En los 1890s, el
modesto nivel de vida del viejo Nueva York se había convertido en una memoria lejana. Cornelius Vanderbilt IV presumía en la biografía de su madre como "nuestro mayordomo inglés se quejaba de que nuestra familia vivía con más pompa y circunstancia que muchas de las cabezas coronadas de Europa". Era fácil creerlo.
Las mansiones de los plutócratas estaban llenas de obras de arte traídas de Europa. Se compraban castillos enteros que se trasladaban piedra por piedra y eran reconstruídos en algún lugar de la costa este americana. Las únicas cosas americanas en las casas eran la plomería y la cocina.
Asimismo, los líderes de la escena social americana tenían amigos extranjeros. Los viajes a Europa no sólo eran para ir a Worth en París a comprar vestidos o a Duveen en Bruselas a comprar antigüedades sino también a disfrutar de la vida social europea. Así las paradas eran durante la temporada en Londrs, en Roma, en Montecarlo y, por supuesto, París.
Un ejemplo de dicho estilo de vida lo da la Sra. Ogden Goelet quien vivía en su yate "White Ladye" que paraba de bahía en bahía de acuerdo a las temporadas y se ganó el apelativo de "Steamboat Mary". Con ella iba su hija, Mary, quien creció con un punto de vista muy cosmopolita de lo que era el mundo.
Los Bradley Martin son otro ejemplo extremo de los ricos expatriados. Tenían una casa en la Quinta Avenida en NY en la que pasaban la temporada de invierno (la temporada social en NY). Tenían además tierras en Escocia y una lujosa casa en Londres donde ofrecían fiestas y partidas de caza durante el otono y la primavera. En dichas fiestas un gran número de parejas anglo-americanas fueron presentadas la una a la otra. La hija de los Martin, Cornelia, con una dote de un millón de dólares y sólo una mera relación con su tierra natal, parecía inevitablemente destinada a casarse con un aristócrata inglés.
La creciente exposición a Europa llevó a los plutócratas americanos a emular la vida de la aristocracia europea. El ideal de la nobleza territorial (no propiamente comprendido) resultó en el levantamiento de inmensas casas de campo todas juntas en sitios aceptables para el grupo social como Tuxedo Park y Newport. Especialmente Newport. La fantasía aristocrática, el mito personal de los plutócratas, tomó su forma más visible y concreta en los acantilados que miran hacia Rhode Island Sound.
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"I always try to dance when this song comes on, because I am the Queen, and I like to dance",
Lilibet