Las espadas, lanzas, arcos y flechas, dagas, mazas, hachas y piedras, constituían la base del armamento de los ejércitos de la época. Naturalmente, su cantidad y calidad dependen de las posibilidades económicas del guerrero y de su grado de profesionalidad.
El equipo básico de un caballero consiste en silla, freno y espuelas para la montura, y espada, lanza y escudo para el combate. En las ilustraciones de la época se observan estribos, que facilitan mucho el equilibrio de un guerrero sobre la silla, y arzones traseros y delanteros (el arzón es un armazón curvado, de forma que la silla se adapta al caballo y a tu trasero. Un arzón delantero y trasero elevados te sujeta en la silla durante la carga de caballería y evita que salgas volando por encima de la cabeza de tu caballo, además el arzón delantero evita que te den "un golpe bajo" con la lanza y asegura que puedas transmitir tus genes a la posteriadad
) Es algo parecido a esta silla de montar marroquí
Los caballeros portan espada larga, heredera de la
spatha utilizada por la caballería romana del Bajo Imperio, cuya longitud, superior a la del
gladius, la hacía muy efectiva en su uso a caballo.
Esto es un gladius
Y esto son spathas (la diferencia de tamaño es evidente)
La espada, larga y ancha, de dos filos con un canal central, estaba compuesta de hoja, arriaz y pomo. La espada solía ser un bien hereditario dentro de la familia así que no os extrañe que muchos caballeros de la época lleven armas visigodas o tardorromanas.
Procedente del vecino imperio carolingio llegó a nuestros reinos la
spata franka, muy similiar aunque un poco más larga. También se usaba el tipo vikingo, todas son parecidas. La
Joyeuse de Carlomagno es un buen ejemplo.
Los infantes solían portar un tipo de espada de un solo filo, en algunos casos ligeramente curvada. No es por influencia musulmana sino por herencia de las falcatas ibéricas.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.