Ya que hablamos del castillo de San Servando vamos a mencionar un par de cosas de cómo fue el Alcázar medieval de Toledo y lo que se conserva de la época.
En 1085, la ciudad de Toledo fue tomada y anexionada a los territorios del reino de Castilla (de los que fue capital a partir de 1087) por las fuerzas castellanas dirigidas por el rey Alfonso VI, quien, tras conquistar la plaza, mandó reedificar el Alcázar árabe para su utilización como morada real, al tiempo que reforzó su fortificación para prevenirse del peligro almorávide. Posteriormente, los sucesivos monarcas, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso IX y Fernando III, la fueron ampliando y reforzando. Pero fue sobre todo en el siglo XIII cuando Alfonso X ‘el Sabio’ la embelleció, dotándola de su forma actual de cuadrilátero reforzado en sus ángulos por torres cuadradas, dando origen así al primer alcázar con esta forma. De esta época data su fachada oriental hacia el puente de Alcántara, la cual está dotada de matacanes.
Los matacanes son esa especie de cornisa que veis en el muro a media altura, como un estrecho balcón que recorre todo la pared, son un parapeto que se utilizaba para hostigar al enemigo desde arriba. Típico sitio desde el que tirar piedras y aceite hirviendo.
Desaparecida definitivamente la amenaza musulmana tras la caída del reino nazarí de Granada en manos de los Reyes Católicos, el 1 de enero de 1492, el Alcázar acrecentaría su función de morada regia. A partir de esta época, el Alcázar adquirió gran importancia en la vida política, social y cultural de España, pues fueron muchos los reyes que lo habitaron y muchos también los nobles, guerreros distinguidos y mujeres ilustres que pasaron por sus estancias a lo largo de su dilatada historia.
Además de los restos medievales fachada este, en unas recientes excavaciones arqueológicas se han encontrado vestigios de unos jardínes colgantes musulmanes del año 802, los más antiguos de España. De la época de los Trastámara destaca el hallazgo de un gran espigónn macizo, del que queda la planta y destruido al comienzo de las obras del Alcázar de Carlos V. Debió tener un torreón con caperuza y otro con un cadalso para defensa vertical; a partir de ahí, se encuentra el taller de los canteros que hicieron el Alcázar de Carlos V. Se han encontrado restos prehistóricos y romanos, pero aparentemente nada visigodo.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.