Su sucesor fue Muhammad I (852-886) que se tropezó con un problema mucho más grave: la rebelión de los muladíes que se prolongaría durante el reinado de sus dos sucesores y que a punto estuvo de mandar a la porra el dominio árabe de la península, una multitud de pequeños señores se hicieron independientes en algunas plazas fuertes como antecedente de los reinos de Taifas (Mérida, Ronda, Málaga) y sólo la proclamación del califato salvó al-Andalus del desastre.
Mientras, los asturianos hacen de las suyas con Ordoño I a la cabeza y los Banu Qasi tocan las narices en Aragón, osea que lo de siempre. Para ubicarnos más o menos, en este momento el rey asturiano apoya la sublevación de Toledo de la que hablamos en el hilo de la monarquía astur-leonesa y el conde Diego, hijo del primer conde de Castilla, funda la fortaleza de Burgos.
El siguiente emir fue al-Mundir (886-888) al que no le dio tiempo a hacer nada en dos años así que pasamos directamente a su hermano Abd Allah (888-912). Un tipo muy interesante porque se casó con Oneca, hija del rey de Pamplona, la que en segundas nupcias se casó con un noble navarro y fue madre de Toda (ver el cuadro genealógico de Vandal en la segunda página de este hilo)
Son los abuelos de Abd al-Rahman III.
Abd Allah no tuvo un reinado fácil tratando de acabar con todos esos pequeños señores que de hecho actuaban como reyezuelos dentro del territorio de al-Andalus: Umar b. Hafsun era el dueño de la costa andaluza, los muladíes de Elvira y Sevilla no paraban de alborotar, el señor de Bobastro iba por su lado también. Alfonso III el Magno de Asturias pone la frontera en el Duero y por primera vez aparecen los catalanes, con Wifredo el Velloso a la cabeza que consolida su frontera en el Llobregat. Encima un medio hermano asesina a su heredero Muhammad, muy joven el pobre, pero le había dado tiempo a tener un hijo con una prisionera vascona, nuestro Abd al-Rahman III, que sucede a su abuelo en el 912 con 21 años.
Claro que el abuelito se tenía merecidos todos los líos de su reinado. Fue él el que instigó a los dos hermanos a enfrentarse porque tenía miedo de que sus hijos lo suplantasen, así que una vez que Muhammad fue asesinado condenó a muerte a Mutarrif por el delito y nombró sucesor a su nieto, que por ser un niño no le iba a causar problemas.
Abd al-Rahman III de sangre omeya y vasco-navarra, hijo del emir de al-Andalus y biznieto del rey Fortún Garcés de Pamplona. Se teñia el cabello de negro, para parecer "serio" ante sus súbditos, pero sabemos que tenía el pelo rubio rojizo y los ojos azul oscuro.
Para mí representa verdaderamente esa Hispania en la que tres culturas se fusionaron para dar lugar a lo que somos ahora. Es en la alta Edad Media cuando se da esa mezcla, cuando princesas cristianas se casan con musulmanes sin que nadie levante siquiera la ceja con ironía, los Evangelios se traducían al árabe y los judíos preparaban ajoblanco y gazpacho en verano, los médicos de las tres religiones compartían conocimientos, las poesías árabes dieron lugar a las jarchas judías y ambas influenciaron los cantares de gesta cristianos.
La mentalidad de la gente es la misma entonces, no importa a qué Dios dirija sus plegarias. Entre la magia y la ilusión, entre la medicina y la hechicería, entre la astrología y la astronomía, los límites eran imprecisos. Todo tenía un significado, todo obedecía un orden y todo perseguía ser estable. En el románico la divinidad se comunicaba con el hombre a través de todas las cosas de la Creación.
¿Que de vez en cuando los mozárabes chiflaban e insultaban a Mahoma? se trataba de casos puntuales... ¿que casi cada verano los árabes y los cristianos organizaban sus cabalgadas de saqueo? eso se tenía más que asumido, era una forma de vida, de ganar prestigio y riquezas más que una cuestión religiosa, aún no es una Cruzada refrendada por el Papa. Pero el resto del año se vivía en paz, la gente viajaba de un lado a otro, las mercancías llegaban a los mercados de ambos lados de la frontera, etc. Desde el 711 hasta la muerte de Abd al-Rahaman III en el 961 median 250 años en los que la paz y la colaboración fue la tónica general, lo que pasa que a los historiadores sólo nos interesa contar la parte de la guerra y por eso da la sensación de que la gente se llevaba como el perro y el gato.
Es más adelante, en el gótico, cuando el hombre trata de dirigirse al cielo y de alcanzarlo, cuando comienzan a surgir los problemas. Época de peste, hambrunas y guerras. Curiosamente es la que normalmente se evoca al pensar en el medievo... Alfonso X el Sabio y su Escuela de Traductores arrojó un rayo de luz, pero sólo en cuestiones puntuales de cultura literaria, en el resto de las creencias y estilos de vida nuestros antepasados ya no estaban de acuerdo.
Sin embargo no podemos olvidar, como dice Pérez Reverte, que en este país todos tenemos un abuelo que se hartó de aborrecer el tocino
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.