Volviendo al tema inicial de la peor boda del siglo XXI, yo me decantaría por aquellas uniones con personas sin peso, es decir, sin altura para la tarea que se supone que deben desarrollar, más allá de la tan traída sangre azul. Bien es cierto que, en teoría, los reyes y reinas actuales no gobiernan y apenas tienen más tarea reconocida que la de lucir palmito en saraos de medio mundo. Pero en la práctica, estos reyes demócratas y
modernos, tienen mucho más peso en las tareas de gobierno del que aparentan. Por lo tanto, que personas tan poco aptas para el puesto hayan accedido a posiciones tan privilegiadas, es un descrédito para una institución como la Monarquía que, encorsetada y anquilosada, apela a sus derechos y, en consecuencia, debe asumir sus obligaciones.
Es una vergüenza que personajes como Mette-Marit, Daniel Westling, Ari Behn o Camilla, sin ninguna cualidad digna de elogio (ojo, me refiero a nivel profesional, en ningún caso los critico a nivel personal), se hayan aupado a posiciones tan privilegiadas de la mano de sus principes/princesas; algunos de éstos, por cierto, con tan escasa valía como sus negados consortes.
Y nada, en breve Carlos Felipe se casará con la ex-concursante de Gran Hermano y todos tan contentos!