bastante frecuencia. Sé que papá habló con él de los planos del palacio muchas veces, sobre la escalera, el hall... Vi las imágenes del bombardeo y del incendio de Liria en los cines de Londres, en una especie de nodo. Dieron la vuelta al mundo.
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), salvo la nº 6, que sí sé que es griega, del siglo V a.C., pero es verosímil que proceda de los duques de Alcalá...
y a todos los que haceis aportaciones 
De todas formas, me extraña mucho que del piso de la Duquesa de Osuna se sacara por la Junta del Tesoro Artístico hasta una cajita que contenía unas pastillas de tinta china y que de Liria no salvaran los cuadros "de pasillo"